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J.C.
Martes, 10 de octubre 2023, 18:37
Uno de los patrones de conducta asociados al síndrome de Diógenes es la acumulación de basura u objetos inservibles. Algo similar está ocurriéndole a muchos en el plano digital, a raíz de la popularización de los teléfonos inteligentes: WhatsApp nos lleva a almacenar decenas de ... fotos y vídeos cada día; contenidos que se suman a toda clase de documentos y aplicaciones descargadas. ¿El resultado? Un dispositivo repleto en capacidad de almacenamiento, que a menudo funciona más lento o de forma errática.
Lo peor llega cuando intentamos dar con una instantánea o un archivo concretos: no tenemos muy claro dónde almacenamos qué y terminamos dando la tarea por imposible, después de muchos minutos deslizando el dedo por la pantalla táctil del smartphone. Por suerte, existen una serie de buenas prácticas orientadas a acabar con este síndrome de Diógenes tecnológico:
Antes de ordenar la casa, lo lógico es hacer acopio de nuestras pertenencias y desechar aquellas que ya no necesitamos. Lo mismo ocurre cuando queremos adecentar nuestro teléfono móvil. Para empezar, nada mejor que revisar las aplicaciones que hemos instalado desde que lo adquirimos: puede que muchas apenas las hayamos utilizado un par de veces, bien porque las descargamos con un propósito muy concreto (la aplicación turística de un destino vacacional), bien porque su desarrollador haya dejado de darles soporte (una plataforma de compra de entradas que ya ni siquiera existe o para la que está disponible una app completamente nueva).
El sistema operativo de nuestro móvil puede ayudarnos a identificar este tipo de aplicaciones. El apartado de configuración de iOS y Android indica la última vez que utilizamos cada una de las apps instaladas (pinchando en 'Gestionar apps y dispositivos' o en 'Almacenamiento del iPhone'). Igualmente, podemos borrar una aplicación pero no los datos que contiene, lo que evitará pasos de más si decidimos recuperarla en algún momento.
Tampoco está de más ordenar las apps por carpetas para encontrarlas rápidamente en caso de necesidad.
Uno de los grandes problemas que enfrenta cualquier usuario de smartphones es poner en orden su álbum de fotos. A las que tomamos con la cámara del aparato se suman aquellas que, como decíamos, recibimos a diario a través de las aplicaciones de mensajería instantánea. Evitar que se descarguen automáticamente desde WhatsApp (a través de sus ajustes de almacenamiento) es una buena medida preventiva, pero, ¿qué hacer si ya es demasiado tarde y tenemos miles de fotos en la memoria del teléfono?
Las últimas versiones de iOS incorporan una herramienta para detectar automáticamente las imágenes y vídeos duplicados (dentro de 'Álbumes' y 'Más ítems'). Al pinchar se nos ofrece la opción de fusionar aquellos archivos similares o que coincidan exactamente en resolución. En Android, lo más aconsejable es descargar una aplicación de terceros para el mismo fin, siendo 'Remo Duplicate Photos Remover' una de las más utilizadas.
Una vez limpia de morralla la fototeca, es importante comprobar si ha quedado asociada convenientemente la fecha, hora o ubicación de cada nueva instantánea que capturemos, lo que nos ayudará a localizarla a posteriori. En iOS resulta especialmente útil el apartado 'Personas', que identifica caras y agrupa por carpetas todas las fotos en que aparecen (tan solo tenemos que indicar el nombre de cada sujeto).
Los expertos en ciberseguridad hablan constantemente sobre la importancia de realizar copias de seguridad en nuestros teléfonos móviles. Así nos ahorraremos más de un susto si nos roban el dispositivo, se estropea irremediablemente o sufre algún ataque informático. Estas copias de seguridad también pueden ayudarnos a poner orden: si tenemos cientos de archivos guardados pero no tenemos claro si los necesitaremos más adelante o no, lo mejor es volcar todo ese contenido en una unidad de almacenamiento externa (discos duros, lápices USB o tarjetas de memoria de gran capacidad...) y borrarla del gadget original. Posteriormente haremos la criba desde la comodidad de un ordenador y procederemos a realizar una segunda copia de seguridad.
Las plataformas de almacenamiento virtuales (lo que se conoce como 'la nube') pueden venirnos de perlas a este último respecto. Algunas de las más utilizadas son Google Drive, iCloud, Dropbox, Mega... De hecho, iOS y Android basan buena parte de sus funciones en una integración automática con estos servicios: podemos configurar copias de seguridad periódicas o solicitar que determinados archivos se guarden al instante en la nube (o se descarguen de ésta solo cuando los necesitemos), haciendo que el espacio de almacenamiento apenas se resienta.
Más allá de respaldar toda esa información, en cualquier caso, debemos ser cuidadosos a la hora de preservarla. ¿Cuántas veces no hemos descargado un archivo y luego nos ha costado horrores encontrarlo por tener un nombre imposible de identificar? Por ejemplo, una nómina o un formulario administrativo apodado con una combinación aleatoria de números y letras. Deberíamos pasarnos de vez en cuando por la carpeta de descargas del móvil y renombrar tales documentos, agrupándolos a su vez por carpetas ('Facturas', 'Contratos'...).
Las acumulaciones desorbitadas también se dan en las cuentas de correo electrónico. Es posible que muchos tengan que lidiar constantemente con los avisos de Gmail u Outlook al respecto: «Su cuenta está al 99% de capacidad», lo que se convierte en un problema serio cuando alcanzamos el tope y dejamos de recibir comunicaciones importantes. Para no tener que estar borrando mails todos los días, lo suyo es recurrir a los filtros que estos clientes ponen a disposición: podemos pedir que nos listen aquellos correos que pesen más de equis MB para borrarlos todos de una sentada; o los de un contacto específico al que ya no prestamos interés (como una perfumería online, por ejemplo). Así volveremos a contar con suficiente espacio libre y nos ahorraremos problemas de sincronización con la app de correo del móvil.
El segundo paso para poner orden en el caos es, nuevamente, ser metódico. Darnos de baja de aquellos boletines que ya no nos interesen; evitar marcar la casilla que permite a terceros enviárnoslos cuando nos registramos en alguna web y, finalmente, categorizar correctamente los emails. Google cuenta con marcadores de destacados (el icono de una estrella) para localizar rápidamente las misivas más relevantes y también permite agruparlas mediante etiquetas: 'Banco', 'Trabajo', 'Familia'...
Como vemos, ser ordenados en lo digital implica ponernos manos a la obra y, una vez quitadas las telarañas, adoptar una serie de hábitos a largo plazo para impedir que vuelvan a aparecer. Lo mismo que ordenar el cajón de los cubiertos, solo que a base de tocar una pantalla táctil. Quién sabe, puede que la célebre Marie Kondo termine publicando un tratado fruto de aplicar sus preceptos a las nuevas tecnologías...
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