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Cada verano la misma disyuntiva: ¿enciendo el aire acondicionado o recurro al ventilador? Sí, el primero consigue enfriar cualquier habitación en pocos minutos, pero también es sabido que su abuso puede conllevar gripes estivales y vaciarnos los bolsillos (dado su impacto en la factura eléctrica).
Así las cosas, cada vez más españoles se agencian un ventilador rondando agosto: su gasto energético es bastante menor y podemos dejarlo conectado durante horas, lo que a la larga implica un mayor confort térmico. Sorprenderá, no obstante, que dediquemos un artículo al electrodoméstico estrella por estas fechas, pero es que existen tantos tipos de ventiladores como de hogares y usuarios: cada cual obedece a unas necesidades y, además, debemos atender a numerosas características antes de pasar por la tienda.
El tipo de ventilador clásico es el de torre o pie, que colocamos en una esquina del salón para disfrutar de las retransmisiones deportivas (o el cine de verano) sin sudores inoportunos. Es uno de los modelos más versátiles porque puede llevarse de una habitación a otra, además de regularse en altura, potencia e inclinación. Debería ser el elegido si nuestra casa u oficina no precisa de corrientes del aire más que en esta época del año; o para instalar provisionalmente en los destinos de veraneo.
Para aquellos domicilios ubicados en zonas cálidas por norma, o cuando dispongamos de poco espacio (como en un dormitorio), optaremos más bien por un ventilador de techo. Lo habitual es que integre iluminación, puesto que obedece a una instalación fija en pos de utilizarlo durante buena parte del año. Además, si no nos importa pagar un extra, adquirirlo con mando a distancia nos evitará recurrir a los incómodos interruptores de cuerda.
Obviamente, pocos hogares pueden permitirse instalar un ventilador de techo en cada habitación. Para las estancias secundarias, lo mejor es elegir un ventilador de pared: se ancla a la misma buscando que abarque la mayor superficie posible, lo que lleva a ubicarlo en las esquinas superiores, orientado hacia abajo.
En una categoría inferior encontramos los llamados ventiladores de sobremesa, que algunos eligen para sus oficinas o aquellos coches que, por su antigüedad, carecen de aire acondicionado. Así, podemos encontrar modelos con cable USB (para conectar al ordenador de turno) y toma de mechero. Claro está, la potencia de estos aparatos es comedida, pero hacen el apaño en los días más calurosos, cuando necesitamos concentrarnos en la conducción o el trabajo.
De un tiempo a esta parte también se están popularizando los ventiladores de bolsillo, pensados para enfocarlos a la cara mientras estamos por la calle o en plena visita turística. Gracias a su batería integrada (también los hay a pilas), basta cargarlos antes de salir de casa.
Y por supuesto, si contamos con el presupuesto necesario para ello, podemos hacernos con un moderno ventilador sin aspas. ¿Sus principales ventajas? Consume menos energía, es más silencioso y resulta seguro dejarlo conectado en presencia de niños o mascotas.
Ya hemos referido a uno de los más importantes a la hora de comprar un ventilador (el entorno en que vamos a utilizarlo), pero existen muchos otros condicionantes. Como la potencia. Cuanto mayor sea, mayor el flujo de aire, por lo que debemos elegir en función a los metros cuadrados de la estancia que queremos enfriar. En cualquier caso, los expertos recomiendan una potencia mínima de 30 a 40 vatios, con tal de conseguir un caudal de aire de en torno a 50 m3/10m2.
El tamaño y número de aspas tampoco es baladí: cuanto más grandes, más aire en movimiento (siempre es mejor perder algo de potencia que optar por un modelo con aspas pequeñas). En este punto, los expertos de la firma PcComponentes ofrecen las siguientes estimaciones: las habitaciones de hasta tres metros de largo y ancho necesitan un ventilador cuyas aspas midan entre 76 y 99 centímetros; hasta los cinco metros, entre 1,05 y 1,24 metros; y hasta los seis metros, entre 1,27 y 1,52 metros.
En cuanto al diámetro del ventilador, el gigante del comercio electrónico recomienda 1,12 metros para habitaciones de hasta 13 metros cuadrados; 1,20 metros si miden entre 14 y 20 metros cuadrados y 1,32 metros si superan los 20 metros cuadrados.
Pensaremos igualmente en el ruido del dispositivo (sobre todo si pensamos utilizarlo durante las siestas o por la noche): el modelo escogido nunca debería sobrepasar los 45 dB. Si no nos alcanza para uno de los ventiladores sin aspas que comentábamos (muchos bajan de los 38 dB), siempre podemos elegir cualquiera con distintas velocidades y utilizarlo a la más baja disponible. También deberíamos fijarnos si emite algún tipo de luz fija que pueda resultar molesta en entornos oscuros.
En última instancia, comprobaremos si nuestro nuevo ventilador incluye opciones de programación (a menudo inteligente, a través del smartphone), modalidades de funcionamiento específicas para la noche o el ahorro energético ('eco') y nebulizador (un pequeño depósito de agua utilizado para refrescar el ambiente en porches o terrazas).
Más allá de los ventiladores, la tienda especializada Servei Estació describe otros métodos efectivos para sobrellevar el calor dentro de casa. El más evidente es la instalación de toldos y persianas (que mantendremos bajados durante las horas centrales del día), pero también podemos optar por cortinas de algodón o lino (siempre tejidos ligeros y de colores claros) para mantener la temperatura de cualquier habitación. Además, siempre que sea posible, crearemos corrientes de aire abriendo ligeramente las ventanas de entrada del mismo y de par en par las de salida.
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