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'Esta red social perjudica su salud': Cómo salvar a los jóvenes de esta adicción

'Esta red social perjudica su salud': Cómo salvar a los jóvenes de esta adicción

Jóvenes y adolescentes pasan cada vez más horas absortos en unas aplicaciones potencialmente adictivas

J. Castillo

Martes, 25 de junio 2024, 00:47

Hace unos días, el cirujano general y máxima autoridad en salud pública de los Estados Unidos (Vivek Murthy) saltó a titulares por su intención de colocar mensajes de advertencia en las redes sociales. Algo similar a las etiquetas sobre los peligros de fumar que pueden encontrarse -junto a imágenes explícitas- en las cajetillas de tabaco.

Aunque la medida no puede entrar en vigor hasta la aprobación de la pertinente ley en el Congreso, Murthy se mostró decidido a llegar hasta el final en un ensayo publicado por The New York Times: «¿Por qué no hemos reaccionado ante los daños de las redes sociales cuando no son menos urgentes ni están menos extendidos que los que plantean los coches, los aviones o los alimentos inseguros? Estos daños no son un fracaso de la fuerza de voluntad ni de la crianza de los hijos; son la consecuencia de liberar una tecnología poderosa sin las medidas de seguridad, la transparencia o responsabilidad adecuadas».

El cirujano propone así que plataformas como Facebook, TikTok o Instagram muestren el siguiente mensaje nada más acceder a sus respectivas aplicaciones o sitios web: «No se ha demostrado que las redes sociales sean seguras». Y es que, en efecto, no se han llevado a cabo las suficientes investigaciones como para establecer (o desmentir) una correlación entre el abuso de las redes sociales y el descenso en el bienestar emocional de sus usuarios.

Plataformas adictivas por definición

Ante la duda, Murthy opta por la prudencia, especialmente en lo que a los niños y adolescentes estadounidenses respecta, quienes según una encuesta de Gallup pasan una media de 4,8 horas diarias consultando sus redes: «Una de las lecciones más importantes que aprendí en la facultad de medicina fue que, en caso de emergencia, no puedes permitirte el lujo de esperar a tener la información perfecta. [...] No hay ningún cinturón de seguridad que los padres deban ajustar, ningún casco que colocar en su sitio; solo hay padres y sus hijos tratando de resolver el problema por su cuenta, enfrentados a algunos de los mejores ingenieros de producto y a las empresas con más recursos del mundo».

Esto último, que las redes sociales están diseñadas para maximizar el tiempo que pasamos absortos en ellas, resulta la única certeza indubitable. El propio Murthy asegura haber oído de numerosos jóvenes cómo la consulta de una notificación suele convertirse en una sesión de varias horas frente a la pantalla de sus smartphones. Además, según una encuesta llevada a cabo por el Digital Wellness Lab del Boston Children's Hospital, un 46% de los adolescentes consultados dijeron sentirse peor emocionalmente tras estas maratones improvisadas.

La pregunta en el aire ante la proposición del médico estadounidense es si las etiquetas catastrofistas sirven para algo. Si volvemos al paralelismo con las cajetillas de tabaco, la respuesta parece ser afirmativa: tras aprobarse la obligatoriedad de estos mensajes en 1965 y durante el último medio siglo, el porcentaje de fumadores en EE.UU. ha pasado de un 42 a un 11,5 por ciento. En España, la prevalencia de tabaquismo también ha descendido (en 10 puntos) desde el año 2000, aunque hay quien habla de motivos coyunturales más allá de las mentadas etiquetas ilustradas.

Los perjuicios del 'scroll' infinito

Hacer 'scroll', esto es, deslizar el dedo reiteradamente por el panel táctil de un dispositivo móvil para visualizar publicaciones en las redes sociales, a menudo se asocia a estos perjuicios:

Estrés: Al hacernos conscientes del estrés ajeno (a través de discusiones en Twitter, por ejemplo), las redes sociales pueden inducírnoslo.

Empeoramiento del estado de ánimo: Algunos estudios han demostrado que leer malas noticias en el móvil nada más despertarnos puede condicionar nuestro humor durante buena parte de la jornada.

Ansiedad: Quienes usan varias redes sociales a menudo sienten ansiedad por si están perdiéndose alguna publicación de interés (el llamado 'FOMO'). En otras ocasiones, ésta se deriva de no obtener respuesta a los mensajes en el chat de turno, lo que hace que entremos a cada rato para consultar si han sido leídos.

Insomnio: Mucho se ha escrito sobre la luz azul que emiten los dispositivos electrónicos. De hecho, hemos interiorizado que consultar el móvil antes de dormir es una mala idea si queremos conciliar el sueño lo antes posible.

Problemas de pareja: Los 'likes' de un cónyuge a determinados perfiles generan situaciones de celos que pueden resquebrajar la confianza; por no hablar de la pérdida de comunicación que las redes conllevan. Encontrarse a una pareja cenando fuera, sin hablarse y cada uno enfrascado en su móvil es algo cada vez más recurrente.

Autoestima: Numerosas investigaciones han abordado las consecuencias de utilizar filtros en redes como Instagram, donde abundan las imágenes de cuerpos falseados. Empeora así la autopercepción del usuario promedio, quien emprende la búsqueda de un ideal inalcanzable.

Un bajo número de seguidores y 'me gusta' también puede ejercer un efecto negativo en determinadas personas, quienes desarrollan envidias, se sienten más solas o presentan cuadros depresivos. En cualquier caso, las rrss no afectan por igual a todos los individuos: cada cual presenta un estilo de vida y una personalidad diferente, lo que impide extraer conclusiones generales hasta que, como apuntaba Murthy, se incrementen los estudios pormenorizados en este campo.

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