Cómo organizar una cena de Nochebuena virtual

Estas fiestas van a ser complicadas para mucha gente porque no se pueden reunir con sus familiares y amigos –para otros no tanto, todo hay que decirlo–, pero es lo que toca en época de pandemia mundial, así que intentemos ser lo más prácticos posible. No se puede ir a casa de los abuelos, cierto. Nos va a dar una pena terrible quedarnos sin probar el postre que prepara cada año nuestra tía favorita, también. Pero no está todo perdido. Si una cosa aprendimos durante el confinamiento fue a sacarle chispas a las nuevas tecnologías para mantener el contacto con nuestros seres queridos pese al aislamiento forzoso.

Pues bien, llegados a este punto y con las restricciones de aforo impuestas por los respectivos gobiernos regionales a las reuniones familiares, una buena solución para sentir a nuestros seres queridos más cerca es precisamente recurrir a los avances tecnológicos. «Tenemos a nuestro alcance un abanico de recursos enorme que nos puede ayudar a pasar las fiestas mucho más acompañados de lo que nos imaginamos. Desde aplicaciones sencillísimas para hacer videollamadas hasta gafas de realidad virtual para los más puestos en la materia», explica Luis Villarejo, experto en nuevas tecnologías y cofundador de Inmersium Studio, una empresa dependiente de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) especializada en realidad aumentada. Si quiere sentir a sus familiares un poquito más cerca durante las próximas fechas sin temor a contagios, tome nota de las recomendaciones de los expertos.

«Una herramienta muy buena para poder conectarnos y que todo el mundo tiene en su móvil es el whatsapp. Además de enviar mensajes escritos y de voz, esta aplicación también permite hacer videollamadas con un máximo de ocho dispositivos a la vez, de manera que se puede invitar a la reunión virtual a comensales de hasta ocho casas distintas», precisa Villarejo.

El siguiente paso es colocar el móvil de manera estratégica para que encuadre bien a todas las personas que están sentadas en la mesa. Los técnicos recomiendan comprar un pequeño soporte de apoyo para el dispositivo –se venden en tiendas especializadas y en bazares desde un euro– y usar siempre la cámara frontal del móvil «para que enfoque a las personas de la casa y a la vez puedas ver a tus familiares en la pantalla».

En cuanto al lugar más adecuado para colocar el dispositivo durante la videollamada, Villarejo es partidario de sentarlo a la mesa. Literal. «Si vas a comer o cenar con cuatro personas, por ejemplo, coloca el dispositivo en el mismo lugar donde sentarías a un quinto invitado, de esta manera la gente que te está viendo al otro lado de la pantalla tiene la misma perspectiva que si estuviese sentado en tu casa».

«Si tiene un ordenador, que sería el siguiente paso en complicación, lo más recomendable es recurrir a alguna de las herramientas gratuitas que más se han usado durante el confinamiento para hacer videoconferencias tipo Meet o Zoom. Si no las conoce o su funcionamiento le resulta muy complicado, seguro que algún familiar más puesto con las nuevas tecnologías se lo puede explicar en un momento, incluso por teléfono. Son muy sencillas», propone el responsable de Inmersium Studio.

Los expertos aconsejan colocar el aparato en el mismo lugar de la mesa recomendado para el móvil o la tablet, siempre que sea un portátil. Si lo que tiene es un ordenador de escritorio, la logística ya se complica un poco más. En cualquier caso, un truco que recomienda Villarejo para el portátil o la tablet es bajarse la versión web de whatsapp. «Funciona de la misma manera que la del móvil, pero con la gran ventaja de poder ver la imagen en una pantalla bastante más grande. Si vamos a estar conectados durante mucho tiempo resulta mucho más cómodo».

Si las opciones anteriores no le convencen porque las pantallas del móvil o del portátil le resultan muy incómodas para una conexión tan larga, no se preocupe. Existe la manera de poder ver a sus familiares en la pantalla de la televisión. Eso sí, para poder hacerlo tiene que tener una tele con conexión HDMI –la gran mayoría la tienen– y estar dispuesto a gastarse unos 30 euros, más o menos, que es lo que cuesta el aparatito que lo hace posible. «Se trata de un dispositivo que permite compartir la pantalla de los dispositivos con la televisión. El más popular es el Chromecast y su funcionamiento es muy sencillo –explica Villarejo–. Se coloca el aparato a la tele y al arrancarlo te va a pedir la clave del wifi. En cuanto se conecta, se sincroniza con el resto de los dispositivos y duplica la imagen en la pantalla del televisor. Esta es una opción muy buena si queremos estar conectados durante toda la cena o la comida con el resto de familiares al ser un formato mucho más cómodo para la vista».

No pasa nada. Este tipo de conexiones también se pueden hacer 'tirando' de los datos del móvil, pero tiene un riesgo: el precio. «Si vas a estar dos horas y media de conferencia, ten en cuenta que las imágenes consumen mucho, por lo que es posible que agotes el saldo. Es posible contratar datos extra, pero infórmate bien antes de hacerlo porque la factura puede incrementarse en 30, 40 o 50 euros de consumo extra», coinciden los expertos consultados. Otra opción es comprar un pincho con datos. En cualquier caso, se debe tener en cuenta que «el hecho de que todos queramos contactar con nuestros seres queridos al mismo tiempo puede provocar saturación en las redes», advierte Víctor Gayoso, experto en ciberseguridad del centro universitario de tecnología y arte digital U-tad.

Los más 'high tech' de la casa tienen la opción de usar gafas de realidad virtual para las conexiones (a partir de 200 euros). Aunque lo «ultimísimo y más espectacular» es el tema de los hologramas generados a través de unas gafas de realidad mixta. «Cuestan unos mil euros y se usan sobre todo en la industria para hacer reuniones en remoto o para guiar a los trabajadores en la reparación de máquinas en tiempo real. Estos dispositivos generan hologramas de las personas y se pueden visualizar como si estuviesen a tu lado. Suena a ciencia ficción, pero llegará un día en que todos las tengamos en casa», predice Luis Villarejo.

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