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¿Está enfermándote tu casa?

¿Está enfermándote tu casa?

La calidad del aire, la iluminación o la temperatura impactan en nuestra salud sin que nos demos cuenta

J. Castillo

Jueves, 10 de octubre 2024, 00:05

Concebimos nuestro hogar como un lugar seguro; un santuario en el que refugiarnos cuando nos puede la presión cotidiana. Sin embargo, pocas veces reparamos en las condiciones de salubridad inherentes a esas cuatro paredes. Quienes suelan despertarse en plena noche o levantarse cansados e irascibles (así como los afectados por alergias espontáneas) harían bien en preguntarse si el origen de sus problemas no se encontrará en la cocina, el salón o el dormitorio.

Afortunadamente, numerosos dispositivos del llamado hogar inteligente pueden ayudarnos a mejorar nuestra calidad de vida. Comenzando por la iluminación.

La importancia de la luz

Por norma, todos buscamos hogares que reciban luz solar directa, dados sus múltiples beneficios para la salud: aportan vitamina D, mejoran el estado de ánimo, estimulan las defensas, regulan los niveles de colesterol en sangre e incluso protegen frente a problemas cardiovasculares. Ahora bien, si nuestra casa suele estar en penumbra, una buena idea es optar por un sistema de iluminación inteligente.

Estas bombillas (de tipo LED, por su menor consumo e incidencia para la vista) pueden inculcar ritmos circadianos saludables, lo que en último término nos ayudará a conciliar el sueño y a descansar mejor. Los expertos recomiendan además los modelos de tonalidad regulable, que podemos programar a través del móvil para que se enciendan y apaguen a determinadas horas y en determinados colores. Así, despertaremos con luces frías (azules) que vayan tornando a blanco conforme avance el día. Y terminaremos la jornada en tonos más cálidos (dorados), a imitación del propio sol.

Numerosos estudios también ha refrendado el impacto de los colores en el estado anínimo: los cálidos (rojo, amarillo, naranja...) promueven desde el confort hasta la irritación, mientras que los fríos (azul, verde, morado...) transmiten tanto calma como tristeza. Según nos encontremos, no será mala idea iluminar el salón en tonos verdosos o la habitación de un amarillo intenso.

Vigila el aire que respiras

La calidad del aire interior es quizás el factor más importante a considerar a la hora de procurar un hogar saludable. No por nada se recomienda ventilarlo a diario durante al menos diez minutos, lo que reduce el polvo, oxigena la casa y elimina tanto malos olores como aquellas bacterias que pudieran estar en el aire. Se disminuye así la probabilidad de desarrollar problemas respiratorios.

La tecnología también ayuda en este sentido: los purificadores de aire tienen por objeto filtrar cualquier partícula nociva de forma constante. Basta ver cómo se activan al poco de encender un cigarrillo, agitar un bote de fijador en spray o usar la tostadora. Y es que pocas veces somos conscientes del aire que respiramos.

A la hora de elegir un buen purificador debemos tener en cuenta su potencia en función a los metros cuadrados de la estancia en la que lo colocaremos. Procuraremos además que instale un filtro HEPA, por ser el más efectivo a la hora de retener compuestos contaminantes.

Otros factores: temperatura, ruidos, alimentación...

Las infecciones respiratorias también pueden asociarse a cambios bruscos de temperatura dentro de casa, pero no son el único problema que aparejan. Demasiado calor o frío merman la productividad y dificultan el sueño; de ahí la importancia de una casa con una temperatura estable. Un método óptimo es la instalación de un termostato inteligente, que regular y programar a través del smartphone o cualquier asistente de voz. Por ejemplo, podemos pedirle que suba o baje los grados media hora antes de llegar a casa, levantarnos o irnos a dormir. Lo ideal son unos 22 grados constantes (nunca menos de 17º en invierno ni más de 24º en los meses más tórridos).

Los humidificadores inteligentes, por su parte, evitan la aparición de moho y mitigan síntomas como la congestión nasal o la irritación de garganta y ojos, además de ciertas reacciones alérgicas. Al hacernos con uno de estos aparatos conseguiremos que la casa se mantenga en unos niveles de humedad aceptables: entre el 35 y el 50% (un entorno demasiado seco tampoco está exento de molestias).

Igualmente atenderemos al aislamiento sonoro de casa y le pondremos remedio en caso de que no nos deje dormir o concentrarnos (lo que a largo plazo puede afectarnos psicológicamente). Para ello nada mejor que unos auriculares con tecnología de cancelación activa de ruido para trabajar durante el día o unos más rudimentarios tapones para descansar por la noche.

Los fabricantes también están comercializando los primeros frigoríficos con sensores de frescura (nos alertan si algún alimento se encuentra en mal estado para evitarnos una intoxicación) y lavadoras que prometen acabar con un 99,9% de bacterias y alérgenos mediante programas de desinfección. Otras opciones tecnológicas para preservar nuestra salud desde la comodidad del hogar.

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