Los 'cuatro ojos' dominarán el mundo: Por qué vas a desear unas gafas inteligentes

Numerosos fabricantes llevan años trabajando en el concepto de unas gafas capaces de interactuar con nuestro teléfono móvil (cuando no de reemplazarlo), iniciativa que arrancó de la mano de Google en 2012, con la presentación en sociedad de las llamadas 'Google Glass'. Este primer modelo se comercializó de forma limitada y a un precio prohibitivo (unos mil quinientos dólares), lo que fulminó su viabilidad comercial.

Con Glass, Google buscaba que los usuarios pudieran atender llamadas telefónicas, consultar la información meteorológica, usar Facebook, obtener indicaciones hacia su destino... Todo ello de forma autónoma y proyectado en una pequeña pantalla superpuesta a nuestro ojo. Por desgracia, el invento contaba con una autonomía irrisoria y su interfaz estaba plagada de errores, a lo que algunos expertos apostillaron serias dudas en cuanto a seguridad y privacidad.

Aquellas gafas abandonaron el mercado para renacer como un producto de índole corporativa, lo que desanimó al resto de la industria. La idea de unas 'smart glasses' como producto para las masas no se recuperaría hasta una década después, cuando redes sociales como Snapchat abrieron camino con unas monturas provistas de cámara; pensadas para grabar vídeos cortos en primera persona que luego subir a la plataforma en cuestión. No se trataron de unas gafas inteligentes como tales, pero sí crearon la necesidad de otorgarle valor añadido a un accesorio repleto de posibilidades: ¿por qué ver únicamente nuestro alrededor a través de un par de cristales si también podemos usarlos para superponer información a dicho entorno?

Este último concepto es lo que conocemos como realidad aumentada, tecnología ya presente en visores de última generación como las Meta Quest 3 o las cacareadas Apple Vision Pro. Al contrario de estos dispositivos tan aparatosos, la idea que muchas compañías barajan es la de implementarla en unas gafas de las de toda la vida, que cualquiera pueda llevar sin llamar la atención. Otro precedente de hace unos años (2021) fue el de Facebook y Rayban, quienes lanzaron las gafas de sol 'Stories' provistas de cámara, altavoces y controles por voz. Idea que evolucionó al año siguiente con la primera generación de las Oppo Air Glass, un dispositivo a modo de microproyector que podía acoplarse a la patilla de cualquier gafa convencional.

Ahora, en el marco del pasado Mobile World Congress, el fabricante asiático ha introducido unas Air Glass 2 que se asemejan finalmente a las gafas con montura que todos reconocemos. Quienes las han probado aseguran que se trata del primer modelo capaz de popularizarse por resultar lo suficientemente ligero (38 gramos) y práctico, gracias a su conjunto de funciones. Sus microproyectores LED superponen una interfaz (simplista, en color verde) desde la que podemos alternar aplicaciones deslizando el dedo en la patilla de las gafas. Así, podemos consultar la hora, la fecha o el tiempo a un vistazo, sin perder de vista nuestro entorno y con la opción siempre disponible de apagar la 'pantalla'.

Las Air Glass 2 también ofrecerán indicaciones GPS paso a paso (mediante flechas que nos dicen en qué calle girar cada vez), traducción simultánea en tiempo real, reproducción musical estéreo, llamadas de teléfono en manos libres y una curiosa función de teleprompter con la que leer cualquier texto mientras discurre al ritmo que marquemos.

Sea cual sea el modelo que termine imponiéndose, lo que parece seguro es que las gafas inteligentes estándar contarán con algún tipo de conectividad inalámbrica (Bluetooth, Wi-Fi...) y que se controlarán principalmente mediante la voz, gracias a los asistentes que ya forman parte de nuestros hogares (Siri, Alexa, Google Assistant...). Los expertos auguran además que las ventas de esta nueva categoría de producto crecerá un 12% de aquí a 2028, conforme los usuarios comprueben su utilidad para comprar por Internet, pagar sin contacto en el supermercado e incluso servir de apoyo a las personas sordas o ciegas. Las primeras podrían ver transcritas al momento las palabras de su interlocutor, mientras que las segundas recibirían locuciones sobre los obstáculos o carteles que tengan frente así (gracias a las cámaras implementadas en algunos modelos).

Pero más allá de los usos cotidianos, las smart glasses ya han demostrado su buen hacer al servicio de los funcionarios públicos, los trabajadores industriales e incluso la salud (retransmisión de intervenciones en primera persona inclusive). En China, los policías utilizan estos dispositivos para localizar y rastrear a individuos sospechosos gracias a la comparativa de las imágenes que captan continuamente con las bases de datos oficiales. Por su parte, un bombero estadounidense (Patrick Jackson) ideó una aplicación para visualizar planos de edificios en tiempo real y acelerar así los rescates en caso de incendio; mientras que algunas cadenas de montaje se sirven de la realidad aumentada para que sus empleados completen los ensamblajes más complejos en tiempo récord. Hasta se esperan gafas diseñadas para ciclistas y conductores, que les alertarán de las trazadas y cuando detecten indicios de fatiga al volante, lo que en último término podría evitar desafortunados accidentes en las carreteras.