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Si tienes entre 25 y 34 años, es muy probable que en los últimos tres años hayas cambiado de móvil al menos una vez. Si eres más joven o más mayor, ese cambio se hace todavía antes, a los dos años. Así lo aseguró un ... estudio publicado el año pasado que abordaba la cuestión de la prisa que nos damos por jubilar nuestros smartphones. Abordaba también las razones de este trasiego. Son variadas, desde fallos en la batería a que se nos ha roto o que ya no funciona como debería. Entre los más jóvenes también destaca el factor de estar a la moda.
Estas prisas tienen varias consecuencias. Una es la enorme cantidad de basura electrónica que generamos. Entre estos gadgets, los ordenadores, las tablets, los frigoríficos y otros dispositivos en España generamos casi 74.000 toneladas de desechos electrónicos al mes. Podríamos llenar el carguero más grande del mundo en solo medio año. Pero hay otra consecuencia que pasa más inadvertida: ¿qué pasa con todos los datos que hemos almacenado durante este tiempo?
«Por mucho que nos gustaría, esos datos no se desvanecen en el aire cuando dejamos de usarlos. Pero lo que mucha gente no sabe es que, aunque los borremos del disco duro, un profesional podría recuperarlos. En algunos casos, incluso han sido capaces de recuperar datos de discos duros físicamente destrozados. Puede tratarse de fotos de amigos y familiares, correos electrónicos, extractos bancarios, documentos confidenciales como testamentos, o escaneos de pasaportes y carnés de conducir, información médica, datos del seguro, etc.», asegura Josep Albors, director de Investigación de la compañía de ciberseguridad ESET.
Lo confirma Eduardo Jacob, catedrático de Ingeniería Telemática de la Universidad del País Vasco. «Uno de los principales errores que cometemos sin darnos cuenta es que tenemos datos repartidos en varias cuentas: copias de seguridad de Whatsapp, fotos en Amazon y Google Photos...». Aquí van algunos consejos para no llevarnos sorpresas desagradables.
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El primero paso es hacer copias de seguridad de los datos más importantes. Se pueden transferir al nuevo dispositivo, sea este un teléfono, un ordenador o una tablet, o guardarlos en la nube. Por añadidura, se pueden guardar también en otro disco duro o dispositivo de almacenamiento externo. «Recomendaría guardar solo lo importante, porque si no, trasladaremos al nuevo dispositivo mucha morralla», subraya el experto de la UPV/EHU.
Hecha la copia de seguridad, tenemos que eliminar toda la información que contiene el dispositivo. Se suele hacer restableciendo la versión que venía de fábrica. Una vez hecha una copia de seguridad de lo importante, es hora de eliminar todo de la máquina/dispositivo del que nos vamos a deshacer. Tendremos que realizar un restablecimiento de fábrica -formateo- para asegurarnos de que se eliminan todos los datos. Si nos queremos quedar todavía más tranquilos, podemos echar mano de herramientas de borrado de datos.
Hay que tener en cuenta que incluso el dispositivo más sencillo y aparentemente inofensivo tiene riesgos. Sin ir más lejos, las memorias USB. Un estudio de la Universidad de Hertfordshire, en Inglaterra, reveló que dos tercios de las memorias USB vendidas en eBay contenían información personal. Compraron 100 de estas memorias en su país y otras tantas en Estados Unidos en la conocida plataforma de venta 'online' y se encontraron de todo, desde fotos de desnudos a documentos de trabajo pasando por declaraciones de impuestos. Si no estamos convencidos de que las herramientas de borrado hayan hecho bien su trabajo, podemos destruir el disco duro. Se puede incinerar -hay empresas que se dedican a ello-, destrozar con un martillo o agujerearlo con un cuchillo para dejarlo inservible.
Un mensaje muy habitual para alquien que trabaje en una oficina es el que sale en la pantalla del ordenador cuando terminanos la jornada: cierra la sesión antes de apagarlo. Esto habría que hacerlo con todas las cuentas que utilizamos en el gadget del que vayamos a prescindir. De esta forma, si se reciclan, el nuevo usuario no podrá utilizar nuestras cuentas. «Y también con las cuentas online, aunque no siempre es fácil», destaca el profesor Jacob.
Si hemos comprado algún programa, seguramente queramos seguir usándolo en el nuevo gadget. Al fin y al cabo, para eso hemos pagado. El software debería tener información -si no, se puede consultar en la web- para saber cómo desactivarlo y pasarlo al dispositivo adquirido.
La tarjeta SIM -siglas de Subscriber Identity Module- es una pequeña tarjeta con un chip adherido que es el que almacena nuestro número de teléfono y las claves de usuario con la compañía de teléfono a la que estamos abonados. Si vamos a mantener el mismo número, deberíamos utilizarla en el nuevo dispositivo o transferirla según sea este y admita algunas de sus variantes como la MicroSIM, MiniSIM o NanoSIM. En caso contrario, deberíamos destruirla. Y si el smartphone tiene memoria SD, deberíamos retirarla.
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