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J. C.
Lunes, 30 de octubre 2023, 19:24
¿Quién no ha tecleado su nombre alguna vez en el buscador de Google? Por increíble que parezca, esta práctica tiene un nombre ('egosurfing') y está recomendada por el Instituto Nacional de Ciberseguridad: «El egosurfing consiste en utilizar las redes sociales y los buscadores de ... Internet utilizando términos de búsqueda relativos a nosotros, como nuestro nombre, apellidos, DNI, etc., para localizar información sobre nosotros en páginas webs y otras plataformas. Se trata de una buena práctica que todos deberíamos realizar periódicamente, para saber qué se dice de nosotros, cómo se dice, quién lo dice y con qué objetivo, e identificar posible información que no debería estar publicada y que queramos que sea eliminada».
De este modo, el 'egosurfing' nos permite detectar no solo aquellas fotos, vídeos o entradas de blog que hubiésemos publicado desde nuestro primer contacto con la red de redes; también todo el contenido de terceros que nos aluda o que otros hayan podido colgar en nuestro nombre, de forma ilegítima.
A este último respecto, no son pocos los casos de exparejas que publican vídeos de carácter íntimo en las redes sociales para vengarse de sus antiguos compañeros sentimentales (algo penado por la ley). Aunque la víctima suele descubrirlo por la advertencia de un amigo común, en otras ocasiones no es consciente hasta recurrir al 'egosurfing', ya que las imágenes han podido publicarse en sitios tan recónditos como un foro de conversación o un portal de vídeos para adultos.
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El 'egosurfing' también alerta de aquella información personal (direcciones, números de teléfono...) que está a la vista de todos sin que hayamos dado permiso para ello. Esto resulta especialmente peligroso, ya que los ciberdelincuentes suelen utilizarla en su beneficio: por ejemplo, una dirección de correo electrónico puede brindarles acceso a numerosos perfiles de sitios web, previa modificación de contraseñas. También se han notificado chantajes por el secuestro de álbumes fotográficos y archivos, tras acceder los cacos a la nube del usuario.
Queda meridiano que practicar 'egosurfing' resulta algo más que un ejercicio de vanidad digital pero, ¿cómo hacerlo con garantías? Ya hemos aludido al método clásico: abrir un buscador en el navegador de Internet e introducir nuestro nombre y apellidos (u otros datos que nos identifiquen). Podemos recurrir a Google, claro, pero existen muchas otras opciones que podrían arrojar resultados inéditos: Yahoo!, Bing, Lycos, Ecosia, DuckDuckGo, Yandex, Baidu o Ask son algunas de las más usuales.
También debemos recordar que Google ofrece una opción de búsqueda de imágenes ('Google Imágenes'), con la que podemos comprobar si alguien ha utilizado nuestras fotos para crear perfiles falsos en redes sociales o páginas webs de citas (algo más usual de lo que pueda parecer).
Sea como fuere, si no queremos estar realizando búsquedas cada dos por tres, el gigante de Internet dispone de una herramienta para automatizar el proceso: 'Google Alerts'. Una vez configurada, recibiremos alertas por correo electrónico cada vez que Google encuentre algún contenido que se ajuste a los parámetros que hayamos indicado. El proceso no podría resultar más sencillo: accedemos a google.es/alerts, tecleamos los términos sobre los que queramos establecer la alerta y fijamos parámetros como la periodicidad de las notificaciones, el idioma o el área geográfica a tener en cuenta. Estos son algunos ejemplos de datos personales que deberíamos buscar según la Oficina de Seguridad del Internauta:
• Nombre y apellido/s: «Manuel Ejemplo» o «Manuel Ejemplo Ejemplo».
• Apellido/s seguido del nombre separado por una coma: «Ejemplo, Manuel» o «Ejemplo Ejemplo, Manuel».
• Nombre y apellido, más la ciudad (fuera de las comillas): «Manuel Ejemplo» Madrid.
• Dirección: «Calle Ejemplo, 017».
• Dirección postal, más ciudad (fuera de las comillas): «Calle Ejemplo 017» Madrid.
• Dirección de correo electrónico: anonym@incibe.es569.
• Número de teléfono (con o sin espacios y guiones): «123456789».
• DNI: «01234567A»
Finalmente, no debemos pasar por alto las redes sociales, en cuyos campos de búsqueda deberíamos introducir nuestro nombre completo, nick, correo electrónico y cualquier otro identificador de la plataforma en cuestión: «Con suerte, no encontraremos nada o, como mucho, alguna publicación hablando de nosotros de la que no éramos conscientes. Por lo que también nos servirá para ver qué han publicado sobre nosotros otras personas, como nuestros amigos y familiares», explica el INCIBE.
En el caso de las redes sociales, si encontramos un perfil que está haciéndose pasar por nosotros o fotografías personales publicadas sin nuestro consentimiento (incluso manipuladas), debemos saber que las distintas plataformas incluyen una opción para denunciar este tipo de contenidos o cuentas. Tan sólo debemos ubicarla en sus apartados de configuración y esperar a que el equipo responsable obre en consecuencia tras examinar la petición (en algunos casos pueden solicitarnos datos de verificación adicionales).
Una vez borrada la publicación ilegítima convendrá tomar medidas para que no vuelva a ocurrirnos algo similar. ¿Cómo? Entrando en las opciones de privacidad de la red social y marcando que nuestro perfil o publicaciones tan solo queden visibles a nuestros contactos. También se recomienda gestionar cómo éstos pueden etiquetarnos, de forma que no lo hagan sin nuestro consentimiento.
¿Y si una foto o vídeo nuestro aparece en una web de la que no teníamos constancia? Primeramente tocará contactar con su administrador para solicitar la retirada del contenido. Si hiciese caso omiso, siempre nos quedará apelar al llamado Derecho al Olvido en Internet, que ampara la Unión Europa.
Para ejercer este último en Google, y de paso evitar que sigamos apareciendo en los resultados de búsqueda, debemos recurrir al 'Formulario de solicitud de retirada de datos personales' dispuesto por la compañía (podemos encontrarlo tecleando tal cual en el buscador). Eso sí, la filial de Alphabet advierte de que, al recibirse una solicitud, «se busca el equilibrio entre los derechos de privacidad y protección de datos y si es de interés público tener acceso a la información denunciada, así como el derecho de otros usuarios a distribuirla».
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