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Raro es el hogar que actualmente no cuenta con algún dispositivo domótico instalado, ya sea un altavoz inteligente o un juego de bombillas conectadas a internet. Nos hemos habituado a que los estores del salón se levanten automáticamente cuando entramos en casa; a poner la ... lavadora desde el cine (aplicación móvil mediante) e incluso a echarle un vistazo al interior del frigorífico mientras recorremos los pasillos del supermercado.
Nuestra mascota también puede beneficiarse de estas innovaciones gracias a un surtido de gadgets diseñados expresamente para ella, algo que atestiguan ya numerosos profesionales. Como Carlos Gutiérrez, veterinario y cara visible del canal de YouTube 'Mascotas y Familias Felices', para quien los comederos inteligentes se han convertido en una apuesta segura para el control de la alimentación en gatos: «Permiten racionar y programar las comidas para asegurarnos de que el felino no come de más, lo que resulta útil tanto para combatir el sobrepeso como para prevenirlo».
En efecto, estos comederos se controlan mediante una aplicación móvil, donde pueden consultarse de un vistazo los gramos de pienso ingeridos por día, además de dispensar tomas en cualquier momento y lugar (lo que arroja tranquilidad si por algún motivo nos hemos olvidado de llenar el cuenco antes de salir de casa).
Igualmente se comercializan fuentes inteligentes. Además de garantizar un suministro constante de agua en movimiento (refrescándola e incentivando la ingesta), nos alertan al móvil de cualquier problema que pueda surgir en nuestra ausencia: un nivel de líquido insuficiente, la obturación del mecanismo de bombeo, la necesidad de cambiar el filtro al cabo de varias semanas...
A este último respecto, conviene ubicar una cámara cerca del puesto de nutrición e hidratación del animal. De esta forma podremos comprobar el contenido de su cuenco y el correcto fluir del agua mientras estamos fuera, tomando las medidas oportunas desde el smartphone o avisando a algún familiar para que pase por casa si vamos a tardar en volver.
Dichas cámaras también pueden ubicarse en el salón o los lugares donde el perro o gato suela pasar la mayor parte del día, con el simple propósito de saber si están bien, explica Guitérrez: «Los dispositivos de vigilancia van más enfocados al bienestar emocional del dueño, quien necesita mantener el contacto con su fiel amigo aún cuando no resulte físicamente posible». De hecho, numerosas guarderías caninas y felinas cuentan con estos dispositivos en sus instalaciones, como reclamo para que los propietarios recurran a ellas sin remordimiento de conciencia.
Si vivimos en una casa con jardín o patio trasero, es buena idea programar las cámaras para que nos avisen si se detecta movimiento en determinadas zonas. De esta manera evitaremos que nuestro perro o gato se aleje y acabe perdido. Otra opción plausible es adquirir un collar con posicionamiento GPS: conoceremos la ubicación de la mascota en todo momento (desde el móvil) y seremos notificados si ésta abandona el área de seguridad previamente establecida. María P., gaditana de 43 años, comprobó de primera mano la utilidad de estos localizadores: «Perdimos de vista a mi perro en un parque a las afueras, lejos de casa. Gracias a la baliza que llevaba al cuello dimos con él al cabo de una hora. Se había alejado bastante más de lo que pensábamos, así que no sé qué habría pasado si no la hubiese llevado».
Pero volviendo al tema de la salud (felina, para ser más exactos), Gutiérrez no deja de recomendar el empleo de areneros autolimpiables o automáticos, conectados al Internet de las cosas: «Registran cada visita del gato al arenero y en algunos casos incluso el tipo de deposición, datos que son muy útiles para los veterinarios de cara a evaluar el curso de ciertas patologías». Aunque estas bandejas de arena inteligentes no son demasiado comunes por un precio ajeno al bolsillo medio, pueden jugar un papel crucial en la detección temprana de la insuficiencia renal aguda, cuya tasa de mortalidad aparejada es superior al 40%.
Los altavoces inteligentes que comentábamos al inicio también juegan su papel a la hora de garantizar la distracción de las mascotas. No dejan de ser centros de control domótico, así que podemos encender la televisión a distancia para que el animal se divierta con el enésimo documental de 'La 2' o incluso hablarle gracias a la comunicación bidireccional que permiten este tipo de dispositivos (una vez hayamos constatado que escuchar nuestra voz sin estar presentes no le causa ansiedad).
A Cristian J., barcelonés de 36 años, esto último le permitió evitar un problema frecuente con su can: «Solíamos llegar a casa y encontrarnos cojines desplumados o carátulas de películas mordisqueadas. Decidimos afearle la conducta mediante el micrófono (al ver por la cámara que estaba a punto de hacer de las suyas) y con el tiempo dejó de ocurrir; le recompensamos con paseos más largos».
Algunos juguetes también pueden activarse o controlarse desde el móvil, como aquellos provistos de un haz láser cuya trayectoria determinamos deslizando el dedo por la pantalla táctil del teléfono. Todo ello mientras comprobamos la improvisada persecución desde la lente incorporada.
Un último punto a considerar es el del confort ambiental: controlar la temperatura y humedad de casa para que los animales se encuentren lo más a gusto posible. Podemos hacerlo con los últimos modelos de termostatos o adquiriendo una moderna cama inteligente, diseñada para mantenerse a 10 grados en verano y a 30 grados en pleno invierno. Eso sí, no nos hacemos responsables si en este último supuesto tu gato pasa de dormir 13 a 18 horas diarias.
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