Secciones
Servicios
Destacamos
Una caída a los 54 años y una fractura en la muñeca llevaron a Carmen Sánchez, tesorera de la Asociación Española con la Osteoporosis y la Artrosis (AECOSAR), a descubrir que tenía osteoporosis, una patología sistémica y crónica caracterizada por la pérdida progresiva de masa ósea, que aumenta la porosidad de los huesos y, como consecuencia, el riesgo de fracturas.
Ese fue el comienzo de una larga lista de huesos rotos. «Ahora mismo tengo hasta nueve fracturas vertebrales. No me duele, pero es muy molesto y ha empeorado mi calidad de vida», lamenta. «Al principio podía hacer casi todo, salvo cargar pesos, pero ahora estoy mucho más encorvada y llevo bastón, lo que me dificulta mucho las actividades diarias y domésticas». Es más, el traumatólogo le prescribió hace años que no hiciera la cama ni se agachase para poner el lavavajillas, lo que condicionó su actividad de ama de casa.
Igual que Carmen, cada año millones de personas sufren fracturas provocadas por la osteoporosis en todo el mundo, y el problema es que va en aumento. «Hoy en día, la vida media está aumentando muchísimo y la pirámide poblacional se está invirtiendo, incrementando la incidencia de enfermedades relacionadas con la vejez, como la osteoporosis», señala Francisco Baixauli, jefe de servicio del Hospital Universitario La Fe, en Valencia, y vocal de la Sociedad Española de Cirugía Ortopédica y Traumatología (SECOT).
Cada año, 330.000 personas en España sufren fracturas provocadas por la osteoporosis, que afecta al 22,5% de las mujeres y el 6,8% de los hombres mayores de 50 años, según la AECOSAR (en total, casi tres millones de afectados).
A nivel mundial, la cifra se dispara, con 300 millones de enfermos y casi nueve millones de fracturas anuales.
– ¿Cuáles son sus causas?
– La osteoporosis puede ser de dos tipos. La primaria, que es la más frecuente, está causada por el envejecimiento y afecta más a mujeres postmenopáusicas –por ejemplo, Carmen tuvo una menopausia precoz, antes de los 40 años, que influyó en el desarrollo de su enfermedad–, pues la falta de estrógenos (hormonas sexuales) interfiere en la creación de masa ósea. La osteoporosis secundaria, mucho menos común, se produce como consecuencia de enfermedades endocrinas (hipertiroidismo, diabetes...), reumatológicas (artritis reumatoide) o gastrointestinales (como la celiaquía); los trastornos de la conducta alimentaria (el déficit de nutrientes afecta negativamente a la construcción de los huesos); ciertos medicamentos, como los corticoides y los inmunodepresores recetados tras un trasplante; o los malos hábitos de vida (fumar y beber alcohol en exceso), entre otras causas– detalla Baixauli.
Además, «la osteoporosis tiene una gran carga genética», agrega Núria Guañabens, reumatóloga del Hospital Clínic de Barcelona, coordinadora del grupo OsteoResSer y portavoz de la Sociedad Española de Reumatología (SER).
Primaria o secundaria, el principal problema de la osteoporosis es que no manifiesta síntomas hasta que no se produce una fractura. «De hecho, muchas veces somos los traumatólogos quienes la diagnosticamos cuando esta ocurre», afirma Baixauli. Sin embargo, en numerosas ocasiones no se investigan las causas subyacentes de una rotura ósea, de ahí que esta sea una patología muy infradiagnosticada y se le llame 'epidemia silente'.
Más aún tras la pandemia. Según la AECOSAR, la pandemia de covid-19 ha provocado un descenso del 60% en los nuevos diagnósticos. Además, a lo largo de este tiempo, una parte de la población ha dejado de lado hábitos saludables que promueven la salud ósea, lo que se podría relacionar con un peor pronóstico.
«El hueso, aunque parezca estático, es un órgano vivo que se crea y se destruye a lo largo de la vida según las fuerzas que recibe (por ejemplo, si se hace ejercicio o no). Después de los 35 años, la destrucción de hueso empieza a superar la construcción de este, resultando en una pérdida gradual de la masa ósea que, si se agrava, se convierte en enfermedad (osteoporosis)», sostiene el traumatólogo. Esta circunstancia provoca que, incluso con un impacto mínimo, como un estornudo o un giro corporal brusco, los huesos puedan romperse.
Noticia Relacionada
Por eso, prácticas preventivas como realizar ejercicio moderado a diario (levantar pesas, caminar al aire libre, correr, subir escaleras, bailar...) y llevar una dieta adecuada rica en calcio y vitamina D, siempre bajo supervisión de un especialista, son tan beneficiosas para evitar las fracturas relacionadas con la osteoporosis.
«Las más comunes son de muñeca, cadera y vértebras, aunque pueden producirse en cualquier hueso», detalla Guañabens. «Algunas pueden no ser dolorosas, por ejemplo, solo 1 de cada 3 fracturas vertebrales tienen síntomas dolorosos. El resto de las fracturas, por descontado, sí lo son y conllevan una mortalidad asociadas (como la de cadera), por la pérdida de autonomía que suponen». De hecho, tan solo el 40% de las personas que han sufrido una de estas fracturas recupera su estilo de vida anterior. Por eso es importante acudir al médico para descartar la osteoporosis cuando ocurren.
En cuanto a los tratamientos, más allá del estilo de vida saludable, existen medicamentos (antirresortivos, osteoformadores o de acción dual) que se aplican según las características y necesidades de cada paciente y que reducen en gran medida el riesgo de fractura. Por ello, la tesorera de la AECOSAR insiste en la importancia del diagnóstico precoz, que disminuye el número de fracturas y ahorra mucho dinero al Servicio Nacional de Salud. «Aunque las pruebas que detectan la osteoporosis, como la densitometría, requieren un gasto, el coste derivado del tratamiento de las fracturas es mucho mayor».
Calcio Es necesario para la adecuada mineralización ósea. Está presente en los derivados lácteos, las legumbres, el brócoli o las almendras.
Vitamina D Favorece la mineralización del hueso y la liberación de calcio al torrente sanguíneo. Los pescados grasos (salmón, atún, caballa…), ciertas setas o el aceite de hígado de bacalao son ricos en vitamina D.
Magnesio Mejora la calidad del hueso y su formación. Está presente en frutos secos (nueces, avellanas, pistachos, cacahuetes…), los garbanzos, los guisantes o las acelgas.
Proteínas Proporcionan una fuente de aminoácidos fundamentales para el desarrollo del hueso. La carne, el pescado, los huevos o los lácteos son fuentes de proteínas.
Ácidos grasos Omega-3 Ayudan a la remodelación ósea y están presentes en las espinacas, el brócoli, las nueces o el salmón.
Vitamina K Esencial en la activación de proteínas óseas, como la osteocalcina. Se encuentra en la col rizada, las espinacas o las coles de Bruselas.
Vitamina C Interviene en la formación del colágeno y está presente en los cítricos, el kiwi, el pimiento rojo o las fresas.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
Clara Alba, Cristina Cándido y Leticia Aróstegui
Javier Martínez y Leticia Aróstegui
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.