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Los 'frikis' de los deportes tienen un verano de ensueño por delante, de los de apropiarse del mando de la tele, atrincherarse en el sofá y no moverse en casi dos meses. El 14 de junio arranca la Eurocopa de Alemania, que se disputará hasta ... el 14 de julio. Dos semanas después, el 26 de julio, arrancan los Juegos Olímpicos de París, que se extenderán hasta el 11 de agosto. En el torneo de fútbol europeo se jugarán 51 partidos. Es muy probable que muchos de ellos los vean con amigos y que encarguen unas pizzas, unas hamburguesas o unas patatas para comer. Para beber, cerveza o refrescos. Así lo aseguró un estudio de una empresa de comida a domicilio en la anterior Eurocopa: casi el 60% se juntaba en casa con la cuadrilla y el 93% comía durante los partidos.
Como se ve, nada especialmente sano ni recomendado por ningún nutricionista. Sin embargo, ver deporte puede ser saludable, ya que se hace 'cardio', libera endorfinas –las hormonas de la felicidad–, desestresa… Lo último que se ha descubierto es que incluso cambia, para bien, la estructura del circuito de recompensa de nuestro cerebro, el vinculado al placer y a la felicidad. Y cuanto más popular sea el deporte, más beneficios aportará.
Empecemos por el 'cardio'. Ver un partido de fútbol equivale, al parecer, a 90 minutos de caminata rápida siempre que se viva con intensidad. Lo dijo en 2019 una investigación de la Universidad de Leeds tras hacer un seguimiento durante tres partidos a 25 aficionados del equipo de esta ciudad inglesa cuando se jugaba el ascenso a la Premier League –la Primera división inglesa, para los que no siguen el fútbol–. Vieron que el ritmo cardiaco aumentaba un 17% y se disparaba hasta un 24% cuando su equipo marcaba un gol. Cuando el gol era en contra, el cabreo lo disparaba un poco menos, al 22%. Respecto al estado de ánimo, también revelaron algo más obvio: si el equipo de uno gana, el ánimo mejora al menos durante 24 horas. Esto, por cierto, ayuda incluso a la economía, ya que contentos gastamos más: desde 1970, el PIB del país campeón ha experimentado un crecimiento medio del 0,7% al año siguiente de la victoria –el del perdedor retrocede el 0,3%–.
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Otros aspectos beneficiosos es que se liberan endorfinas, se fortalece el sistema inmunológico, permite desconectar del estrés diario y se refuerzan los vínculos sociales.
Más sorprendente si cabe es lo que asegura un estudio de la Facultad de Ciencias del Deporte de la universidad japonesa de Waseda publicado en la revista 'Sports Management Review'. Afirman que cambia los circuitos cerebrales del placer y que es más beneficioso ver un deporte popular que otro que no lo es tanto. «Para aquellos que buscan mejorar su bienestar general, ver deportes con regularidad, especialmente los populares como béisbol y el fútbol, puede ser un remedio eficaz», explican. (Quizás les sorprenda la referencia al béisbol, pero en Japón despierta pasiones. De hecho, el deportista mejor pagado del mundo es Shohei Ohtani, que en diciembre pasado se garantizó 640 millones de euros durante diez años tras fichar por los Dodgers de Los Ángeles).
Para llegar a estas conclusiones realizaron tres investigaciones. En la primera analizaron los datos de 20.000 japoneses tras ver una actividad deportiva. Vieron que, efectivamente, estos espectadores experimentaban un elevado bienestar. En el segundo hicieron una encuesta on line entre 208 participantes para comprobar si esa sensación placentera variaba con el deporte observado. Les mostraron varios vídeos deportivos y vieron que la reacción era más positiva con deportes muy populares como el béisbol que en otros menos seguidos como el golf.
Lo más interesante llegó con el tercero. En este usaron técnicas de neuroimagen para examinar la actividad cerebral de 14 voluntarios mientras veían vídeos deportivos. Comprobaron que se activaban los circuitos de recompensa del cerebro, «lo que indica sentimientos de felicidad o placer». Y más llamativo todavía: observaron que los individuos que dijeron ver deporte con mayor frecuencia tenían un mayor volumen de materia gris en regiones asociadas los mencionados circuitos. En otras palabras, se generarían cambios estructurales beneficiosos en el cerebro. «Se descubrió que tanto las medidas subjetivas como las objetivas de bienestar estaban influenciadas positivamente por la visualización de deportes. Al inducir cambios estructurales en el sistema de recompensa del cerebro a lo largo del tiempo, fomenta beneficios a largo plazo para los individuos».
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