Agotamiento por el bienestar
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Agotamiento por el bienestar
La presión del bienestar: cómo el autocuidado se ha vuelto un agobio cotidianoJulia Fernández
Domingo, 13 de octubre 2024, 19:00
Vivimos abrumados. Por el trabajo, por los estudios, por la familia... ¡Y ahora también por imponernos buscar el bienestar! Lo que nació como un movimiento para cuidarnos, escuchar nuestro cuerpo y sentirnos mejor se ha convertido en un estresor más en nuestro día a día. Y empieza a pasarnos factura. Vamos al gimnasio corriendo, salimos de las clases de yoga antes de tiempo porque no llegamos a la compra, en el súper tratamos de hacer la compra más sana posible, leemos etiquetas por encima de nuestras posibilidades, pedimos por internet no sin cierta culpabilidad por la huella de carbono... Y así día tras día. Hasta nos estresa irnos a dormir porque ya no nos va a dar tiempo a cumplir con las ocho horas reglamentarias (en caso de que no tengamos problemas de insomnio). Si los sufrimos, nos desesperamos porque no somos capaces de salir de ahí.
La preocupación por estar bien y cumplir con esos consejos que supuestamente harían nuestra vida mejor nos devora. Y se empieza a notar en las encuestas. El último informe anual Global Wellbein Report, elaborado por la firma de ropa deportiva Lululemon, advierte de que dos de cada tres españoles se siente agobiado por el bienestar. Están agotados, no pueden reaccionar. Y lo que es peor, afecta también a los más jóvenes. Seis de cada diez componentes de las generaciones Millenial y Z admiten sentirse superados por las expectativas sobre este asunto hasta el punto de que ya no pueden más con esa necesidad de mostrarse felices incluso cuando no están bien. Es la nueva pandemia de salud mental. Es que no admitimos que se pueda estar mal en algunos momentos», puntualiza Elena Daprá, psicóloga especializada en gestión emocional, crecimiento personal y re-establecimiento de Equilibrio Personal.
En los últimos cuatro años, dicen los expertos, ya se veía cierto estancamiento en este aspecto. Nos importaba el bienestar, pero algo no encajaba. Y en esta última encuesta, el problema ha explotado: no podemos más. Pero ¿cómo es posible que cuidarse haya llegado a ser una fuente tan poderosa de estrés? Lo primero es aclarar algo importante:«Es que si te estresa el bienestar no estás en un nivel óptimo de cuidado y de autocuidado, te estás pasando e, incluso, se puede convertir en una obsesión. Es contraproducente», continúa Daprá.
«A lo que hay que añadir el ruido de nuestro alrededor. «Vivimos en una sociedad trepidante, muy rápida, rodeados de estímulos y de mensajes», explica Yolanda Artero, presidenta de la Sección de Psicología Coaching del Colegio Oficial de Psicólogos de Catalunya. Y todos ellos acaban, queramos o no, seamos conscientes o no, en nuestro cerebro, que termina lógicamente saturado. Con este cóctel, o mejor dicho en medio de él, tratamos de hacer todo eso que nos dicen que es bueno... sin hacer algo vital para que lo sea:«Parar y pensar».
Así que claro que nos estresa el bienestar, porque hemos perdido pie y estamos a la deriva de todos esos mensajes que recibimos, que pueden ser bienintencionados, pero en los que somos nosotros quienes debemos poner orden.«Para ello necesitamos tener cierta calma, cierta serenidad, y reflexionar desde ahí», señala la psicóloga, algo nada fácil en un mundo donde «el 85% de los mensajes que recibe nuestro cerebro nos llega de manera inconsciente». Entonces, ¿qué hacemos?
Si nos damos cuenta de que el bienestar nos está quemando es el momento de tomar las riendas del asunto. Y la solución no pasa por mandarlo todo a paseo y sentarse en el sofá a comer patatas fritas, sino por algo más profundo: «Tenemos que conectar con nosotros mismos y hacer que esa cita sea la más importante del día porque la solución está dentro», indica Artero. Eso significa también olvidarse de si Fulanita corre X kilómetros o Menganito es capaz de seguir una dieta macrobiótica.
A partir de ahí ya podemos ver qué encaja y qué no en nuestra vida. No hay recetas mágicas. El informe, destaca que hacer deporte sigue siendo una estrategia muy buena: «Entrenar ligeramente a lo largo nos reporta un 16% más de bienestar». Pero no se trata de darnos una paliza en el gimnasio, sino de encontrar satisfacción en lo que hacemos y a ser posible, en compañía.
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