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Imagine que va a comprar el pan. Pide tres barras a 0,95 cada una. En total, 2,85 euros. Paga con un billete de 5 y el panadero le devuelve el cambio. Comprueba que le ha dado bien las vueltas (2,15 euros) y ... se va a su casa con las tres barras bajo el brazo. ¿Fácil, no? Pues una actividad tan sencilla y cotidiana como ir a comprar el pan es todo un desafío para una persona que sufre discalculia, un trastorno del aprendizaje que dificulta el entendimiento de las matemáticas y que afecta al 6% de la población. «Vaya por delante que estamos hablando de niños y adultos con un nivel intelectual normal. Lo que pasa es que son incapaces de manejar con soltura los aspectos más básicos del procesamiento numérico y de cálculo. Les cuesta realizar operaciones sencillas como 5 más 4 o incluso entender conceptos como 'mayor que' o 'menor que'... Y ya ni te cuento si tienen que sumar lo que cuestan las tres barras de pan y, además, calcular las vueltas», explica Antonio Clemente, presidente del Colegio de Logopedas del País Vasco.
Aunque se desconocen las causas exactas de la discalculia, lo que sí está claro es que se trata de un trastorno neurológico con un fuerte componente genético. Además, se da la circunstancia de que aproximadamente la mitad de las personas disléxicas también tienen problemas con las matemáticas. «Son niños que recurren con frecuencia a los dedos para poder hacer operaciones sencillas porque no acaban de establecer lo que en el campo del cálculo se llama recuperación de los hechos aritméticos. Es decir, tú sabes que 6 más 6 son 12 y que 8 más 7 son 15. Y cuando ves esa suma la haces de memoria. Pero estos niños son incapaces de hacerlo así y cada vez que se les plantea la suma tienen que empezar de cero, por eso cuentan con los dedos», señala Clemente, que trata a pacientes con discalculia desde edades muy tempranas: «Algunos de ellos son ahora ingenieros».
Otra de las consecuencias que tiene este trastorno en el aprendizaje de las matemáticas es que cuando se equivocan no son conscientes. «Un estudiante que tiene un sentido del cálculo que se está desarrollando con normalidad es capaz de encontrar el fallo cuando repasa. Si en la suma 5 más 4 pone 8, cuando revisa la operación se da cuenta del error y lo corrige (9), pero los niños con discalculia no saben si está bien o mal», ejemplifica el presidente de los logopedas vascos.
Las problemas con las matemáticas no se quedan ahí. También tienen dificultades en la resolución de problemas simples, para discriminar cantidades (más, menos...) e incluso con la propia identificación de los números. «Por ejemplo, les cuesta mucho asociar el concepto tres, con la representación de tres cosas y la grafía '3'. Es decir, si tú ves un dibujo con tres árboles y te preguntan cuántos árboles hay no lo dudas. Tres. En el caso de los niños con discalculia esta asociación les resulta muy compleja», insiste Clemente. Lo que ocurre es que como se trata de alumnos con una inteligencia normal «tratan de buscar sus compensaciones y algunos elaboran recursos bastante más complicados que los que usa un niño que tiene bien asentados los conceptos numéricos».
Una de las claves para «minimizar» el impacto de este trastorno es, precisamente, su identificación temprana. En este sentido, una vez diagnosticado el problema se recomienda «una enseñanza de las matemáticas muy pautada, con secuencias de aprendizaje bien estructuradas y con el uso de objetos manipulativos que favorezcan la comprensión profunda de los conceptos matemáticos básicos. Esta parte resulta fundamental para poder progresar hacia conceptos cada vez más abstractos», explican Javier Arroyo y Daniel González de Vega, fundadores de Smartick, un método de aprendizaje 'online' de matemáticas y lectura, que acaba de diseñar un test gratuito para identificar en apenas quince minutos a niños con riesgo de padecer discalculia.
Las pruebas de evaluación permiten valorar la capacidad matemática de los menores desde muy pequeños (4, 5, 6 años), aunque hay ciertos predictores que pueden dar pistas sobre la existencia de un problema con el cálculo. Según Clemente, «cuando se inician en la educación obligatoria ya se les presentan dificultades a la hora de resolver cuestiones tan sencillas como: ¿Quién es el primero de la fila? ¿Y el segundo? Ordena estos números (2, 1, 4, 3) de mayor a menor... También les cuesta entender conceptos como más y menos: si un león pesa 150 kilos, un pingüino, 23 y una vaca, 700 ¿qué animal pesa más? Y de comprensión, ¿qué animal es más pesado: el león o la vaca?».
Estas dificultades van más allá del ámbito escolar, puesto que son personas que no aciertan con las cantidades, tienen problemas con el dinero... «Lo pasan muy mal cuando tienen que hacer la compra porque se lían mucho con los precios y las vueltas. Tampoco les suelen gustar los juegos de mesa... Es un trastorno que tiene unas consecuencias muy importantes sobre la autoestima de quienes que lo padecen», coinciden los expertos.
La buena noticia es que se trata de un problema que se puede abordar desde edades muy tempranas, con un 'entrenamiento' específico. «La discalculia siempre va a estar ahí, pero aprenden recursos para compensar su dificultad con los números y salir airosos. Uno de mis pacientes, profesor universitario, es capaz de resolver problemas muy complejos, pero no le preguntes cuánto son 8 más 7 porque no lo sabe hacer sin contar con los dedos», desvela Antonio Clemente.
Para saber si una persona tiene problemas para entender las matemáticas se le hacen una serie de evaluaciones diagnósticas en función de su edad. Estas son algunas de las pruebas que realizan los expertos en trastornos del aprendizaje ante una sospecha de discalculia.
CONTAR Es una de las pruebas más reveladoras. Una de las cosas que se le pide al paciente es que cuente hacia atrás, que cuente puntos o que complete ejercicios para comprobar cómo agrupa los números. Esta prueba se llama Batería de Prueba Psicológica para el Procesamiento y Cálculo de Números en Niños (NUCALC, por sus siglas en inglés)
DIBUJAR FORMAS Las habilidades visuales y espaciales también forman parte de las matemáticas, de ahí que otra de las pruebas consista en copiar formas o dibujarlas de memoria. A veces tienen dificultades para identificar una misma figura desde distintos ángulos.
SEGUIMIENTO EN EL AULA También es importante ver cómo se desenvuelve el alumno en las clases de matemáticas.
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