¿Vas a levantar más del 10% de tu peso? Ten cuidado

Por mucho que la pandemia nos haya hecho reevaluar nuestra percepción de los peligros, bajar al supermercado no se nos suele presentar como una actividad de riesgo. Es pura rutina: a medida que vamos llenando la cesta o el carro, nos acordamos de algunas cosas más que nos faltan en casa y, en fin, también incurrimos en algún capricho imprevisto. Y, cuando salimos del establecimiento, resulta que, a lo tonto, estamos llevando diez kilos: no le damos mayor importancia, porque al fin y al cabo 'podemos' con diez kilos, pero esa carga (muy probablemente, mal repartida entre ambos brazos) puede dejarnos secuelas en forma de dolores musculares.

«Nuestros brazos, sus articulaciones y sus músculos no están preparados para las grandes cargas. Son, sobre todo, palancas, preparadas para pequeñas cargas y para movimientos de precisión. Para lo otro están las piernas, que aguantarían lo que fuera: con ellas podríamos cargar cuarenta kilos sin problema», resume Miguel Soro, miembro de la junta directiva de la Asociación Española de Fisioterapeutas (AEF). Según un estudio que ha realizado esta entidad junto a la compañía Fisiocrem, hasta el 95% de las personas de entre 25 y 65 años han sufrido algún tipo de dolor muscular en el último año. De hecho, más de la mitad (un 51%) considera que su calidad de vida está condicionada por estos padecimientos, que les obligan a ajustar sus rutinas diarias. Y las cargas excesivas, por cotidianas que nos parezcan, tienen mucho que ver con estas dolencias: las bolsas del súper, el maletón de las vacaciones, los niños a los que hay que aupar o los ordenadores y muebles que desplazamos de un sitio a otro no son solo un trámite latoso. Hasta el 45% de los dolores musculares están relacionados con estos sobreesfuerzos o, simplemente, con estos esfuerzos mal hechos.

Los fisioterapeutas marcan dos pautas para minimizar este riesgo. Una, por supuesto, consiste en realizar una actividad física regular que fortalezca nuestra musculatura. La otra marca una frontera: no deberíamos cargar de forma prolongada o repetitiva un peso que supere el 10% del nuestro, por mucho que las bolsas del súper estén diseñadas para transportar «entre 10 y 12 kilos». Si pesamos 70 kilos, hemos de tener cuidado con cualquier carga que exceda los 7, sobre todo si tenemos ya algún antecedente de dolor muscular. «Pero la cuestión no es solo que llevemos cargas excesivas –puntualiza Soro–, sino también que a menudo las llevamos mal: todo a un lado, mal cogidas... Las bolsas las llevamos muchas veces colgadas de las muñecas, de los antebrazos, de los codos... Ahí tenemos un paso importante de nervios, arterias y venas y llevarlas así puede provocarnos síntomas como hormigueo o adormecimiento».

Si vamos a rebasar esa frontera del 10%, o si el plan de la jornada nos va a obligar a cargar pesos menores durante mucho tiempo, los fisioterapeutas recomiendan utilizar un carrito o una mochila de ruedas: «Un peso grande durante poquito tiempo puede causarnos molestias musculares, pero un peso menor durante una tarde entera también», alerta el especialista. Y, si no disponemos de artilugio rodante y lo vamos a transportar a pulso, resulta esencial repartirlo de manera equilibrada entre ambos brazos: «Hoy en día, muchos queremos ir con el móvil en la mano y llevamos todo cargado en un lado, el bueno, que es el que más nos acabamos lesionando. Es muy fácil observar esa imagen en los centros comerciales: personas diestras que van con el móvil en la izquierda, un porrón de bolsas en la derecha y el cuello hacia delante, leyendo la pantalla. Es un cóctel que hace muy raro que no les acabe doliendo nada», lamenta Soro. Sí, resulta que el móvil también ha cambiado nuestra manera de llevar pesos.

«Las bolsas o las maletas nos descompensan muscularmente durante bastante tiempo –apunta el representante de la AEF–. El otro día, en el centro comercial de Coruña, estuve observando cómo la gente se empeñaba en llevarlo todo de una tacada, cuando tenían el parking al lado y perfectamente podían hacer dos viajes. En realidad, a todos nos ha pasado cargar mucho peso y llegar con molestias a casa, pero se nos pasan y no solemos asociar esta práctica con lesiones a largo plazo, al contrario de lo que ocurre con las caídas, los golpes o las torceduras de tobillo. Ahí nos equivocamos».

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