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Saca la lengua y te diré qué enfermedad tienes

Saca la lengua y te diré qué enfermedad tienes

Una mancha blanca, surcos en la superficie, un tamaño desproporcionado... son señales que pueden esconder diferentes patologías... desde una pequeña infección a un cáncer

Sábado, 12 de marzo 2022, 00:04

Póngase delante de un espejo y saque la lengua. Obsérvela bien. ¿De qué color es? ¿Tiene manchas blancas o quizás alguna marquita que le llame la atención? ¿Le parece demasiado grande? ¿Diferencia bien los sabores al comer? ¿Puede moverla sin dificultad al hablar o igual ... es de los que ronca cuando duerme? Aunque no lo crea, el aspecto de su lengua dice más de su salud de lo que piensa. «Funciona como un 'chivato' de lo que pasa en nuestro cuerpo. Es el primer músculo que usamos para comer y también resulta fundamental para poder hablar y respirar, tres de las funciones básicas del organismo», explica el doctor Felipe Benjumea, miembro de la Comisión de Laringología, Voz, Foniatría y Deglución de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC).

Por eso, cuando uno acude al ambulatorio porque no se encuentra bien, una de las primeras cosas que le pide el médico es que abra la boca para ver qué pasa ahí dentro. «La exploración física de la cavidad oral y de la lengua forma parte de nuestra rutina habitual para confirmar o descartar determinadas patologías», señala la doctora Norma Alejandra Doria, miembro del grupo de trabajo en Dermatología de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN). Su aspecto, dice, puede desvelar desde una pequeña infección a una diabetes mal controlada o incluso un cáncer.

Debe saber que una lengua saludable es de color rosado, «síntoma de una buena circulación y de que el tejido está sano»; sus papilas gustativas distinguen bien los sabores dulce, salado, ácido, amargo y umami; y tiene un tamaño y movimiento adecuados, coinciden ambos especialistas. «Ahora bien, debemos estar atentos si se producen cambios en la coloración (manchas blancas, negras, demasiado roja...); en el grosor, tanto por exceso como por defecto; en la sensibilidad (hormigueo, imposibilidad de diferenciar los sabores); o en el movimiento, porque esas son señales de que algo está pasando en nuestro organismo», insiste el doctor Benjumea, otorrinolaringólogo en Quirón Marbella y Campo de Gibraltar.

Estas son algunas de las señales que nos pueden alertar tanto de patologías sin importancia como de enfermedades graves.

El color

Mucho cuidado con las placas blancas y rojas duras al tacto

Un exceso de coloración blanquecina, una lengua demasiado roja, violácea o incluso con manchas oscuras casi siempre esconde algún tipo de patología, aunque con pronósticos muy diferentes entre sí. Por ejemplo, la llamada lengua seburral es una de las manifestaciones más frecuentes y consiste en una «capa finita» de color blanquecino que se extiende por el dorso de la lengua, «fruto normalmente de la acumulación de bacterias, restos de comida y de otras células muertas que se amontonan entre las papilas linguales, aunque también puede tener su origen en el consumo de determinados medicamentos y sustancias como el alcohol o el tabaco», explica la doctora Doria, médico de familia en el ambulatorio Los Cármenes (Madrid).

Un exceso de esa capa blanca también puede indicar un problema digestivo o de hidratación. «Y si esas manchas blancas forman pequeñas placas que se desprenden de la lengua, entonces podríamos estar ante una patología infecciosa», añade el otorrino.

¿Cuando debemos preocuparnos? «Cuando en la superficie de la lengua aparece una placa de color blanco o rojo, que es dura al tacto y no desaparece al cabo de una semana o diez días. En este caso, podría tratarse de una úlcera inflamatoria o tumoral que debería ser vigilada», advierte el especialista.

Si la mancha es de color oscuro y con aspecto velloso, no se asuste. Se conoce como lengua pilosa y se debe un alargamiento de las papilas gustativas, que se tiñen de negro. No suele dar problemas y «se asocia a temas de reflujo, tabaquismo y sequedad bucal». Otra de las patologías relacionada con la coloración es la llamada lengua de fresa, un enrojecimiento muy importante que se relaciona con enfermedades de tipo infeccioso. En los niños es muy típico como síntoma de la escarlatina, «aunque también puede indicarnos un déficit vitamínico o un problema hepático».

Aspecto

Surcos similares a un mapa: infección por hongos

Además del color, la lengua puede presentar cambios en su aspecto como la presencia de surcos en la superficie a modo de mapas, de los que normalmente no hay que preocuparse. La lengua geográfica suele deberse a infecciones por hongos, aunque cuando estos surcos son muy profundos es conveniente extremar su higiene para que no se acumulen restos de comida causantes del mal aliento. Las heridas también son muy latosas, pero no tienen mayor consecuencia desde el punto de vista clínico. Suelen aparecer por falta de lubricación. ¿Solución? «Beber pequeños sorbos de agua cada poco tiempo».

Tamaño

Una lengua demasiado grande predispone al ronquido

El tamaño también se debe tener en cuenta porque una lengua demasiado grande (macroglosia) es un factor que predispone al ronquido. «Debe tener un tono muscular determinado, que normalmente se favorece durante el descanso nocturno al tener la boca cerrada y la lengua apoyada sobre el paladar superior. Cuando es muy grande –explica Benjumea–, el desarrollo del tono muscular no es el adecuado, la lengua se pone más flácida de la cuenta, colapsa la vía aérea y es entonces cuando se produce el ronquido». La macroglosia también resulta incómoda a la hora de hablar y masticar.

Movimiento

El frenillo se opera de adulto, pero es mejor en la niñez

La movilidad de la lengua resulta fundamental para poder articular bien las palabras, «de ahí la importancia de valorar el frenillo en las revisiones pediátricas. Es un tema que se puede solucionar de adulto, pero lo ideal es hacerlo de pequeño».

La importancia de cepillarse bien la lengua

La lengua es la «gran olvidada» cuando nos lavamos los dientes, lamentan otorrinos y dentistas. Y mantener una correcta higiene de este músculo tan importante no solo previene patologías, sino que revierte muchas de las existentes. «La mayoría de los cepillos dentales tienen una superficie rugosa en el reverso, que es con la que debemos 'peinarnos' la lengua cada vez que nos lavamos los dientes», aconseja el doctor Benjumea.

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