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Rompamos un mito. Los hombres tienen el umbral del dolor más alto que las mujeres, en contra de la creencia popular de que ellos son más flojos. Habrá que desterrar la frase típica: '¡Ay, si ellos tuvieran que parir se habría extinguido la humanidad!'. La ... ciencia tira por tierra la creencia de esa especial resistencia de las mujeres ante el sufrimiento físico, por mucho que nos duela a nosotras.
La razón de que en la sabiduría popular haya calado que nosotras tenemos más aguante se atribuye al sufrimiento físico del parto, pero dicen los expertos que es una visión muy simplista. «El umbral del dolor es mayor en los hombres», confirma Ander Álava, especialista en Medicina Física y de Rehabilitación, y aclara que no es una opinión, sino una «evidencia» demostrada en estudios científicos. Además, con las epidurales ha cambiado mucho la experiencia de los partos y no se puede colocar entre los dolores más intensos que soporta el ser humano, puntualiza el médico rehabilitador vasco.
Álava cree que también tiene que ver con esta creencia el hecho de que algunas enfermedades que conllevan dolor crónico afectan más a las mujeres, como la fibromialgia, que es seis veces más frecuente en el género femenino. También tienen mayor prevalencia en ellas las cefaleas y el síndrome de fatiga crónica –cuatro veces más habituales–. Y las enfermedades autoinmunes, que incluyen dolor debilitante, les golpean tres veces más que a los varones. En todo caso, Álava resalta que el dolor es difícil de medir y depende de muchos factores, desde genéticos a hormonales, emocionales e incluso culturales. «Es una percepción, una vivencia única», insiste.
María Luisa Franco, especialista en Anestesiología y presidenta de la sección del dolor en la Academia de Ciencias Médicas del País Vasco, confirma lo que comentaba su colega, que las mujeres sufren más dolores que los hombres: «Por cada hombre con dolor crónico hay tres mujeres que lo padecen. Ellos lo toleran más, pero las mujeres tienen más predisposición. Son el doble o triple las pacientes que vienen a las consultas».
Además, «tienen más probabilidades de experimentar dolores múltiples de forma simultánea, lo que conlleva un nivel mucho más alto de incapacidad y alteraciones psicológicas», añade María Luisa Franco. Su experiencia muestra que de cada 250 casos de cefaleas, migrañas y dolores de rodilla, espalda y cervicales, 150 corresponden a población femenina y 100 a varones.
Existe una explicación científica para las diferencias entre sexos. «Es muy posible que las mujeres sean biológicamente más vulnerables al dolor», aclara un trabajo de la Universidad del Oeste de Ontario (Canadá). Incluso algunos medicamentos para calmar el sufrimiento, como la morfina, se ha demostrado que hacen mayor efecto a los hombres. Tiene que ver una proteína llamada GIRK2, que sofoca la señal del dolor y juega un papel importante en esa sensación y en los resultados positivos de los analgésicos en los varones, pero no en las mujeres.
Un experimento con ratones reveló que eliminar esta proteína dejaría en una situación de igualdad a ambos sexos en su capacidad para resistir el dolor. Las conclusiones de este trabajo abren la puerta a que en el futuro se lleguen a desarrollar calmantes más eficaces para las mujeres, al tener en cuenta las características especiales de ellas.
Porque es otro hecho que las mujeres han sufrido un sesgo de género en el tratamiento del dolor por falta de investigación específicamente para ellas: hasta hace poco todos los proyectos se hacían con ratones machos. «La fisiopatología y la fisiología masculinas no tienen nada que ver con la femenina. En las mujeres influyen factores que no se han tenido en cuenta en los ensayos científicos», recuerda la doctora María Luisa Franco. La razón de que se hayan utilizado solo animales machos en laboratorios es que las hormonas femeninas hacían más caros los experimentos.
En todo caso, a pie de calle la percepción de hombres y mujeres respecto al dolor es equivocada. La mitad de los varones cree que la mujer soporta mejor el dolor, mientras que un 78% de ellas se ven más sufridas, según un estudio de la farmacéutica Ferrer. Este trabajo muestra que solo un 2% de las mujeres opina que los hombres tienen más aguante y, en un baremo del 1 al 10, ellas dicen aguantar un dolor en un grado del 6,4 y los hombres en un 5,9.
No solo somos diferentes ante el dolor, también en otras funciones como la vista. Las mujeres somos mejores diferenciando los colores, mientras que los hombres gozan de una mayor percepción de los movimientos rápidos y las distancias, según una investigación realizada por el Brooklyn College. «Un tono naranja, por ejemplo, puede parecer más rojo al hombre que a una mujer. Del mismo modo, la hierba es siempre más verde paras ellas y los varones la perciben en un tono más amarillo. Ellos son menos expertos en distinguir azules, verdes y amarillos. Según el estudio, los hombres muestran «una sensibilidad mayor para los detalles finos y los estímulos de movimiento rápido» y la razón apuntaría a que sus antepasados cazadores «tendrían que detectar posibles depredadores o presas desde lejos y también identificar objetos con mayor facilidad». Mientras tanto, la visión de las mujeres «recolectoras» puede haberse adaptado mejor en el reconocimiento de los objetos estáticos y alimentos como las bayas silvestres.
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