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Mikel Casal
Los efectos del otoño en la salud más allá del resfriado común

Los efectos del otoño en la salud más allá del resfriado común

La humedad, el frío y los cambios de presión pueden originar o empeorar patologías respiratorias, cardíacas o reumatológicas

Miércoles, 13 de octubre 2021

El otoño es la estación de tránsito entre el verano y el invierno. Las temperaturas descienden, cambia la presión atmosférica y el ambiente se humedece, pero el bajón no solo se nota en la meteorología, también lo sentimos a nivel físico y emocional. Más allá del resfriado común, hay ciertas patologías que sufren los efectos del cambio de estación. Repasamos algunas de ellas.

  1. Depresión y somatización

La disminución de las horas de luz solar, que influyen en la menor formación de ciertas hormonas, como la serotonina (hormona de la felicidad), origina problemas de depresión o agrava algunas manifestaciones psicosomáticas, como las gastritis.

  1. Patologías reumatológicas

La relación entre la meteorología y las enfermedades reumáticas también está muy interiorizada en la cultura popular, aunque las investigaciones al respecto muestran resultados contradictorios. ¿Le suena eso de que, con la humedad y el frío, duelen los huesos? Pues, según ciertos ensayos científicos, se debe a que «existen receptores de presión en las articulaciones que se pueden activar por una borrasca (presión baja) o un anticiclón (alta presión) y que originan cambios en los receptores del dolor o estimulan la liberación de sustancias que favorecen la inflamación», explica Marcos Paulino Huertas, portavoz de la Sociedad Española de Reumatología (SER) y médico del Hospital General Universitario de Ciudad Real.

Asimismo, se cree que «el frío puede aumentar la viscosidad y densidad del líquido sinovial, encargado de lubricar y nutrir al cartílago, lo que provoca una mayor rigidez, fricción y, por tanto, dolor a bajas temperaturas en estas estructuras». Por su parte, «las altas temperaturas y la humedad pueden incrementar la producción de dicho líquido, lo que favorece la aparición de derrames y brotes inflamatorios en pacientes reumáticos».

«El término chino para referirse al reumatismo es 'Feng Shi', que significa 'enfermedad del viento y la humedad'»

Marcos Paulino Huertas

Influya más o menos, lo cierto es que la meteorología se cuela hasta en la etimología de estas patologías. Así, «por ejemplo, el término chino para referirse al reumatismo es 'Feng Shi', que significa 'viento húmedo' o 'enfermedad del viento y la humedad'», cuenta el doctor Huertas.

Dado que los procesos reumáticos son más comunes y están más avanzados en la población adulta, no sorprende que, en 2005, un estudio germanocanadiense concluyera que las personas de más de 60 años son las más sensibles a los cambios del tiempo (cerca de un 70% referían verse afectados por el clima).

Para tratar de evitar estos efectos adversos, el especialista recomienda realizar ejercicios suaves de estiramiento, aplicar calor seco local o usar medicamentos analgésicos o antiinflamatorios poco antes de la llegada del cambio. Eso sí, esto último siempre bajo supervisión médica.

  1. Patologías respiratorias

Nuestras vías respiratorias también pueden verse comprometidas por el clima otoñal, especialmente por la humedad que, cuando es excesiva (superior al 65%), favorece el desarrollo de gérmenes nocivos para la salud.

El inconveniente es que este fenómeno no se limita únicamente a los espacios abiertos. Muchos edificios, como hogares, oficinas, escuelas o centros de atención médica, también presentan humedades en su interior, lo que empeora la calidad del aire que se respira en ellos y perjudica la salud de sus ocupantes.

La 'Guía sobre calidad del aire interior: humedad y moho', publicada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), establece que los inquilinos de edificios con altos niveles de humedad están en riesgo de desarrollar síntomas del tracto respiratorio superior e inferior (incluidos la tos y el silbido al respirar) e infecciones respiratorias como bronquitis, rinitis alérgica, asma o disnea, entre otras. En concreto, según varios estudios realizados en Estados Unidos, un 50% más de enfermedades asmáticas, un 50% más de aparición de tos y un 52% de otros síntomas del tracto respiratorio superior.

La humedad no solo es exterior, en los edificios también hay niveles elevados que perjudican la salud de sus ocupantes

«Los seres vivos que proliferan fundamentalmente en las zonas con gran presencia de humedad son los ácaros y los mohos», explica Jenny Dávalos, miembro del Grupo de Trabajo de Dermatología de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). «Los ácaros muertos y sus excrementos pueden agravar los procesos alérgicos, desde el eccema cutáneo hasta el empeoramiento de infecciones respiratorias, como el asma o la rinitis, entre otras. Los mohos, por su parte, provocan alergias respiratorias y procesos asmáticos».

La recomendación de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) es mantener la vivienda con una humedad relativa por debajo del 60%. Sus pautas son: retirar alfombras y/o moquetas; evitar la acumulación de mantas, peluches y libros, así como de plantas de interior y vegetación densa en las terrazas; prescindir del uso de colchones y almohadas de lana; lavar las sábanas y mantas semanalmente en agua caliente y evitar permanecer mucho rato en lugares que hayan permanecido cerrados durante periodos largos, como sótanos, bodegas o trasteros.

Consejos para evitar la humedad en casa

¡Que corra el aire!

Deje que el aire circule por los diferentes espacios de la casa al menos diez minutos al día.

Pequeños gestos

Encender el extractor al cocinar, abrir las ventanas tras darse una ducha o tender la ropa al aire libre (en la terraza o el patio) ayuda a reducir la humedad ambiental.

Plantas antihumedad

No es recomendable abusar de las plantas de interior, pero algunas como la palma de caña, la hiedra inglesa o el lirio de la paz ayudan a reducir la humedad del ambiente.

Regule la temperatura

Al poner la calefacción, mantenga la temperatura en torno a los 20ºC. Si utiliza un aparato de aire acondicionado, límpielo con frecuencia y cambie regularmente los filtros de agua para evitar la aparición de moho.

Sin humidificadores

Evite los humidificadores y, si vive en una vivienda muy húmeda, utilice un deshumidificador.

  1. Patologías cardíacas

Ante las temperaturas bajas, nuestro corazón también se resiente. Así lo demostró un estudio realizado en Reino Unido y publicado en la revista especializada 'British Medical Journal', cuyos resultados desvelaron que la reducción de un grado centígrado en la temperatura media diaria se correlaciona con un mayor riesgo de ataque al corazón durante un periodo de 28 días. De hecho, los científicos detectaron 200 infartos más respecto a las épocas más cálidas.

Pero, además del factor frío, el aumento de los eventos cardiovasculares entre octubre y marzo se debe especialmente a las infecciones del tracto respiratorio, que son la causa principal del agravamiento de la insuficiencia cardíaca, las crisis isquémicas y otras enfermedades del corazón. «Esta prevalencia aumenta en fechas cercanas a la Navidad, cuando las enfermedades coronarias ascienden hasta un 10%», recoge la Fundación Española del Corazón (FEC) en su web. «El consejo, para las personas que padecen algún tipo de cardiopatía, es vacunarse de la gripe en otoño y del neumococo cuando tienen indicación, tomar la medicación correctamente, abrigarse bien cuando se salga a la calle y no hacer excesos en la dieta ni fumar».

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