Diez minutos de sol tres veces a la semana

De ahí que nuestra piel también tenga que hacer su propia desescalada para adaptarse a la nueva realidad meteorológica. «Debemos de ir poco a poco. La exposición al sol se tiene que hacer de manera gradual y evitar por encima de todo la quemadura», insiste Buendía. La clave está en «buscar el equilibrio» entre tomar el sol el tiempo suficiente para sintetizar la vitamina D y no dañar nuestra piel por una exposición prolongada. «Esto tiene que quedar muy claro. Basta con tomar el sol en brazos y piernas durante diez minutos sin protección tres días a la semana para que nuestro cuerpo sintetice la vitamina D. Y esto vale tanto para niños como para adultos», aclara el doctor Buendía.

El resto del tiempo tenemos que utilizar crema solar para protegernos, además de fotoprotectores físicos tan eficaces como la propia ropa, viseras y gafas de sol. La Academia Española de Dermatología y Venerología recomienda usar productos solares con un factor de protección alto (50 o 50+), sobre todo en los niños. Y tiene una explicación. «Normalmente echamos menos cantidad de la que deberíamos, por lo que es mejor que la protección sea muy alta. La recomedación son dos miligramos de producto por centímetro cuadrado y la realidad es que nos aplicamos 0,5 miligramos. Tenemos que ser más generosos con la cantidad de crema que nos ponemos», recomienda el especialista.

Echa sin miedo y reaplica

E igual de importante que echarnos la cantidad adecuada es reaplicar el producto solar cada dos horas. «El índice de quemadura de la piel en los meses de verano se produce a la media hora de estar expuestos al sol, por lo que debemos de tener mucho cuidado en los paseos al aire libre que estamos dando estos días. Además, los fotoprotectores no van a impedir que nuestro cuerpo sintetice la vitamina D. Tomar el sol es bueno pero no podemos pasarnos», recuerda el coordinador de la campaña Euromelanoma.

La única excepción al uso de cremas son los menores de 6 meses, puesto que en los bebés hay un riesgo de reabsorción. «En estos casos lo mejor es usar fotoprotectores físicos; una gorrita, ropa que tape su cuerpo, sombrillas...», señala Buendía, quien hace una última recomedación. «El ala de las viseras y sombreritos debe tener un mínimo de siete centímetros para proteger toda la cara. Y no se olviden de las orejas, que también se queman».