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FELIP ARIZA
¿Y si estamos desarrollando un TOC?

¿Y si estamos desarrollando un TOC?

Claves para saber si las manías 'normales' ya cruzan la línea roja

Sábado, 19 de junio 2021, 00:02

Hay una máxima que usan constantemente psicólogos y psiquiatras en sus consultas para calmar la ansiedad de sus pacientes: 'La mayoría de las cosas malas que piensas nunca sucederán'. Y no es solo una frase tranquilizadora: tiene base científica. Según una investigación de la Universidad Estatal de Pensilvania publicada el año pasado, el 91% de las preocupaciones a corto plazo de las personas no se hacen realidad. Es un promedio muy esperanzador, ¿no? Al final, los temores que nos amargan la vida son una construcción mental: un autoboicot.

Pues bien, los profesionales de la salud mental han pasado buena parte de su carrera intentando que sus pacientes racionalicen esas ideas de que todo es un peligro y acepten que vivir tiene un peaje: hay cosas que no se pueden controlar y debemos aprender a 'navegar' con esas incertidumbres. Pero, ay, ¿qué ha pasado de un año y medio a esta parte? ¡Que ha estallado una pandemia mundial! Y ahora son las personas obsesivas las que les dicen a sus psiquiatras y psicólogos: '¿Veis como las amenazas (mundiales, mortales, terribles) están ahí, listillos?'. Esta autoafirmación tiene un nombre. Se llama 'profecía de autocumplimiento' y es cuando una persona con obsesiones se refuerza en su postura «y siempre se acaba dando la razón», explica la psicóloga Mónica Dosil, quien añade que «las personas con este perfil han visto con el covid que sus miedos tienen sentido y se han visto justificados». «Entonces, quienes ya sufrían un TOC (trastorno obsesivo compulsivo) lo han visto reforzado y muchos que estaban en la línea roja, porque todos tenemos nuestras manías y obsesiones más o menos acusadas, han caído ya al lado patológico. Pero esto es porque ya de antes lo tenían latente», argumenta.

El estrés sostenido durante mucho tiempo que ha venido con el covid «ha transformado el carácter controlador, exigente y perfeccionista de algunas personas, que es una herramienta y no tiene por qué ser negativo, en un problema», añade.

¿Cómo ha ocurrido? Primero son pequeñas molestias... que un día llegan a ser inmanejables. «Habitualmente hay un estresor que precipita el empeoramiento y para algunas personas puede haber sido la pandemia», confirma Nieves Álvarez, psicóloga sanitaria experta en TOC de la Asociación TOC Madrid.

«El Trastorno Obsesivo Compulsivo es una de las veinte primeras enfermedades discapacitantes y una de las cinco patologías mentales más comunes», recuerdan los expertos de la plataforma de psicología 'online' Therapychat. La pandemia está teniendo efectos psicológicos y psiquiátricos devastadores. Han aumentado los malestares depresivos y todos los trastornos alimentarios, de autolesiones, crisis de ansiedad, ideas suicidas... y, por supuesto, los TOC. «Las personas con problemas obsesivos necesitan rutinas. De hecho, un TOC –no me gusta el término, porque viene a ser la neurosis obsesiva de toda la vida y mete en el mismo saco cosas muy diferentes– no deja de ser una muralla defensiva que alguien se construye para evitar imprevistos», dice el psicólogo y profesor universitario José Ramón Ubieto. «¿Y qué ha ocurrido con el covid? –añade–. Que en un primer momento mucha gente con problemas mentales sintió cierto alivio porque estábamos confinados y todo eran normas y rutina. Pero, al terminar esta fase y empezar la desescalada, empeoraron, porque ya no había marcos fijos. Y ahora mismo, sin toques de queda, con dudas de si mascarilla sí o mascarilla no, que si ya podemos viajar, sí, pero a dónde y cómo... pues se abre todo un mundo de incertidumbres que a los obsesivos no les vienen bien. Esa libertad aumenta su sintomatología».

Según apunta el psicólogo, lo que no se puede hacer es frivolizar: hay que distinguir siempre lo que es patológico de lo que no. «Un TOC siempre precisa de una valoración diagnóstica, no es un absceso que te sale de la noche a la mañana. En grado mínimo, mucha gente es obsesiva», destaca.

Entonces, dónde están los límites.Si todos presentamos en mayor o menor grado obsesiones y manías, ¿cuándo debemos empezar a preocuparnos? ¿Cuándo la rareza pasa a ser patológica? Los expertos nos dan unas claves para saber diferenciar una cosa de otra.

  1. Pensar en protegerse durante mucho tiempo

Para Dosil hay una manera muy clara de saber si se sufre un TOC. Y es, digámoslo así, cuantitativa. «Si dedicamos más de la mitad de nuestro tiempo a pensamientos que tienen que ver con protegernos de algo en lugar de estar en nuestra vida... ¡Ahí tenemos un problema evidente!», apunta la psicóloga. Desde luego, esto no es una ciencia exacta, pero sí un buen indicador.

  1. Nos quedamos anclados en una idea negativa

Si tenemos pensamientos oscuros, como de que nos va a pasar algo malo si no hacemos tal o cual ritual, y nos quedamos anclados en él, sin poder salir del círculo, ese es otro síntoma claro, «aunque dure solo unos minutos». Lo esclarecedor de esta clave es que no puedes huir por ti mismo, con tus recursos, de esas ideas negativas. Se te pasan, pero no porque tú hayas sabido controlarlas. «No ocurre nada porque tengas un 'flash', eso nos pasa a todos, pero si no podemos darle salida... Hay que andar con cuidado», alerta Dosil. El problema es cuando esos pensamientos, imágenes o sensaciones que irrumpen en tu mente «son recurrentes y generan mucha ansiedad o malestar y necesitas que desaparezcan porque no puedes convivir con ellos, entonces tienes que sospechar», añade la experta en TOC Nieves Álvarez

  1. Agotamiento mental

Si hemos desarrollado compulsiones «como repetir frases o comportamientos para tranquilizarnos», cuidado. No es una manera 'sana' de luchar contra la ansiedad, alertan desde Therapychat. Sobre todo, si estos rituales reducen significativamente la calidad de vida y nos llevan al agotamiento. «En muchos casos, los comportamientos son impedimento para el desarrollo del día a día en el trabajo o en el ámbito social», destacan. ¿Has dejado de hacer cosas que te gustaban y te has encomendado a rutinas sin sentido para sosegarte? Estás en peligro. «Muchas manías tienen que ver con acumular y ordenar objetos. También existen los comportamientos impulsivos, la presencia de pensamientos desagradables, las obsesiones relacionadas con comprobar continuamente el estado de algo (luces, gas, cerraduras…) o con la presencia de enfermedades...», enumera Aída Rubio, coordinadora de este equipo de psicólogos. Este esbozo parece muy variado, pero, al final, la raíz es la misma: intentar 'matar' la ansiedad desviando la atención. «Las personas con TOC tienen dudas irresolubles e inseguridad y el contenido de sus ideas puede ser sobre cualquier cosa, no siempre está relacionado con contaminación o simetría. A veces las personas no llegan a creer que sea TOC porque sus obsesiones no son sobre los temas 'habituales'», apunta la especialista de la Asociación TOC Madrid, quien indica que casi hay tantos tipos de TOC como de personas, ya que cada cual desarrolla su obsesión 'rebuscando' en su almacén íntimo de miedos personales. De hecho, es habitual que una misma persona acumule varias manías.

  1. Angustia ante los cambios e imprevistos

Una persona patológicamente obsesiva tolera mal las novedades y las sorpresas, todo lo que escape a su control y sea sinónimo de ir a salto de mata. «Si notas que hay una fijeza excesiva en tus hábitos y que te angustias mucho ante los imprevistos, este puede ser un primer indicador. Si esto evoluciona y se convierte en algo incapacitante, lo que podía ser una simple manía ya es un problema serio», apunta Ubieto. «Rigidez en tus rutinas, perfeccionismo extremo, necesidad de control y planificación en cuanto haces, conductas o actos mentales que sólo haces tú y que antes no necesitabas hacer...», todo esto apunta a un posible TOC, enumera Nieves Álvarez.

Cinco herramientas para hacer frente a una obsesión

1. Si te ha pasado con la pandemia, sé permisivo

Según indica la psicóloga Mónica Dosil, si el problema ha surgido en pandemia, debemos ser indulgentes con nosotros mismos y no darle demasiada importancia a las manías y obsesiones, ya que no hemos estado en una situación normal. «Ha sido mucho estrés, vamos a concedernos un tiempo. Algunas manías que nos tranquilizaban, al pasar esto, pueden desaparecer por sí solas», apunta. Eso sí, no hay que perderlas de vista por si se cronifican. Siempre se debe tratar un TOC con un profesional.

2. No, nunca vas a poder protegerte al 100%

Hay que hacer entender a las personas obsesivas que sus esfuerzos son inútiles. «Nunca vas a poder protegerte, hagas lo que hagas – indica Dosil–. Por eso, es mejor trabajar en que logren ser adaptativos».

3. Voluntad

«La voluntad será la que te pueda ayudar a empezar a ejercitarte frente a los pensamientos irracionales y absurdos que tu mente te plantea para, posteriormente, poder descartarlos», dicen los expertos de Therapychat.

4. Ver la irracionalidad

Debes analizar tus preocupaciones para saber cuáles debes considerar y cuáles no, porque son un callejón sin salida. «No será un proceso de dos días, ya que tendremos que aprender a mirar desde fuera cómo trabaja nuestra mente para no dejarnos arrastrar por las compulsiones», añaden desde la plataforma de psicólogos.

5. Dejar pasar

Cuanto te asalte una compulsión o necesidad, más que presentar batalla, «déjala pasar», aconseja Dosil. Es decir, mejor ignorarla que echar pulsos, porque eso acaba generando un cansancio mental tremendo. Y esa guerra constante, al final, alimenta más la obsesión y la hace crecer. «El monstruo hay que matarlo cuando es pequeño, a poder ser», aconseja Dosil.

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