Menos calorías, fármacos... ¿hay novedades científicas para alargar la vida?

Nuestra cultura tiene una cierta obsesión por la vida eterna y es frecuente que periódicamente salten noticias de nuevos métodos que nos prometen alargar nuestra existencia. A todos nos aterra la muerte, aunque para muchos puede ser peor una vejez larga en un estado de incapacitación. Por eso, más que extender la vida ('lifespan', en inglés) de lo que se trataría es de extender la calidad de vida ('healthspan'), es decir, de poder vivir más años, pero con salud.

Para lograrlo, primero tenemos que saber en qué consiste exactamente eso de envejecer desde un punto de vista científico (que lo de las arruguitas y el dolor de articulaciones es sobradamente conocido). El envejecimiento es como una pistola de perdigones. Nuestro cuerpo envejece a todos los niveles. Envejecen nuestras células –cuyo DNA acumula daños–, que pierden la capacidad de dividirse. Envejecen nuestros órganos, que lentamente dejan de cumplir su función con la misma eficacia. Y envejece nuestro cerebro, en el que mueren neuronas y se pierden conexiones. Por eso el envejecimiento es como un disparo con una pistola de perdigones: es difícil tapar todas las 'heridas' a la vez una vez que ya están ahí. Pero es que también es difícil prevenir el estado previo, donde se desatan todos los síntomas del envejecimiento a la vez.

Y en esa batalla están los científicos, que trabajan en entender qué es el envejecimiento y en desarrollar métodos para retrasarlo. Desde luego, parten de que envejecer es un proceso natural, pero con unos mecanismos bastante complicados y que no es igual en todos los seres vivos. De hecho, todos los animales envejecen, y sin embargo su esperanza de vida es muy variable. Por ejemplo, los mamíferos pequeños, con un metabolismo muy rápido, viven en general mucho menos que los mamíferos más grandes. Un ratón tiene una esperanza de vida de dos años mientras que una ballena azul puede llegar a vivir 200. Sin embargo, dentro de cada especie la tendencia suele ser la opuesta y, por ejemplo, las razas de perro pequeñas viven más que las grandes. Parece existir por lo tanto una relación entre el metabolismo y la esperanza de vida, aunque aún hay muchos detalles que se nos escapan.

La relación entre el metabolismo y el envejecimiento es la que explica por qué las dietas con restricción calórica son una de las intervenciones más demostradas para alargar la vida, al menos en ratones de laboratorio. Estas dietas tratan de reducir la ingesta calórica sin privar de nutrientes esenciales. El estudio en ratones más completo hasta la fecha explica que una restricción calórica del 40% es la que lleva al mayor incremento de la esperanza de vida, aunque también se relaciona con alteraciones del sistema inmune que podrían incrementar la susceptibilidad a infecciones. Es decir, los beneficios de estas dietas en los ratones de laboratorio, que viven en condiciones muy controladas, podrían ser incluso perjudiciales en el mundo real, donde estamos expuestos a multitud de infecciones. Intentando seguir esta vía de controlar las calorías también se analizó si el ayuno intermitente servía de algo para alargar la vida (seguimos hablando de ratones) y se concluyó que no tenía claros efectos beneficiosos y además producía anemia en los ratones... ¿Y qué pasa con los humanos? Pues que no hay suficientes estudios a largo plazo que nos aseguren que la restricción calórica nos va a hacer vivir más. Además, uno se puede preguntar si merece la pena vivir más a costa de estar siempre hambriento.

Así que vamos a dejarnos de experimentos con ratones y vamos a repasar algunos factores que contribuyen a u envejecimiento saludable: reducir el estrés, hacer ejercicio físico moderado y evitar el consumo de alcohol y tabaco, entre otros clásicos que siempre nos recomiendan los médicos. Pero esto... no nos deja satisfechos en nuestra búsqueda por envejecer menos y mejor, ¿verdad? ¿La ciencia no puede ofrecernos algo esperanzador? Bueno, ahí está el sueño de los llamados 'geroprotectores': nuevos fármacos en desarrollo –sí, de nuevo identificados en estudios con ratones– que prometen hacer realidad la esperanza de alargar la vida. Algunos de estos compuestos, como la rapamicina, que también está relacionada con el metabolismo, han sido ya testados en ensayos clínicos de corta duración para ver si afectan a algún parámetro relacionado con el envejecimiento... Sin embargo, aún faltan ensayos clínicos a largo plazo que determinen su eficacia real para extender la esperanza de vida y reducir las enfermedades degenerativas. Pero la búsqueda continúa...

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