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elena martín lópez
Madrid
Lunes, 4 de mayo 2020
Ya ha pasado más de un mes desde que comenzó la primavera, esa época del año que tanto gusta a las plantas y tanto temen los alérgicos al polen. Fue exactamente seis días después de que el Gobierno decretase el estado de alarma y del ... inicio del confinamiento (14 de marzo), momento en el que el papel higiénico voló de los supermercados, aunque más por acopio que por la necesidad de hacer frente a la secreción nasal característica de la alergia.
Tras casi siete semanas en casa y con escaso contacto con el polen, se empieza a salir escalonadamente. Esto aumentará la exposición a plantas como las gramíneas, los olivos o las arizónicas, y también desencadenará los síntomas típicos de la alergia: rinitis (picor de nariz, congestión y secreción nasal, estornudos repetidos), conjuntivitis (picor de ojos) o asma (falta de aire, opresión de pecho, tos seca). Algunos de ellos son similares a los que se conocen del COVID-19, por lo que los expertos avisan: «No debemos confundir los síntomas de alergia y los conocidos del coronavirus. Lo que nos debe hacer sospechar que es alergia, sobre todo si es debida a pó́lenes, es que los síntomas se recrudeceraán cuando el paciente esté́ al aire libre y mejorará́n notablemente cuando permanezca en sitios cerrados. Ademá́s, los síntomas de la rinitis alérgica suelen remitir con cierta rapidez tras la toma de antihistamínicos tó́picos u orales y la presencia de fiebre es nula, salvo que se complique con sinusitis aguda», subraya el doctor Pedro Ojeda, responsable de Comunicación de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).
No se tiene constancia de que los alé́rgicos puedan contraer más fá́cilmente el SARS-Cov-2. «El sistema inmunitario de una persona alérgica funciona como el de una no alé́rgica con respecto a su funció́n de defensa frente a microorganismos», destaca Ojeda. Lo que sí se sabe es que las ví́as respiratorias de las personas asmá́ticas son má́s susceptibles a las infecciones respiratorias, especialmente las víricas, como el nuevo coronavirus.
Por ello, si se sufre dicha patología, los alergó́logos recomiendan que se extremen las precauciones, pues una infección como esta puede generar una inflamació́n violenta de los bronquios, induciendo hiperreactividad bronquial y mayor riesgo de crisis. «El coronavirus tiene una predilección especial por los pulmones y se podría inducir un mayor grado de inflamación en las vías respiratorias, más riesgo de crisis de asma y, posiblemente, aumentar la gravedad de la infecció́n por el COVID-19», puntualiza el doctor Ángel Moral, presidente del Comité́ de Aerobiología de la SEAIC.
Como consecuencia, los asmá́ticos deberán ser má́s vigilantes y disciplinados con las medidas generales de prevención del contagio: lavarse frecuentemente las manos, disminuir las relaciones interpersonales innecesarias, evitar el contacto con las personas que tengan sí́ntomas de infecció́n respiratoria y usar mascarilla en caso de frecuentar zonas de mayor riesgo (centros sanitarios, urgencias).
Será necesario también que cumplan correctamente el tratamiento prescrito por su mé́dico. «Hacer el tratamiento irregularmente o dejar de tomarlo porque nos encontramos bien puede contribuir a que la inflamació́n de los bronquios empiece a descontrolarse, aunque inicialmente el paciente no se dé cuenta de ello», alerta el doctor Moral.
Cabe destacar que la población infantil con alergia, tanto si padece asma como si no, debe seguir los mismos protocolos que los adultos con respecto a las medidas generales de prevención del contagio.
Las mascarillas son una herramienta eficaz para reducir los síntomas alérgicos. «Se llevan empleando desde hace unos 30 años, pero se han infrautilizado por el temor de los pacientes a que el resto de la gente pensara que eran personas infectadas», lamenta Moral.
Ahora que se ha normalizado su uso, los alergólogos animan a utilizarlas. «Están especialmente indicadas para aquellos que residen en zonas donde se producen niveles muy elevados de pó́lenes por la abundancia de determinadas plantas. En Madrid, Barcelona, Zaragoza y Valladolid en los meses de marzo y abril por el plá́tano de sombra; en Jaén en mayo y junio por la polinizació́n del olivo, y en Cá́ceres y Badajoz, en las mismas fechas, por las gramíneas», detalla el presidente de la SEAIC.
Es tan importante el tipo de mascarilla –las indicadas para los alérgicos son las de protecció́n o FFP (Filtering Face Piece)– como su correcta colocación –debe cubrir tanto la nariz como la barbilla. Según un estudio del SEAIC, estas mascarillas tienen una elevada capacidad de filtració́n y reducen hasta un 80% de las partiículas de pó́lenes y polvo en el aire inhalado.
Llevar gafas de sol y seguir las recomendaciones habituales (evitar estar al aire libre, especialmente los días ventosos; viajar en coche con las ventanillas subidas o reducir el tiempo que mantenemos las ventanas de casa abiertas), también ayudará.
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