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Saludarse con dos besos es una costumbre que, como muchas otras, desapareció con la pandemia. El riesgo de contagios introdujo otros gestos como llevarse la mano al corazón o chocar los codos y los puños. La vacunación generalizada de la población y la caída de ... la incidencia del coronavirus han permitido retirar la mayoría de las restricciones, incluida la mascarilla en interiores. Al quitarnos el protector, ha surgido el debate. ¿Volveremos a los dos besos o seguiremos manteniendo las distancias? Iniciativas de grupos de mujeres en redes sociales defienden que es una buena oportunidad para acabar con este hábito y sustituirlo por el apretón de manos, mucho más habitual entre hombres.
No existe una razón sanitaria que aconseje en este momento evitar el saludo con dos besos. «Carece de justificación epidemiológica siempre que la persona no tenga síntomas. Aunque la cercanía es un factor de riesgo de contagio en los virus que se transmiten por la respiración, ese gesto es de apenas unos segundos y la probabilidad es muy pequeña. Aunque no existe el riesgo cero», apunta Mario Fontán, médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública y miembro de la Sociedad Española de Epidemiología.
El beso es el inicio de un contacto con otras personas, resalta, y debemos fijarnos «en el resto de la interacción, que se va a prolongar durante más tiempo», no tanto en el saludo. «Hay que focalizar las medidas de prevención en si estamos en un espacio interior, si hay mucha gente, durante cuánto tiempo mantenemos el contacto sin distancias, si no hay ventilación...», aconseja Fontán.
A pesar de que no hay motivos de salud que justifiquen tener miedo al beso en la mejilla, se dan pocos. «Estamos en el estreno del fin de las mascarillas. Es pronto y a muchas personas todavía les da reparo darse besos, principalmente fuera del entorno familiar. Se mantiene el miedo al contagio porque han sido dos años muy duros», señala el psicólogo José Elías Fernández. Y recuerda que durante esta etapa de pandemia las medidas de prevención se centraban, en gran medida, «en evitar el contacto y mantener las distancias», por lo que resulta «normal que a algunas personas les cueste retomar el hábito».
En algunas culturas, el contacto físico es más habitual que en otras a la hora de saludarse y eso, advierten los expertos, va a influir en que se recuperen los besos. «Somos latinos y en nuestro carácter está el tocarnos, abrazarnos, besarnos. Lo llevamos en el ADN. No va a desaparecer», asegura este psicólogo. Y cree que acabaremos por romper esa frontera de la distancia personal con el paso del tiempo, cuando olvidemos el virus. «El ser humano es un ser social que tiene necesidad de ser querido y valorado y una forma de demostrarlo es a través del contacto».
Así que es cuestión de tiempo. «Una vez contenida la pandemia, previo paso por un periodo de transición, es de suponer que querremos volver a nuestras costumbres y hábitos anteriores», coincide Ramón Ortega Lozano, profesor de Antropología de la Salud y Comunicación Humana en la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Nebrija. «En España, donde el contacto físico es bastante habitual, parece lógico que se recupere esa distancia perdida y vuelvan los abrazos y los besos», incide.
Por otro lado, en este gesto ahora en cuestión existen también beneficios fisiológicos. Los besos «nos hacen sentir mejor» por la reacción física que provocan en nuestro organismo. «Libera hormonas, endorfinas, dopamina, oxitocina... que nos transmiten energía y nos ayudan a ser más felices», resalta José Elías Fernández.
Pero en estos pronósticos que anticipan una vuelta a los besos se ha cruzado una corriente de opinión que aboga por aprovechar el momento para romper con esta costumbre. Desde hace meses han aparecido mensajes en redes sociales, principalmente de mujeres, contra la práctica social de que ellas saluden a hombres y otras mujeres con dos besos frente al apretón de manos o el abrazo masculino –sobre todo en el ámbito profesional–. «Haced lo que queráis con la mascarilla, pero lo de dar besos a hombres desconocidos se acabó», resume uno de estos tuits la idea.
Andrea Fernández, secretaria de Igualdad del PSOE, ha reclamado también en sus redes sociales suprimir este saludo ante la posibilidad de que vuelva a popularizarse con el fin de las mascarillas en interiores. Argumenta la diputada socialista que hay que eliminarlo porque supone un «contacto físico innecesario con gente desconocida».
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