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HIGINIA GARAY
Vacaciones para hacer deporte

Vacaciones para cansarse

Subir montañas en bici, escalar picos, correr... No todo el mundo elige la tumbona en sus días libres

Martes, 3 de noviembre 2020, 00:08

¿Qué les parece aprovechar sus vacaciones para subir el temido puerto del Angliru? En bici. Y por placer. Un plan inusual, ¿verdad? Ester Iniesta, aragonesa en la treintena, se animó hace tres veranos. Se había comprado una bici de carretera en marzo y decidió que iba a sacarle chispas. Hasta entonces, había andado poco:«De pequeña, en el pueblo. Aunque en 2016 me compré una de montaña y empecé a salir más».

Tanto que un día se plantó en la base de este coloso asturiano y se propuso llegar a la cima. «Me costó. En algunas curvas paraba a descansar y a mirar lo que me quedaba», confiesa. Pero lo consiguió. No fue la única montaña que conquistó esos días, aunque sí la que más ilusión le hizo. Desde entonces, no hay vacaciones en las que no planee rutas así junto a su chico, Daniel. En verano, y en invierno. «Siempre reservamos una o dos semanas para este tipo de 'turismo'», explica.

Durante ese tiempo aprovechan hasta el último segundo y se graban para luego subirlo a su canal de YouTube. Han conquistado cimas en los Pirineos y en los Alpes que marean solo con ver el trazado de las carreteras. Entre ellas, dos legendarias para los amantes del Tour de Francia:el Tourmalet y el Mont Ventoux. «A finales de año, si la situación de la pandemia mejora y nos dejan, igual nos escapamos a Tenerife», dice. En busca del sol y de temperaturas más benignas. Pero no de la tumbona.

Ester Iniesta y su pareja, Dani.

La catalana Pat Soler es otra miembro de este club de «locos» que llegan a casa más cansados de las escapadas que del trabajo. «A veces pienso: '¿qué estamos haciendo?¡Si vamos a llegar agotados!'», ríe. Pero le compensa, que es de esas personas que no sabe estar quieta:«Alguna vez me he ido a la Costa Brava a descansar y he acabado haciendo de todo menos estar tirada en la arena». Lo que le apasiona es escalar. Empezó con 11 años subiendo montañas con su abuelo José y ahora holla «tresmiles» con su pareja, Enric. Les da igual dónde: son capaces de conducir hasta «doce horas» para llegar al pico que quieren escalar... Y de darse la vuelta una vez allí «si el tiempo se cierra». «La prudencia es lo primero». Porque la pasión, dice, no está reñida con la cordura.

Este verano, después de que la Covid les desbaratara los planes iniciales, se marcharon al Parque Nacional de los Ecrins, en los Alpes franceses, donde la situación era tranquila y permitía este tipo de prácticas. «Es un sitio maravilloso, aparcas en medio del bosque y puedes salir a escalar cuando quieras». Aunque si tiene que destacar alguna experiencia, sin duda es la del Cervino (4.478 metros), «la montaña de las montañas». Está en los Alpes berneses, entre Suiza e Italia.

Ahora bien, no siempre hay que irse tan lejos en busca de aventuras. Israel Tena es un gran aficionado a las carreras por el monte, que este año han sufrido un fuerte revés por el virus. «Me gustan las de ultradistancia, de 80-100 kilómetros, con mucho desnivel y dificultad técnica», subraya. Y una de las que recuerda con más cariño tiene como escenario León: es el Trail Gordón, en la Reserva de la Biosfera del Alto Bernesga. «Te sientes como en casa, todo el pueblo, Ciñero de Gordón, se vuelca contigo», describe emocionado.

Israel Tena, disfrutando de lo que más le gusta.

Su plan en vacaciones es apuntarse siempre a alguna prueba, que va preparando el resto del año. No lo hace con afán competitivo:«Es un hobby, sé cuál es mi sitio. No me creo Kilian Jornet. Pero es que al monte nunca debes ir solo por precaución», recomienda este guía de montaña. La elección siempre la negocia con la familia. «Buscamos que haya distancias para todos:para mí, para mi mujer, Suzanne, y para los dos críos». Además, correr es solo una parte:«Luego miramos qué atracciones hay por la zona para visitarlas. Al pequeño, por ejemplo, le gusta ver castillos y siempre intentamos que disfrute de eso». Porque para este tipo de vacaciones de 'machacarse' siempre es necesario tener a alguien a tu lado que lo comparta. «Si no, es imposible», reconocen.

Conocer una ciudad corriendo

Soler, Iniesta y Tena son solo tres ejemplos de personas que buscan un ocio más activo, pero hay muchos más y es un grupo en crecimiento. En parte, porque vivimos en una sociedad excesivamente sedentaria en la que dar 10.000 pasos al día, que es lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud, es casi imposible si no salimos exclusivamente a pasear a o a correr. Hace siete años, cuatro de cada diez españoles confesaba no hacer deporte. Según el último informe de la European Heart Network, publicado en enero, este porcentaje está ahora entre el 20% y el 29% en hombres y entre el 30% y el 39% en mujeres.

Todo ello, también ha dado lugar a una oportunidad de negocio. Según la Asociación Nacional de Empresas de Turismo Activo (ANETA), antes de la pandemia había cerca de 4.000 negocios de este tipo en España y facturaban unos 300 millones de euros anuales. César Irigoien es el creador de la agencia de viajes 'Corriendo por el mundo' y uno de los pioneros de los 'running tours', que son quedadas para conocer una ciudad corriendo. Él empezó con eso en 2008 en Pamplona y luego le siguieron en Madrid y Barcelona. «Vi que funcionaba y amplié la oferta».

Ahora, lo mismo te lleva a hacer la París-Roubaix para cicloturistas que a una gastrotirada por las Bárdenas Reales. Incluso organizó una luna de miel:«Los novios querían hacer la maratón de Pyongyang, en Corea del Norte», recuerda. El público es muy heterogéneo y el sector no para de crecer: «Desde que empecé hasta antes de la Covid se había multiplicado la competencia», confirma.

Lo que pasará de ahora en adelante con estos negocios es un auténtico misterio. Lo que sí parece claro es que a los aficionados a este tipo de ocio lo único que les puede frenar es el confinamiento domiciliario.

PARAÍSOS CERCANOS

  • Pirineos Senderistas, montañeros y ciclistas lo eligen cada temporada.

  • Islas Canarias y Baleares Ideal en los meses más fríos y lluviosos.

  • Gerona y Alicante Muy populares entre los aficionados al cilismo de carretera.

  • Camino de Santiago El año pasado hubo récord de pregrinos: 347.538.

El colchón en la furgoneta y a dormir

En este tipo de vacaciones que hacen Soler, Iniesta y Tena importa menos la calidad del colchón donde duermen que el lugar donde está. Porque lo principal es poder estar cerca del objetivo. Así que una excelente opción para alojarse son los apartamentos y aparthoteles, que suelen estar pensados para los aficionados a la nieve y que en verano, su temporada baja, acogen a montañeros, senderistas y cicloturistas. «Nosotros buscamos ofertas en Internet, a veces incluso el día anterior», explica la aragonesa Ester Iniesta.

Entre las ventajas está que permiten guardar el material en lugar seguro y que no se depende de los horarios de la hostelería. Suelen estar equipados con lo básico y cerca de algún supermercado para abastecerse. Además, si se va en grupo salen muy bien de precio. En julio, Iniesta se alojó en una residencia turística de la localidad francesa de Arreau: el día que salió a hacer el Tourmalet habían dormido allí dos decenas de ciclistas, la mayoría, españoles.

Otra opción son las furgonetas camperizadas. El mercado de este tipo de vehículo ha experimentado un rápido crecimiento en los últimos años, tanto en venta como en alquiler. Según la Asociación Española de la Industria y Comercio del Caravaning (ASEICAR), de febrero a diciembre del año pasado se vendieron 1.600 vehículos de este tipo, unos 180 al mes. Se pueden comprar ya equipados a un precio medio de entre 35.000 y 45.000 euros. Luego hay quien adapta la que tiene. «Nosotros tenemos una Ford Turneo en la que echamos un colchón», explica Pat Soler.

Y si lo que se busca es todavía más comodidad, quedan las autocaravanas, que están viviendo una segunda juventud. ASEICAR calcula que el parque móvil de este tipo en España es de 60.000 vehículos. Y en los últimos seis años las matriculaciones no han parado de crecer: en 2019 se volvió a batir el récord, con 8.903.

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