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Mikel Casal
Qué hacer si te quedas en paro a partir de los 50 años

Qué hacer si te quedas en paro a partir de los 50 años

Es una edad muy crítica: la jubilación todavía queda lejos y, además, tiene un gran impacto emocional

Sábado, 5 de febrero 2022

Javier se quedó en paro el pasado 18 de noviembre con 50 años recién cumplidos y algo más de dos décadas cotizadas a la Seguridad Social, según figura en su informe de vida laboral. El despido le pilló con el pie cambiado y un tren de vida acorde con su nómina de casi 3.000 euros al mes, que ahora no sabe muy bien cómo va a poder mantener pese a reconocer su «situación de absoluto privilegio» respecto a otros parados de su misma edad. «En este momento necesito hacerme una composición de lugar para saber lo que me espera. ¡Todavía me quedan 17 años para la jubilación!», se sincera.

Desde el punto de vista económico y laboral, lo que le 'espera' a este ingeniero sevillano es una indemnización que ronda los 50.000 euros, una prestación por desempleo de 1.153,33 euros mensuales durante un par de años –no tiene hijos– y ponerse a buscar un empleo que le permita cotizar al menos otros dos años más para no quedarse sin pensión contributiva.

Psicológicamente, ya es otro cantar. «Perder el trabajo es uno de los estresores vitales que más afectan a una persona, al margen de su situación económica. Además, se debe tener en cuenta que los mayores de 50 años son una generación especialmente sensible al hecho de quedarse en paro. Para ellos lo normal, a lo que están acostumbrados es a trabajar toda la vida en la misma empresa, por eso viven el despido de una manera muy dramática», argumenta Isabel Aranda, vocal del departamento de Psicología del Trabajo, Organizaciones y Recursos Humanos del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid (COP).

El caso de Javier es solo uno más del millón largo de trabajadores 'senior' que ahora mismo están desempleados. Seis de cada diez, mujeres. No cabe duda de que su situación económica está bastante más saneada que la de la media de las personas mayores de 50 años que engrosan las listas del paro, pero eso tampoco le libra de tener que darle vueltas a la cabeza y hacer números para ver cómo afronta su futuro, no solo laboral sino también económico, sin descuidar la parte psicológica.

Las salidas laborales

Para y reflexiona. No descartes trabajar por cuenta propia

Vaya por delante que a partir de los 50 años «se puede encontrar trabajo. Se complica, pero para nada es imposible. Cada vez son más las empresas que valoran la experiencia y el compromiso que aportan las personas de más edad», tranquiliza Silvia Puente, responsable de selección de personal del Grupo Evolus. Una opinión que comparte Abel Guio, consultor especialista en perfiles 'senior' de la Fundación Adecco. «A veces, son los propios trabajadores los que van a las entrevistas con el 'no me van a coger porque soy mayor' tatuado en la frente. Hay que darle la vuelta. Lo importante no es la edad, sino las competencias, los valores, lo que puedes aportar...».

Ambos expertos coinciden en la importancia de aprovechar el parón laboral –siempre que se pueda, claro– para «reflexionar sobre lo que se quiere hacer y trazar un plan para logralo. Y si tienes que cambiar de sector, ¿por qué no?», animan.

Las nuevas tecnologías (marketing digital, ciberseguridad, desarrollo de páginas web...) y los llamados 'empleos verdes' (energías renovables, ecoturismo, agricultura sostenible...) se suman ahora a la oferta laboral de sectores clásicos como el de servicios, que todavía lidera la contratación de trabajadores mayores de 45 años.

Otra opción, a veces la única, es montar un negocio o, incluso, trabajar para un familiar. «En el primer caso, se puede capitalizar la prestación por desempleo. Es decir, pedir que te abonen todo el paro en un pago único para ayudarte a montar un negocio. Eso sí, antes debes acreditar que vas a realizar una actividad profesional como autónomo, como socio trabajador de una cooperativa o de una sociedad laboral y presentar un proyecto o plan de empresa», explican en la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).

Esta es una opción a la que suelen recurrir muchos 'senior' que no encuentran trabajo por cuenta ajena y a los que todavía les quedan bastantes años de cotización para poder cobrar o mejorar su jubilación. «La mayoría son profesionales que han estado media vida en nómina de una empresa y ahora prestan esos mismos servicios a terceros como autónomos. Desde la peluquera a quien despiden y monta su propio negocio o el ingeniero informático que lleva el mantenimiento de diferentes compañías y cobra por trabajo realizado. De todas formas, se debe tener cuidado con no caer en la trampa del emprendimiento, porque sacar un negocio adelante no siempre es fácil», aconseja la economista Mila Pérez, profesora de la Deusto Business School.

Recurrir a un familiar con negocio propio como posible empleador es otra alternativa a la que puede agarrase un trabajador 'senior' para completar los años de cotización. «Si el que contrata al trabajador es su cónyuge, pareja de hecho o un pariente carnal de hasta segundo grado y viven bajo el mismo techo tendrían que firmar un contrato de familiar o autónomo 'colaborador'. El empleado deberá incluir las rentas que reciba en la declaración, pero se librará de otros formalismos que sujetan a los autónomos corrientes. Sin embargo, si el empleador es pariente cercano, pero no convive con el trabajador y éste no depende económicamente de él ni tiene intereses particulares en su negocio, podría contratarle como un empleado por cuenta ajena ordinario», puntualizan en la OCU.

Las finanzas

Indemnización, prestación por desempleo, plan de pensiones...

El tema económico es uno de los mayores quebraderos de cabeza a los que se enfrentan los 'senior'. «Aquí hay que sacar la calculadora y hacer números. Y si no se tienen conocimientos financieros suficientes, lo más recomedable es buscar un asesor. Este es un tema muy serio, porque nuestra pensión e incluso la solvencia económica de los siguientes años dependerá, en gran parte, de los cálculos y decisiones que tomemos ahora», insiste Mila Pérez. El hecho de quedarse en la calle con 50 años o más –siempre que no sea de forma voluntaria y vaya precedida de un historial de cotización suficiente– «implica algunas compensaciones que amortiguan de alguna manera los efectos de quedarse sin nómina de un mes para otro. Ahora bien, se deben tomar algunas precuaciones porque ese dinero es con el que habrá que ir tirando, a veces mucho tiempo», advierten en la OCU.

Una de esas compensaciones es la indemnización por despido, una cantidad que no es caprichosa. «El trabajador debe recibir el mínimo que marca la ley y depende de la cuantía de su salario, la antigüedad de su contrato y el tipo de despido; si es por razones disciplinarias no hay indemnización que valga», enumeran los expertos. La otra fuente de ingresos es la prestación por desempleo. Claro que para cobrar el paro, el trabajador debe haber cotizado al menos 360 días en los seis años previos al despido, no estar en edad de jubilación y no cobrar ninguna pensión de la Seguridad Social, salvo que sea la de viudedad.

Un consejo de los expertos: «Conviene pedir la prestación por desempleo en los siguientes quince días hábiles a la fecha del despido, ya que si se tarda más no se cobrará el paro por los días de retraso». La prestación por desempleo tiene unos límites, tanto por arriba (1.482,86 euros brutos para desempleados con, al menos, dos hijos a su cargo) como por abajo (527,24 euros). Otra opción para poder ingresar algo de dinero cuando se agota el paro es solicitar el subsidio para mayores de 52 años (430,27 euros).

En datos

  • 1.701.711 es el número de trabajadores mayores de 45 años que engrosan las lista del paro en nuestro país. De ellos, un millón son mujeres.

  • 53% de los contratos que se firman en el sector servicios corresponden a trabajadores mayores de 45 años. La agricultura emplea a tres de cada diez 'senior', mientras que la industria concentra al 12%.

También se puede recurrir al plan de pensiones, pero ojo porque tiene letra pequeña. En condiciones normales, los ahorros acumulados en esta cuenta no pueden rescatarse hasta la jubilación, pero existen una serie de supuestos relacionados con la falta de liquidez del titular que permiten sacar el dinero antes de tiempo. Y dos de ellos son el despido individual o colectivo por causas objetivas y el paro de larga duración. «Haga lo que haga, trate de pagar lo menos posible de IRPF. Deje el rescate para un ejercicio en el que sus ingresos anuales sean menores porque solo disponga de la prestación o el subsidio de desempleo», aconsejan en la OCU.

Los efectos psicológicos

Shock, duelo, incertidumbre, inseguridad, resignación...

Además de la parte laboral y económica, está la psicológica, «que muchas veces afecta más al trabajador que las dos primeras», advierte Isabel Aranda. A diferencia de las nuevas generaciones, los 'senior' suelen entender el despido como «un fracaso». Normalmente son los cabeza de familia y quedarse sin empleo de la noche a la mañana los coloca en una situación de «indefensión e inseguridad que muchas veces no saben gestionar. Les cuesta entender que valen más que su trabajo anterior», coinciden los expertos en selección de personal.

Según explica la vocal del departamento de Psicología del Trabajo, Organizaciones y Recursos Humanos del COP, los mayores de 50 años suelen pasar por varias fases que van del «shock inicial (ansiedad, insomnio, problemas gastrointestinales...) a la resignación (profecía autocumplida: 'da igual lo que haga', 'con esta edad no me quieren en ninguna parte'...) pasando por etapas de duelo (tristeza, vergüenza, sensación de fracaso...) e incertidumbre (afecta a la salud mental con episodios de agresividad, de aislamiento, depresión... y, en los casos más graves, incluso suicidio)».

En este sentido, los expertos coinciden en que lo mejor que le puede pasar a una persona que se queda en paro a esta edad es tener respaldo de la familia y, si hace falta, de grupos de apoyo. «A veces pensamos que cuando una persona queda en paro y tiene la vida resuelta desde el punto de vista económico no le afecta y no es así porque la pérdida de empleo supone también una pérdida de estatus. Es lo que pone su tarjeta de visita y el hecho de perder el cargo les hunde», señala Aranda.

Diseña un plan de ataque con tres objetivos

Desde el punto de vista económico, un trabajador 'senior' debe tener en cuenta que tiene que poder subsistir entre 10 y 17 años hasta poder jubilarse. «Así que haga recuento del dinero del que dispone y trate de que no se le escape un céntimo innecesariamente. Atornille sus gastos en seguros, bancos, tarifas de luz, teléfono...», aconsejan en la OCU. En el plano laboral, volver al trabajar resolvería el problema, pero no siempre es fácil. «No descarte ninguna opción, incluido el autoempleo». Y en cuanto a la jubilación –la mayor preocupación de los 'senior'–, «es crucial asegurar el derecho a cobrar una pensión cuando llegue el momento y procurar que no quede desmejorada».

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