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DANIELA CARVALHO
La importancia de cultivar el amor propio

La importancia de cultivar el amor propio

«Es como un músculo. Hay que ejercitarlo a diario y requiere esfuerzo»

Martes, 13 de abril 2021, 00:10

Al hablar de amor solemos referirnos a aquel que se transmite a otras personas pero, para que esa forma de afecto se dé, debe haber un tipo de amor previo: el propio. Este es la capacidad genuina de reconocer las fortalezas y virtudes de uno ... mismo e, igualmente, aceptar nuestras debilidades y defectos, integrándolos en el desarrollo de nuestra vida.

«Quien muestra amor propio suele ser definido como una persona con un 'carácter vivo', que se molesta cuando considera que su dignidad ha sido vulnerada o ridiculizada. Por contra, hay personas que admiten más fácilmente la crítica, incluso ser ninguneados, desplazados o dejados en segundo plano ocasionalmente, sin por ello alterarse, indignarse o simplemente protestar», explica Javier Urra, doctor en Psicología y en Ciencias de la Salud. «También hay quien generaliza este tipo de amor a su equipo de fútbol, su familia o su país, porque lo vive íntimamente como propio, aunque sean grupos heterogéneos», señala.

En positivo, el amor propio nos ayuda a lograr una mayor eficacia en las tareas emprendidas, da sensación de capacidad, evita que nos rindamos fácilmente, disminuye el miedo al ridículo y la necesidad de aprobación por parte de otros, reduce la ansiedad, la tristeza y la depresión, permite construir relaciones interpersonales más saludables y favorece la independencia y la autonomía. Eso sí, no debe confundirse con egolatría, egoísmo ni egocentrismo.

«Cuando hay carencia del mismo existe dependencia emocional, que es la creencia de necesitar de otra persona para estar bien con uno mismo. Se refleja, por ejemplo, en aquellas personas que lo dan todo por su pareja en una relación y se olvidan de su propio bienestar; pero también en quienes, al salir de una relación, empiezan con otra persona inmediatamente sin haberse dedicado un tiempo para estar bien», señaló la psicóloga Andrea Vianey, coordinadora de Acompañamiento Estudiantil de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), en México, en un evento virtual celebrado el pasado mes de febrero.

Urra también sostiene que «en las relaciones amorosas hay siempre personas que ceden más que otras, quizás por falta de amor propio o porque no les es rentable estar todo el día discutiendo. Si se da la circunstancia de que la pareja de un sujeto así tiende a imponer siempre su criterio, se corre el riesgo de que la invada y llegue a tiranizarla».

Como casi todo en la vida, aquello que se cultiva desde la infancia suele crecer sobre tierra fértil. Así, tanto nuestras propias costumbres, como el entorno, tienen un efecto directo en nuestro amor propio.

Nunca es tarde

«Unos padres que dan seguridad, que estimulan el apego, el vínculo, que apoyan y aprueban, generan en sus hijos un entorno agradable y seguro. Por el contrario, una familia muy desestructurada provoca inseguridad y una respuesta a veces violenta ante hechos que no lo merecen», destaca Urra. Aun así, el psicólogo afirma que, «más allá de los aspectos de la infancia, el amor propio se adquiere probando nuestros límites y venciendo retos, es decir, demostrándose a uno mismo la propia capacidad y valía». Eso sí, considera que, incluso si una persona no ha gozado de las circunstancias idóneas para desarrollar su autoestima, hacerlo en la vida adulta «es más difícil pero no imposible». «La voluntad, la convicción y el esfuerzo, lo pueden casi todo, o todo», recuerda.

Al respecto, Vianey opina que «el amor propio es como un músculo que hay que ejercitar a diario y que requiere esfuerzo». Para entrenarlo, recomienda trabajar sus cuatro pilares: el autoconcepto, la autoimagen, el autorreforzamiento y la autoeficacia.

  1. El autoconcepto

Es el tipo de pensamientos que tenemos hacia nosotros mismos. La psicóloga aconseja tener especial cuidado con la autocrítica y 'reprendernos' ante nuestras equivocaciones siempre de manera constructiva, con el objetivo de aprender de los errores. Por ejemplo, cuando algo nos sale mal enviar a nuestro cerebro el mensaje de «no tepreocupes, esto te sirve de experiencia y la próxima vez lo harás mejor», en lugar de «no sirves para nada» o «todo lo haces mal».

  1. La autoimagen

Es la forma en la que nos vemos. Nuestra naturaleza nos lleva a compararnos con los demás, pero Vianey invita a rechazar los cánones de belleza impuestos socialmente y a evitar las comparaciones injustas. Para trabajarlo podemos hacer una lista de nuestras fortalezas y debilidades, con ejemplos sobre cómo podemos mejorar estas últimas. El yoga también es un ejercicio interesante para conectar con tu cuerpo y aceptarlo.

  1. El autorreforzamiento

Implica elogiarse cuando consideramos que lo merecemos. Como la típica palmadita de ánimo en la espalda. No hay que exagerar, pero darse un gusto de vez en cuando no hace daño.

  1. La autoeficacia

Es la confianza que temos en nosotros mismos y que nos lleva a alcanzar nuestros objetivos. Para fomentar este aspecto, podemos marcarnos metas atractivas, pero realistas, específicas y con plazos definidos en un plan de acción. «Analiza y felicítate por tus logros, pero reconoce también tus fracasos», dice Vianey. Ella asegura que «trabajar en el amor propio no evitará que tengamos problemas, pero sí nos da herramientas para enfrentarlos».

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