'Ghosting': acaba el verano, se esfuma el amor

Como dice la famosa canción de Sonia y Selena que suena en las verbenas del verano, «cuando llega el calor, los chicos se enamoran». Y las chicas, claro. Es así, una verdad incontestable. Es más, los no tan jóvenes también sucumben a la subida de las temperaturas y la revolución hormonal de la temporada de amoríos por excelencia, cuando los idilios surgen como por arte de magia. Lo malo es que, muy a menudo, con la misma rapidez con que aparecen... se esfuman. Y lo que es peor, sin motivo ni explicaciones de por medio. Simplemente, alguna de las partes decide cortar por lo sano y, sin avisar, abandona todo contacto. Este comportamiento no es nuevo, no se acaba de inventar, lo que ocurre es que ahora, con las redes sociales y las plataformas de mensajería, el corte resulta muy abrupto y muy evidente. Y también muy doloroso.

Despedirse a la francesa, hacer luz de gas o bomba de humo... ahora tiene un nombre 'oficial' y anglosajón: 'ghosting', una práctica habitual y que estos días post-vacaciones está haciendo estragos, dejando corazones maltrechos por doquier. Las noches de verano han tocado a su fin -aunque aún queda algún coletazo- y al regresar a la rutina hay quien no ve encaje en su vida a ese romance iniciado en vacaciones. Y lo aparta de su vida sin miramientos.

«El 'ghosting' existe 365 días al año, y si es bisiesto, 366. Quien quiere 'ghostear', 'ghostea'», dice rotunda Elena Daprá, psicóloga sanitaria experta en bienestar y vocal de sección del Colegio Oficial de Psicología de Madrid.

Según explica, el repunte de casos después de las vacaciones se debe a que en verano todo se vive de otra manera: «Estamos relajados, nos permitimos un montón de cosas, y al volver a nuestra realidad ya no queremos lo que teníamos en verano, porque no pertenece al mismo ámbito». Y entonces llega la irresponsabilidad afectiva: muchos prefieren no hablar claro con la persona con la que han mantenido una relación (o lío, o superamor), ahorrarse conversaciones incómodas y esfumarse sin decir nada.

«Lo dejan en 'stand by' pensando 'como esto fue en el verano, no es mi vida'», censura la experta. A su juicio, se trata, sobre todo, de dejadez más que de maldad. Pero lo cierto es que esta práctica causa un gran daño emocional en la persona ignorada. «Le pone las cosas difíciles, por ejemplo, para tener nuevas relaciones, y para volver a confiar en alguien. Si te han hecho 'ghosting', tiendes a pensar que te van a hacer siempre lo mismo», apunta.

Sufrir este rechazo silencioso provoca que la víctima se aísle porque sufre emociones desagradables e intensas y no quiere volver a tenerlas. «Es el efecto inmediato: no vuelvo a intentarlo para no volver a pasar por eso», ahonda la psicóloga. Otra secuela es la pérdida de autoestima, sobre todo si ocurre más de una vez.

Personas que no saben gestionar el conflicto ni situaciones desagradables y que carecen de empatía. Pero, sobre todo, que no son responsables afectivamente. «Incluso llegan a tal punto que ni siquiera envían un mensaje por WhatsApp», lamenta la experta Elena Daprá. Que tampoco es lo más correcto, pero es algo. Lo ideal es que se comunique a la otra parte, cara a cara, que ya no se está interesado en mantener ese vínculo de modo que lo entienda bien y lo viva de la forma «menos desagradable posible». Aunque aún mejor, indican los expertos, es dejar claro al principio de la relación las pretensiones de cada cual. Aunque mucha gente no las expresa al inicio, bien porque no lo tienen claro, bien por miedo a perder la oportunidad...

Existen ciertos comportamientos que nos pueden indicar que no le interesamos a alguien a largo plazo. Si notamos que elude el conflicto o que es inmaduro... hay muchas papeletas de que nos vaya a hacer 'ghosting' en el futuro. «Pero no nos engañemos. Somos todos adultos y uno elige cómo se comporta y el tipo de respuesta que da hacia la otra persona, asumiendo la responsabilidad de nuestros actos o no», añade la experta. En definitiva, ¿se les ve venir? Pues no siempre.

La psicóloga insiste en que para manejar la situación lo fundamental es entender que nosotros sólo tenemos poder sobre lo que nos compete a nosotros mismos y no sobre lo que hacen otros: «Hay que asumir que cuando sufrimos este rechazo no somos los culpables. Es la otra persona la que debería responsabilizarse de lo que ha hecho o de lo que no ha hecho», subraya.

Lo correcto es expresar abiertamente nuestras intenciones y no dejar a la gente 'colgada' de nosotros, en un limbo muy desagradable. Así lo resume Elena Daprá: «Debe haber una comunicación asertiva, franca y abierta, de corazón, expresando todos nuestros sentimientos y teniendo cuidado y mimo con los de la otra persona. Podemos decir que no queremos seguir, por supuesto, pero siempre desde la empatía y el cariño, teniendo en cuenta que a nosotros tampoco nos gustaría que nos ignorasen sin más. ¿Y por qué tenemos que cuidar a otro? Porque es una manera de cuidarnos entre todos».

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