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Hombres que se valen de su labia para aprovecharse de las mujeres... existen desde que el mundo es mundo. De hecho, es un arquetipo muy arraigado en nuestra cultura, con la figura de Don Juan Tenorio a la cabeza. Como sabemos, este personaje dedicaba sus ... días (y sus noches) a seducir chicas a golpe de engaños, intensidad y piquito de oro. Y estas son las mismas armas que usan ahora los llamados estafadores del amor, que suelen captar a sus víctimas en portales de ligue y redes sociales con un único objetivo: sacarles todo el dinero.
En España se han destapado en los últimos años casos realmente mediáticos. Pero ha habido, seguro, muchos más que no se han llegado a denunciar por vergüenza (la víctima se siente muy tonta).Así lo advierte Sheila Queralt, experta en Lingüística Forense y autora de 'Estafas amorosas' (Larousse), quien alerta de que este tipo de delitos se están disparando «por el auge de la tecnología». «Siempre ha habido jetas, sí, pero ahora lo tienen más fácil», recalca.
Como colaboradora habitual de las fuerzas policiales –ejerce como perito judicial–,Queralt conoce muy bien las 'armas' de estos individuos para someter a sus víctimas. En su mayoría no son excesivamente guapos, «ni siquiera muy inteligentes», indica: lo que pasa es que, como Don Juan, dominan el arte de la palabra «casi a la perfección». Así, la experta en lingüística forense –que ha estudiado multitud de mensajes de texto de estos depredadores– nos explica cómo logran desplumar a mujeres normales y corrientes. «No son unas ingenuas, nos puede pasar a cualquiera», aclara.
Hemos leído titulares en prensa de ese tipo: 'Una mujer de Lleida paga 118.000 euros a un hombre en una estafa de amor'. Es real. Y nos decimos: 'Madre mía, ¡yo le iba a dar ese dineral a un tío por mucho que me gustase...!'. Con ello, estamos culpabilizando de alguna manera a la víctima. Pues bien, no nos creamos todos tan listos. Según Queralt, el trabajo previo que realizan los estafadores deja a las víctimas «desarmadas» y esa es, precisamente, «la clave de su éxito». «Realizan un estudio de la víctima para saber qué necesita, sus gustos... y se lo ofrecen todo –alerta Queralt–. Con esa información, además, crean un personaje, una media naranja (porque son totalmente camaleónicos)». Es decir, se convierten en el hombre soñado por la víctima.
En nuestra vida amorosa todos tenemos momentos verbales más o menos intensos, pero suelen llegar de manera progresiva y no son constantes.Pero lo de los estafadores del amor es un no parar. Puro fuego verbal. «Hasta demasiado. Ya desde el principio se muestran muy románticos, muy profundos, excesivamente cariñosos. Van muy rápido en las relaciones.Si alguna vez notamos estos rasgos, ojo, hay que desconfiar», apunta la experta. ¿Por qué tanta velocidad? Porque su objetivo es llegar al dinero y, si no funciona con una víctima, tienen que pasar a otra.«De hecho, lo normal es que antes de acabar con una ya le hayan echado el ojo a otra.Son muy planificadores y actúan en serie», advierte Queralt.
Como quieren establecer un vínculo rápido con sus víctimas, suelen hacer algún regalito muy al principio de la relación. Con ello también buscan reciprocidad.
Desde la lingüística forense, estos individuos presentan dos rasgos muy significativos en su discurso: usan muchos términos cariñosos (princesa, preciosa, amor mío... a esto se le llama 'love bombing') y repiten constantemente palabras y expresiones como confianza, amor eterno, sinceridad... «Que tengan que formular esta repetición sobre algunos conceptos ya indica una falta de veracidad», apunta.
Queralt lo tiene muy estudiado. Los estafadores son unos 'plantadores de semillitas'. Esto significa que, para embaucar, empiezan a plantear pequeños anticipos a las mujeres que luego dan pie a peticiones más grandes ('parece que mi madre no está bien' y poco después dice que tiene cáncer y que necesita dinero para un tratamiento, por ejemplo). Es decir, preparan el terreno siempre. Otro de sus trucos favoritos: te piden algo desmesurado –por ejemplo, 100.000 euros, para algo muy urgente y normalmente lacrimógeno– y reciben la negativa que les das más o menos bien. Poco después piden, por ejemplo, 5.000... Y saben que ahí no te puedes negar. «Juegan con que muchas mujeres tienen un acusado instinto de protección que las lleva a intentar cuidar y ayudar», apunta la experta.
Francisco G. Manzanares 'El Embaucador', condenado en distintas ocasiones.Se cree que ha estafado tres millones de euros. Ha sido denunciado por medio centenar de víctimas. Cumple condena hasta 2030.
Rodrigo Nogueira 'El Donjuán Gallego'. Se han confirmado 65 víctimas de sus estafas.Actualmente en prisión.
Albert Caballé 'El Gigoló Estafador'. «Ha estafado a 30 mujeres desde 2016.Ahora, por primera vez, podría entrar en prisión», dice Queralt en el libro.
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