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HIGINIA GARAY
Cuando llorar la muerte de un ser querido no está permitido

Cuando llorar la muerte de un ser querido no está permitido

Se llama duelo desautorizado y se manifiesta por el fallecimiento de un amante, una expareja o incluso una mascota. «Mucho cuidado con estos procesos porque suelen pasar factura en el futuro»

Miércoles, 2 de junio 2021, 00:05

El ser humano es el único animal que sabe con certeza que va a morir, sin embargo «hacemos como que nunca va a pasar. Vivimos de espaldas a ella». Y esta es una de las grandes dificultades del duelo. «Nuestra fobia a la muerte se refleja incluso en las expresiones que usamos cuando una persona fallece: 'se ha ido', 'se marchó'... Son formas de maquillar la realidad para no afrontar lo inevitable», explica el psicólogo José González. El duelo es «la reacción natural a la pérdida» y los dolientes necesitan recorrer ese proceso y «conectar con la rabia, la tristeza, la ira, la envidia y la culpa» para poder seguir adelante sin tantas piedras en la mochila. «Probablemente sea una de las situaciones más extresantes a las que nos tenemos que enfrentar a lo largo de nuestra vida, pero debemos hacerlo. Es como atravesar un túnel: el lugar por donde sales es necesariamente distinto al lugar por donde entraste», ejemplifica el experto, coautor del libro 'El duelo, crecer en la pérdida' (RBA).

Nadie pone en duda el dolor de unos padres por la muerte de un hijo en accidente de tráfico o el sufrimiento por el fallecimiento repentino de un hermano o una madre joven. Pero no siempre es así. Hay situaciones concretas en las que no solo no está bien visto mostrar ese dolor en público sino que además no se puede. Ocurre, por ejemplo, cuando el vínculo con la persona fallecida no estaba reconocido socialmente, como es el caso de un amante o incluso de una expareja. Es lo que se conoce como duelo desautorizado o prohibido y está detrás de muchos episodios de depresión, ansiedad y abuso de fármacos que afloran en el doliente años más tarde. «Es un proceso muy complejo», coinciden los expertos.

«Este tipo de duelo suele manifestarse cuando la persona cree que no está legitimada para llorar la muerte del fallecido (expareja) o bien cuando el entorno no comprende su sufrimiento porque no es lo que corresponde (amante). El miedo a lo que sienten y al 'qué dirán' les impide transitar su tristeza libremente», aclara Montserrat Lacalle, profesora de Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). El duelo desautorizado es una situación relativamente frecuente en sociedades donde todavía se condena la homosexualidad o cuando una pareja del mismo sexo ha ocultado su relación a ojos de los demás. «En estos casos, el doliente pierde todas las herramientas de apoyo social, desde su reconocimiento en un lugar preferente en los funerales hasta la posibilidad de recibir apoyo por los más allegados», precisa Enric Soler, experto en procesos de duelo de alta complejidad y profesor de Psicología de la UOC.

Cuando el fallecido es una expareja o un antiguo amor, el conflicto no se produce únicamente por no poder mostrar el sufrimiento en público. «También es interno. Se trata de un proceso muy difícil de elaborar porque muchas veces el doliente no se permite procesar la pérdida. Tiene miedo a enfrentarse a determinados sentimientos y los tapa. Que una persona experimente todas esas emociones desagradables no significa necesariamente que no quiera a su actual pareja o viva anclada en el pasado. Simplemente, necesita pasarlas para seguir adelante», asiente José González, divulgador y experto en este tipo de procesos.

«Hay que llorar»

La pérdida de alguien cercano supone todo un reto emocional al que debemos hacer frente, «incluso cuando creamos que no nos corresponde mostrar nuestro dolor», insiste Lacalle. ««Los duelos no son opcionales. Se pueden postergar, diferir, congelar, aplazar, negar, elaborarlos a medias... Pero hay que afrontarlos. Debemos permitirnos llorar, estar tristes o manifestar los sentimientos que tengamos sin cuestionar nuestras propias emociones», coinciden los especialistas de la UOC.

En este sentido, todos los fallecimientos relativos a relaciones no aceptadas por nuestro entorno pueden ser vividos como duelos desautorizados. «Hay tantos como estructuras de vínculos afectivos no reconocidas y legitimadas por la sociedad. Desde la muerte de un integrante de una relación de pareja de más de dos personas, al fallecimiento de una mascota o incluso el duelo perinatal», enumera Enric Soler.

Aunque el dolor por la pérdida de un nonato está cada vez más legitimado en nuestra sociedad, son muchos los padres que todavía lo viven como un duelo prohibido. «Parece como si el sufrimiento tuviese que ver con el tamaño del feto. No se les deja espacio para transitar su tristeza», espeta González. Una opinión con la que coincide la psicoterapeuta Alba Payás, autora del libro 'Las tareas del duelo' (Paidós). «La pareja se siente desautorizada para hablarlo porque no ha habido nacimiento, bautizo o entierro. El niño no tiene nombre, no quedan fotos ni recuerdos. Nada que pueda avalar su existencia. Sin embargo, el niño es su hijo desde la concepción, en la imaginación, en las expectativas y esperanzas de sus padres».

La muerte de una mascota también puede incluirse bajo el paraguas de los duelos desautorizados, sobre todo cuando el entorno resta valor a la importancia del vínculo afectivo. «La pérdida de un perro o un gato se entiende como un duelo de primera magnitud. Lo que ocurre es que las personas a las que no le gustan los animales o que nunca han tenido una mascota son incapaces de entender el dolor que se siente por esa pérdida», argumenta José Gonzalez. Ocurre algo parecido cuando la persona que fallece es muy mayor. «Es como si la sociedad no te permitiese estar triste, sentirte mal... Ya sabemos que es ley de vida, pero cada uno elabora el duelo como puede, no como quiere», concluye el experto.

El 'te acompaño en el sentimiento' te alivia más a tí que al doliente

Los expertos en procesos de duelo, José González y Manuel Nevado, coinciden en que una de las situaciones «más tensas y a la vez más normalizadas» se produce en el momento de tener que dar el pésame. «Las frases de luto tienen más que ver con la incomodidad de quien las dice y su dificultad para sostener la emoción de la persona que sufre que con la ayuda emocional y el acompañamiento verdadero», sentencian. A su juicio, el socorrido 'te acompaño en el sentimiento' es una de las frases hechas que mejor ejemplifica ese «acto automático que en nada ayuda al doliente». «Supone más bien un alivio para quien la pronuncia, tal vez angustiado por no saber qué decir y por la necesidad de tener que transmitir algo. Pero también por la dificultad que supone escuchar», precisa José González. ¿Qué debemos hacer entonces? «Basta con un acercamiento, un abrazo sentido y una escucha del dolor de la persona que ha perdido a un ser querido», aconsejan los expertos, que han elaborado un listado con las «frases inútiles» más repetidas para dar el pésame.

1. Sé como te sientes

2. Te acompaño en el sentimiento.

3. Ahora ya descansáis los dos.

4. Lo llevarás bien.Eres fuerte.

5. Suerte que tienes hijos y te ayudarán.

6. Así es la vida. Hoy estamos aquí y mañana quién sabe.

7. Podría haber sido peor.

8. Tranquila, el tiempo todo lo cura.

9. No somos nadie.

10. Con lo bueno que era.

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