Secciones
Servicios
Destacamos
Jesús tiene dos años y medio y nació con hipoacusia (incapacidad para escuchar sonidos), una secuela debida a su nacimiento prematuro. Para intentar mejorar su audición, le prescribieron unos audífonos, pero el pasado mes de febrero, mientras paseaba con sus abuelos por Granada, los perdió. Para su familia, que había hecho una inversión de más de 2.000 euros en la compra, se presentó un problema importante. «Cuando nació no escuchaba nada y gracias a esos dispositivos había ido recuperando el oído poco a poco, así que no podíamos estar sin ellos. Los especialistas nos dijeron que, probablemente, en aquel momento Jesús ya comenzaba a escuchar de forma autónoma y los audífonos quizás le molestaban, así que se los quitó él mismo», cuenta Carlos Rodrigo, su padre. Lo denunciaron en comisaría, pusieron carteles por el barrio y pidieron ayuda a través de las redes sociales. La voz se corrió y llegó a la prensa y la televisión y, al final, Jesús recuperó uno de sus audífonos, que encontró una joven por la calle. El otro se lo regalaron entre la empresa fabricante y el centro de audición al que acudía.
Como Jesús, son muchas las personas que pierden cosas por la calle, en el autobús, en el tren… y no siempre tienen la suerte de encontrarlas. Otros, más afortunados, los recuperan. ¿Cómo? Por casualidad o porque llegaron a alguna oficina de objetos perdidos.
En la de Valladolid nos cuentan que perder los audífonos, precisamente, es más común de lo que parece. «Sobre todo a raíz de la pandemia, porque, al colocarse la mascarilla, a muchos se les caen sin darse cuenta». Ellos mismos han recibido algún par de audífonos sin dueño y un montón más de objetos de todo tipo: carteras (en abundancia), móviles, relojes, carritos de bebé, orinales, palos de hockey, ¡y hasta dentaduras postizas!
Pero, para sorprendente, lo que llegó a la oficina de Bilbao. «Tenemos una cabeza de jabalí disecada y un sillón de masajes. Nos han traído casi de todo aquí: desde kits de insulina, hasta sobres con dinero, inhaladores, cucharas, bolsos con objetos de lo más diversos… Sin embargo, hay muchas consultas por gafas graduadas y nos traen muy pocas».
En Madrid también tienen todo un bazar. «Hay monederos, maletas, maletines, móviles, ropa, instrumentos musicales, cuadros, plumas, bolígrafos, bastones, muletas, carros de la compra, sillas de bebé, juguetes, relojes y hasta cañas de pescar», afirman desde el ayuntamiento de la capital. Y así hasta 88.585 objetos extraviados.
¿No son muchos? Sí, pero podrían ser más, tal como advierte la delegada del área de Hacienda y Personal del ayuntamiento madrileño, Engracia Hidalgo. «Mientras que en 2018 y 2019 se recogieron en la oficina más de 70.000 objetos cada año, con una media de casi 200 objetos al día, en 2020 la cifra se redujo prácticamente a la mitad, con 34.707 objetos. Una tendencia que se mantiene en los seis primeros meses de este año, con 15.883 enseres registrados».
De ellos, ya se han devuelto 2.730 (2.590 al propietario y 140 al hallador), muy por debajo de los datos de los años de gestión ordinaria, donde ya se habían devuelto cerca de 10.000 objetos por estas mismas fechas.
– ¿Qué requisitos hay que cumplir para recuperar un objeto?
– Los enseres que se reciben se registran en el programa informático indicando procedencia, día de entrega, lugar de pérdida, descripción del objeto y datos del propietario y de la persona halladora, si existieran. Si consta algún dato que permita la localización del propietario se le comunica por el medio de que se tuviera constancia: teléfono, correo electrónico, notificación al domicilio –explican desde la oficina de Madrid–.
A lo que desde Bilbao añaden: «En el caso de no residir en la ciudad, o alrededores, o por algún motivo especial de movilidad, lo enviamos a la dirección que nos indiquen».
88.585 enseres extraviados hay actualmente la oficina de objetos perdidos del Ayuntamiento de Madrid, entre los que se encuentran carteras, maletas, móviles, ropa, instrumentos musicales, cuadros, bolígrafos, bastones, muletas o relojes.
Las vías a través de las que se pueden hacer consultas de objetos perdidos son: de forma presencial, por teléfono o a través del correo electrónico de las distintas oficinas de objetos perdidos de cada ciudad.
Asimismo, los distintos ayuntamientos municipales publican en su Boletín Oficial mensual una relación genérica de los objetos recibidos el mes anterior. «Si el propietario no lo recoge en un periodo de dos años, el objeto pasa a pertenecer a la persona que lo encontró. Se excluyen, eso sí, los móviles, ordenadores y aparatos similares, pues pueden poseer datos personales. Los halladores solicitan, principalmente, que se les devuelva el dinero o las joyas encontradas por ellos», explican desde Bilbao.
Si no se puede entregar ni al propietario ni al hallador, pasan a ser de propiedad municipal. «Cuando el objeto ya es del ayuntamiento puede destinarse al aprovechamiento de otros servicios municipales. Así, por ejemplo, algunas maletas las utiliza la Policía Municipal para los entrenamientos de los perros», cuentan desde la oficina de Madrid. «También se derivan objetos a ONGs y otras instituciones sin ánimo de lucro. Aquí, por ejemplo, se ha firmado recientemente un convenio con una ONG que desarrolla proyectos sanitarios y educativos en Honduras y, próximamente, se va a firmar otro con una entidad similar para la reutilización de las gafas graduadas y de sol depositadas en la oficina, que se enviarán a Zimbawe. Además, el pasado 14 de junio se suscribió un convenio con Basurama, una entidad que desarrolla proyectos artísticos mediante el reciclado de productos a los que se quiere dar una segunda vida».
La tercera opción para dar salida a los objetos perdidos es la subasta. De hecho, durante los primeros quince días de septiembre se ha celebrado una subasta de relojes y objetos de oro, plata y bisutería con más de 2.000 piezas convocada por el Ayuntamiento de Madrid. Entre las cosas subastadas había alianzas, anillos conmemorativos, pulseras, colgantes, cadenas y relojes de diferentes marcas. El único requisito para pujar era ser mayor de edad.
Por su parte, los objetos sin valor a los que no se les encuentra acomodo a través de ninguna de estas vías, se les aplican los procedimientos de eliminación y reciclado.
Nuestro despiste u olvido no siempre es la única causa de pérdidas de objetos. «La mayoría de las carteras que nos llegan se sospecha que han sido robadas, y que los ladrones, tras coger lo que les interesa, las tiran», destacan en la oficina de objetos perdidos de Bilbao. ¿Y qué pasa con el dinero? Hay varias opciones: que lo reclame su propietario o, en su defecto, que pase a pertenecer al hallador del mismo al transcurrir dos años desde que se encontró.
Si no es recuperado por ninguno de los dos, pasa a las arcas municipales en beneficio de todos los ciudadanos. «Tanto en 2019 como en 2020 se ingresaron más de 100.000 euros en Madrid. En el primer semestre de este año, se han depositado más de 55.000 euros», señalan desde la capital. En Bilbao, el dinero que pasa a las arcas municipales anualmente ronda los 7.000 euros, y los 5.000 en Valladolid.
Publicidad
Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
Clara Alba, Cristina Cándido y Leticia Aróstegui
Javier Martínez y Leticia Aróstegui
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.