Secciones
Servicios
Destacamos
Vivimos una situación inédita que nos sitúa en nuestra justa vulnerabilidad. No solo como individuos, sino también como sociedad. Y la reacción más visible ha sido la empatía. El riesgo de que el miedo al contagio en mitad de la pandemia del COVID-19 saque lo peor de algunos es real. Siempre habrá gente demasiado enfadada con el mundo y consigo misma para remar en contra. Pero lo cierto es que por ahora está sacando lo mejor de muchos. Las reacciones de individuos que se organizan en colectivos para, a su nivel y en su entorno, prestar ayuda al prójimo han corrido como la pólvora en apenas unos días. Gracias a que somos una sociedad conectada a través de las redes sociales e internet, entrar en contacto para hacer frente a un peligro como grupo, y no como individuos aislados, es más fácil. Psicólogos y filósofos, en auge ahora que toda esta crisis nos pone a prueba desde el punto de vista de la convivencia y el comportamiento, coinciden en destacar que el momento nos recuerda «que dependemos los unos de los otros» y que «debemos cuidar para que nos puedan cuidar», como señala Manuel Armayones, doctor en Psicología e investigador de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Cristina Pereira, vocal del grupo de emergencias del Colegio de Psicólogos de Madrid, recordaba reacciones en masa de la sociedad española con motivo de tragedias como las del 11M. Ella cree que está en nuestro ADN el ayudar al prójimo y lo recomienda como método para estar mejor y sentir que se contribuye a una buena causa global. Hay muchas personas que lo han entendido así: desde jóvenes que se ofrecen a hacer la compra hasta profesionales que pasan consulta gratis o grandes donaciones. Si aún no ha dado el paso, resumimos algunas propuestas para que se deje contagiar por la otra epidemia, la de buena vecindad.
Recursos médicos
Tres colegas procedentes del ámbito de la innovación, la biomedicina y la ingeniería comenzaron a hablar por WhatsApp de la posibilidad de fabricar respiradores 'low cost' en previsión de que faltase material sanitario. Jorge Barredo, de Cotec, uno de los miembros del grupo, anunciaba el día 12 que tenían 25 miembros. La iniciativa corrió como la pólvora en redes. Hoy son una plataforma de Ayuda Innovadora a la Respiración (AIRE) con más de 230 miembros aportando su conocimiento y sus recursos. La idea es fabricar nuevos respiradores con técnicas de impresión 3D para enfermos menos graves o adaptar con pequeños retoques otros dispositivos que ya existen.
Festivales en 'streaming'
Decenas de artistas españoles pusieron a disposición del público su arte con actuaciones en 'streaming' en cuanto comenzaron a cancelarse conciertos. Algunos empezaron a hacerlo de forma independiente, como Alejandro Sanz, que reunió a 200.000 internautas la pasada semana. Pero los ejemplos han cundido y han acabado por organizarse en festivales virtuales. El 'Yo me quedo en casa' celebra este fin de semana en Instagram su segunda edición y ha contado con Rozalén, Marwan, Alfred García, entre otros. Y hay para todos los gustos. El Cuarentena Fest, por ejemplo, reúne a bandas independientes que actúan toda la semana en YouTube Live.
Médicos, psicólogos, informáticos
Los médicos fueron los primeros pero el gesto ha animado a otros profesionales a seguirles. Cardiólogos (@RaulAravaca), dermatólogos (@FValcuende o @dermasolidaria), psicólogos (@VictorDujo), oftalmólogos (@tu_oftalmologo) comenzaron a difundir mensajes a través de Twitter en los que ofrecían consulta gratuita. Para evitar salir a la calle o aliviar los centros sanitarios, los profesionales se prestan a resolver dudas sencillas vía correo electrónico, mensajes directos o sesiones vía Skype. A los médicos se han ido sumando otros profesionales que asesoran de forma gratuita como abogados o informáticos (@sebasspuny).
Jóvenes en los barrios
Fue la primera reacción solidaria que desencadenó el coronavirus: vecinos ofreciendo a los mayores del bloque hacer recados para evitar que saliesen de casa y se expusiesen a la hora de ir a comprar al supermercado o a la farmacia. Hoy no hay comunidad en la que falte un cartel cuidadosamente redactado y pegado con celo en el ascensor o el portal. Sumarse a algo así es tan sencillo como la idea. Además de la compra, se pasean perros y se cuidan a los niños. Más allá, en grandes ciudades funcionan aplicaciones móviles como 'Tienes sal' o 'Nextdoor' pensadas para conectar a los vecinos del barrio que están ahora en pleno auge
Restaurantes en acción
Ante el desastre de tener que cerrar, muchos establecimientos anunciaron que regalarían la comida para no desperdiciar nada. Algunos han canalizado el ofrecimiento a través de organizaciones de ayuda a personas desfavorecidas de distinta índole. Por ejemplo, el restaurante Tatel, en Madrid, donó 40 tortillas y 50 kilos de fruta y verduras a dos comedores sociales. En EE UU el chef José Andrés ha transformado en esto último varios locales. Más allá de colectivos desfavorecidos, cadenas de hostelería como Manolo Bakes, Goiko Grill o Grosso Napolitano se han unido para repartir comida a los trabajadores de los servicios médicos en distintos hospitales.
Material de protección
Batas, guantes, gel desinfectante, mascarillas... Las donaciones de material para la protección de sanitarios y personal de servicios se han multiplicado de forma exponencial por parte de empresas y oenegés. Pequeños empresarios repartidos por toda la geografía española (Valencia, Cataluña, Andalucía, Murcia, Madrid) han entregado a hospitales todo el 'stock' que tenían o, en otros casos, han fabricado material para repartirlo. Y grandes como Xiaomi o Inditex. Muchos se suman a la cadena cada día. Organizaciones como Unicef o la Comunidad China en España también han realizado donaciones de miles de unidades de profilaxis.
Mensajes para los enfermos
Si de dar ideas se trata, la que tuvo una sanitaria de Madrid que pidió que mandaran cartas de apoyo a las personas ingresadas por el coronavirus tocó a muchos el corazón. ¿Merece la pena perder el tiempo en escribir una reflexión en dos párrafos a un desconocido? ¡Sorpresa! Cientos de españoles piensan que sí. La médica lanzó la petición a través de un audio de WhatsApp y la respuesta ciudadana fue tan abrumadora que finalmente ha tenido que ser el Colegio de Médicos el encargado de gestionar la avalancha de misivas electrónicas. Han decidido repartir por los hospitales españoles el aluvión de palabras llenas de deseos de pronta recuperación. En Málaga, al Hospital Regional también le ha gustado la idea y ha puesto en marcha una iniciativa similar.
#yomequedoencasa
El mayor gesto de solidaridad que ha tenido la población española ha sido la campaña #Yomequedoencasa nacida en redes sociales. Antes de que el Gobierno advirtiera de que todo aquel que estuviese en la calle sin causa justificada sería multado, ciudadanos anónimos y personalidades de referencia, cada una en su ámbito, comenzaron a difundir el citado hastag para llamar a la responsabilidad. Muchos no han cumplido, pero no son mayoría. Esta iniciativa fue la primera en poner de manifiesto que la gente es capaz de renunciar a cosas tan preciadas como la libertad de circulación por un bien común como frenar la curva de contagios.
Publicidad
Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
Clara Alba, Cristina Cándido y Leticia Aróstegui
Javier Martínez y Leticia Aróstegui
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.