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A veces oímos cosas que, si las analizamos fríamente, son un poco de chiste, como un 'sketch' surrealista de Faemino y Cansado. «El CEO y el MD han convocado a todo el staff a un briefing. Y esperan un feedback por parte de los empleados ... que lleve a un brainstorming». Qué cháchara infernal, ¿no? Pues muchos ya sabemos 'traducir' mensajes como este, que viene a decir, en resumen, que los jefazos van a hacer una reunión con los trabajadores para recabar ideas. ¿Por qué, entonces, no lo decimos así? Eso mismo se preguntan organismos como la RAE y la Fundéu, acostumbrados ya a echar pestes sobre este tipo de expresiones del ámbito empresarial que están desplazando a sus equivalentes en castellano, perfectamente válidos.
Pues bien, hay varias teorías sobre la popularización de este tipo de términos, que ya son los reyes de las circulares de empresa, los emails y las reuniones de trabajo. Una de ellas, extraída de las conclusiones de un estudio británico –realizado por CV Library (una de las principales bolsas de trabajo del Reino Unido) mediante encuestas a empleados de distintos sectores–, sostiene que el 74% de los empleados cree que sus compañeros usan estas palabritas de moda (y eso que para ellos no son extranjeras) para «parecer más inteligentes». Lo que en lenguaje castizo sería el 'ir de guay' de toda la vida, vamos. Además, el 70% indicaba que estaría encantado de eliminar estos vocablos por completo. En castellano: la mayoría está harta de ellos.
Y ahí va la segunda teoría que explica el éxito de esta jerga a pesar de que no gusta a casi nadie. «A mis alumnos les digo: 'Bienvenidos a la 'new economy'. El modelo tradicional de industria pesada, los coches... ha dado paso a otras formas de economía más flexible y 'ligera', nuevas tecnologías, 'ecommerce'... y estos modelos son importados, ¡lo mismo que su terminología!», argumenta Salvatore Mocchia, profesor del Grado en Dirección y Administración de Empresas de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), quien recuerda que en este cambio de lenguaje hay un factor muy importante. Los dirigentes de algunas de las empresas más poderosas del mundo, como Facebook, Netflix o Spotify, son muy jóvenes. Y llevan con ellos este lenguaje que aplican a sus negocios y se convierte en referente para el resto.
¿Verdad que ahora hay CEOs por aquí y por allá? ¿Dónde están los jefes o jefazos de toda la vida? Pues parece que se los han comido los CEOs (Chief Executive Officers, el director ejecutivo, es decir, la persona con la más alta responsabilidad dentro de una empresa). Este término surgió de las grandes multinacionales anglosajonas, pero ahora toda firma, incluso las pequeñas y medianas empresas, tiene su CEO. Que no es lo mismo que el COO (director de operaciones de toda la vida), ni el mánager (gerente), ni el MD ('managing director' o director general). Qué lío, ¿no? Y con estas cosas más vale acertar, sobre todo si eres un subordinado.
«A ver, el CEO no deja de ser el consejero delegado de siempre. Pero en las estructuras jerárquicas es cada vez más difícil adivinar quién es el jefe, sí –medio bromea Mocchia–. Y no solo por los nombres, también porque las estructuras piramidales han dado paso a otras más transversales. No hay un solo jefe, a veces hay jefes de proyecto que cuando este termina deja de serlo y se reconfigura el equipo...». Es decir, el organigrama empresarial es algo más vivo. Pero, si alguien tiene dudas con la nomenclatura al entrar a trabajar en una empresa, Mocchia propone hacerse dos preguntas: «Quién maneja el dinero y quién los recursos humanos (es decir, quién te puede echar a la calle)». Aplicando estas claves no te sueles equivocar.
Las palabras anglosajonas no se han quedado limitadas a la cúspide empresarial. Muchas aspectos del mundo de los negocios se expresan ya de manera habitual en inglés o mediante acrónimos en inglés. ¿No es esto una muestra de esnobismo? Para Mocchia, no. Y pone un ejemplo de por qué los anglicismos 'triunfan'. «Imagina que vas a una feria internacional con tu tarjeta de presentación. Con los 'nuevos nombres' todo el mundo, del país que sea, va a saber quién eres», asegura el experto. Lo mismo ocurre en las redes sociales. Así que no, muy a pesar de la RAE, parece que ya no hay vuelta atrás.
¿Las causas del éxito de estas palabras? Marcos Vélez Barreiro, autor de la tesis 'Anglicismos en la prensa económica española', explica que «fueron fundamentalmente hablantes de inglés los que diseñaron los sistemas económico y financiero que rigen el mundo de hoy».De ahí que sus palabras colonicen el mundo de los negocios. Otra causa de que desplacen a palabras de otros idiomas, apunta, son las redes sociales y el dinamismo del ámbito empresarial, que hace que su terminología se renueve a velocidad de vértigo. «Nuevos productos financieros, estrategias comerciales, formas de trabajo y organización surgen todos los días y se acuñan en lengua inglesa», destaca. Estas son algunas de las más usadas:
Staff Es la plantilla.El personal. El equipo. Los currelas de siempre.
Startup Empresa emergente o de nueva creación.
Engagement Es multiusos.Lieralmente significa 'compromiso' y puede referirse al del empleado con la entidad para la que trabaja, a la fidelidad del cliente a la marca o al interés de los usuarios en redes sociales respecto a los mensajes de la firma.
Branding o hacer branding Hacer marca.
Input Aporte, contribución.
YTD 'Year to Date', en lo que llevamos de año.
Call Se refiere a contactar con alguien por teléfono, videoconferencia...
ASAP 'As Soon As Possible' (ASAP), quiere decir 'tan pronto como sea posible'.Se usa sobre todo por email o whatsapp, pero cada vez más en lengua oral. «Entrégame eso ASAP», por ejemplo. Es decir, echando virutas (EV).
Briefing Reunión.Normalmente, para repasar tareas inminentes de la agenda o para exponer un proyecto.
Deadline Fecha límite para entregar algo. El plazo, vaya.
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