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¿Quiere vivir mejor? Pruebe a ser más agradecido

¿Quiere vivir mejor? Pruebe a ser más agradecido

Los estudios sostienen que practicar el agradecimiento modifica la estructura molecular del cerebro y mejora la salud física y psicológica

Viernes, 10 de diciembre 2021

Hay pocos remedios tan baratos como ser agradecido. Disminuye los niveles de estrés y depresión, previene la neurodegeneración, fortalece el sistema inmunológico, mejora la calidad del sueño, reduce las actitudes hostiles y agresivas, aumenta la resistencia emocional y la empatía, favorece una percepción del ... dolor menos intensa, aumenta la autoestima, fomenta las relaciones sociales, promueve unos hábitos de vida más sanos... Parece exagerado, pero así lo recogen diversos estudios respecto a los beneficios de practicar la gratitud.

Uno de los más recientes, publicado en 2020 y realizado por el Centro de Investigación para el Desarrollo del Mindfulness en la Universidad de California (UCLA), ha demostrado que la gratitud cambia incluso la estructura molecular del cerebro, ayudando a que la materia gris funcione mejor y aumentando la sensación de bienestar y satisfacción con la vida.

Mucho de ello tiene que ver con que «al expresar gratitud se estimulan áreas del cerebro responsables de los sentimientos de recompensa y se liberan neurotransmisores como la dopamina, causante de las sensaciones de placer; la serotonina y la norepinefrina, encargadas de los estados anímicos; o la oxitocina, responsable de la cohesión social», expresa la psicóloga clínica Karmele Zabala.

El problema es que un gesto tan sencillo como dar las gracias no siempre nos resulta fácil. De hecho, «socialmente hemos interiorizado que 'el que no llora no mama' y estamos convencidos de que quejarnos es más práctico que ser agradecidos, porque nos mantiene alerta ante posibles amenazas y nos da acceso a determinados beneficios», sostiene Zabala.

«Es parte de la herencia de nuestros antepasados, porque por puro instinto de supervivencia el cerebro está configurado para centrarse antes en lo negativo que en lo positivo», agrega Ana Asensio, psicóloga de Vidas en Positivo y doctora en neurociencia.

Otra causa es que solemos normalizar los aspectos positivos de nuestra vida y únicamente los valoramos cuando los perdemos, como la salud o el trabajo. «Es una actitud que viene reforzada por la sociedad de consumo en la que vivimos, que se enfoca precisamente hacia lo que nos falta, para que luchemos por adquirirlo y consumamos más, no hacia cuidar y mantener lo que ya tenemos».

La gratitud en pandemia

Esta es una actitud mucho más común entre los hombres, mientras que las mujeres, en términos generales, tienden a ser más agradecidas. También practican más la gratitud aquellas personas que en un momento dado han perdido su estado de bienestar (por una enfermedad, por quedarse en paro, por la muerte de un ser querido...), mientras que aquellas con alto sentido de la independencia tienden a ser menos agradecidas.

El mayor inconveniente que supone la falta de gratitud es que nos condena a la frustración y la insatisfacción, y la situación provocada por la pandemia lo ha puesto en relieve.

«La red de solidaridad que se creó durante el confinamiento nos llevó a pensar que la Covid-19 iba a suponer un antes y un después. Que empezaríamos a valorar más lo cercano, lo pequeño, lo cotidiano, la naturaleza, y a ser mejores personas. Así ha sido en algunos casos, pero en otros está sacando lo peor de nosotros mismos, e incluso ha influido en el aumento de la violencia en todos los contextos (sociales, familiares, de género…)», lamenta Zabala.

Por eso, las especialistas animan a cultivar la gratitud, más incluso en estos tiempos, porque es «la mejor vacuna» para lograr un mayor bienestar. «Hay que tener en cuenta que, fisiológicamente, no podemos sentir angustia, miedo, resentimiento o rabia al mismo tiempo que agradecimiento. Con lo cual, abogar por la gratitud nos permitirá evitar esas emociones menos agradables y mejorará nuestra salud general».

Eso sí, al igual que las vacunas necesitan dosis de refuerzo, el agradecimiento no es algo que se aprende de pequeños y se queda ahí para siempre. Hay que ejercitarlo día a día. ¿Cómo? «Valorando hasta las cosas más sencillas. El café de la mañana, la ducha caliente, la sonrisa de un compañero, el abrazo de un hijo, un gesto de amor de nuestra pareja, un paisaje bonito...», enumera Asensio. «La cuestión no es que las personas felices sean más agradecidas, sino que las personas agradecidas se sienten más felices», agrega Zabala.

Maneras de fomentar la gratitud

  • Al despertar Reserve un minuto cada mañana para determinar hacia dónde le gustaría centrar su gratitud ese día. Por ejemplo, hacia una persona, situación o cosa.

  • Diario de agradecimiento Cada noche, agradezca tres cosas al día, o a la vida, y escríbalas en un cuaderno.

  • 'Gimnasia' de agradecimiento Ponga en práctica gestos sencillos como dejarle una nota bonita a su pareja dándole las gracias por algo o agradecer a sus familiares y amigos su ayuda, apoyo o cariño.

  • Meditación, yoga y 'mindfullnes' Son tres disciplinas físicas interesantes para fomentar la gratitud, mucho de lo cual se realiza a través de la respiración consciente.

  • Agradecerse a uno mismo Dar las gracias por nuestras propias aptitudes y actitudes ante la vida fomenta la salud mental, la autoestima y el autoconcepto. Puede hacerlo mientras se lava los dientes. Mírese al espejo y piense en algo que haya hecho bien recientemente o que le gusta de sí mismo.

  • El poder de la sonrisa Sonreír es una buena herramienta para promover el agradecimiento en nuestro día a día. La mirada agradecida también es un buen recurso.

  • Atienda a las quejas Intercambie las quejas que le surgen a lo largo del día por pensamientos o gestos de agradecimiento.

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