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Carol Ann vivía «feliz» en Tampa (Florida). Su único hijo acababa de empezar la universidad y «por fin» podría divertirse con sus amigos en lugar de tener que salir corriendo a casa cada noche después del trabajo. Pero su empresa tenía otros planes para ella. ... Querían que se trasladase a la sede central de Houston para ocupar un puesto directivo. El cargo, el prestigio y el considerable aumento de sueldo asociado a esa nueva oportunidad laboral le entusiasmaban. La posibilidad de sentirse sola y fuera de lugar, no tanto. No sabía qué hacer. Las dudas no la dejaban pensar con claridad. ¿Debía aceptar y enfrentarse al reto de empezar desde cero en una nueva ciudad o quedarse en la seguridad de su hogar y disfrutar de la vida social a la que tantos años se vio obligada a renunciar por su condición de madre soltera? Desde luego, la decisión no fue sencilla.
Si alguna vez se ha visto en una situación igual o parecida a la que se le planteó en su día a Carol Ann igual le hubiese ayudado conocer la técnica del 10-10-10, un método ideado por la periodista y coach estadounidense Suzy Welch para tomar decisiones complicadas y que consiste básicamente en preguntarse qué consecuencias tendrá la decisión que tome en los próximos diez minutos, en diez meses y en diez años. «Se trata de una técnica psicológica que te permite analizar la situación que te preocupa con perspectiva. Uno de los problemas del ser humano es precisamente que tomamos decisiones sin 'pensar' que el futuro se condiciona con las decisiones del presente, de ahí que este método resulte muy útil para 'enfocarnos' mejor», explica el psicólogo Juan Castilla, experto en inteligencia emocional.
Una de las «claves» para que esta regla resulte de verdadera ayuda en la toma de decisiones complicadas es partir de una pregunta –cuanto más concreta y precisa mejor– y analizar las consecuencias de la respuesta a corto, medio y largo plazo. «La filosofía de este método no es tanto plantearse generalidades del tipo 'por qué no soy feliz' como ir a la raíz del asunto que verdaderamente nos inquieta. Todo el proceso comienza con el planteamiento de un dilema en forma de pregunta. Por ejemplo, ¿debo renunciar a mi trabajo para cuidar a mi madre? ¿Es mejor que me separe? ¿Realmente es el momento de tener un hijo? ¿Me interesa meterme en una hipoteca con mi pareja?», argumentan los defensores del 10-10-10.
La propia Suzy Welch explica en su libro que no se trata de un método literal. El único «requisito real» es ser «honesto y exhaustivo» a la hora de responder a las preguntas. «El primer 10 representa el 'ahora' –un minuto, una hora o una semana–; el segundo se refiere a ese futuro inmediato en el que el efecto inicial de la decisión ya ha pasado, pero todavía se sienten sus consecuencias; y el tercero representa un momento del futuro tan lejano que sus detalles son completamente vagos. En realidad, el 10-10-10 podría referirse a 9 días, 15 meses y 20 años o 2 horas, 6 meses y 8 años. Lo importante del proceso es tomar la decisión siendo muy consciente de todas las opciones y sus consecuencias».
Volvamos ahora al caso de Carol Ann, que recurrió a la periodista estadounidense para resolver su encrucijada personal. Así aplicó ella el 10-10-10. Carol sabía que a los diez minutos –e incluso en las semanas posteriores– se sentiría «eufórica por el ascenso». Disfrutaría «la sensación de logro» y «el alivio» de poder saldar el préstamo educativo de su hijo.
Sin embargo, el panorama que se le presentaba a los diez meses era más complejo. «Mi trabajo estará bien, pero mi vida social estará muerta. No conozco a nadie en Texas. A esas alturas, las noches tranquilas me estarán matando», confesó a Welch. ¿Y qué ocurriría en el plazo de 10 años? «Para entonces tendré una sólida cuenta bancaria y un buen plan de pensiones. Después de todas las dificultades económicas que he tenido a lo largo de mi vida, debo decirte que esa perspectiva me encantaría. Pero en el proceso perderé a todos mis viejos amigos», se sinceró. Una vez analizadas todas sus opciones y las consecuencias de su decisión a corto, medio y largo plazo, Carol Ann decidió aceptar el trabajo en Houston. «¿Sabes qué? No quiero tener que recortar más cupones de supermercado. Quiero una jubilación placentera y cómoda. Además, será divertido», concluyó.
«Con este método salen a relucir las emociones latentes, las metas, sueños y necesidades de cada uno de nosotros al visualizar diferentes opciones. La idea es que la decisión que se tome sea la más coherente con los valores y creencias de esa persona», explica Castilla.
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