La pubertad cada vez llega antes
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Factores medioambientales y la obesidad infantil están adelantando esta etapa, sobre todo en las niñasEs ley de vida pero, aun así, resulta inevitable que los primeros signos de la pubertad de los hijos sean recibidos por los padres con una punzada de sorpresa y hasta de pena. Ese vello que empieza a aparecer en algunas partes y esas líneas rectas que se desdibujan y ya insinúan curvas nos recuerdan que nuestros peques ya no lo son tanto. Además, que ellos se hagan mayores significa que nosotros también. ¡Qué rápido pasa todo! Así que, sí, las primeras señales de la pubertad son un momento delicado incluso cuando se producen a su debido tiempo: si estos indicios llegan cuando la niña o el niño son todavía demasiado pequeños, lo que generan es «alarma social y familiar», según la Asociación Española de Pediatría, que destaca que «es un motivo de consulta cuya frecuencia va en aumento». De hecho, este organismo estima que la pubertad adelantada, que es el inicio del desarrollo entre los 8 o 9 años en niñas y un año más tarde en niños, afecta actualmente a un 12% de las menores y en mucha menor medida también a los chicos. ¿Es algo patológico? No estrictamente, pero sí que puede tener repercusiones negativas, sobre todo en la talla final. Según algunos estudios, aunque la mayoría de las niñas desarrolladas tempranamente tuvieron una talla final superior a la media de sus progenitores, un porcentaje de estas pacientes no llegaron a la talla diana (la prevista para ellas).
El hecho de que un desarrollo adelantado afecte a la altura de los hijos es una de las principales razones de los padres para intentar 'parar' el proceso acudiendo al médico. Pero tienen otros temores: que empiecen a desarrollar instintos sexuales poco acordes con su edad –algo que no se ha demostrado científicamente–, que dejen de ser niños y de jugar y, por lo tanto, ya no encajen entre sus iguales, que se acomplejen... ¡Alto! «La pubertad adelantada es una variante de la normalidad que, en sí misma, no precisa estudios complementarios exhaustivos más que una explicación correcta a los padres y la tranquilidad que como médicos debemos transmitir», aclara la doctora Nancy Portillo, endocrinóloga pediátrica de IMQ, quien subraya que la pubertad adelantada, cada vez más frecuente, no es lo mismo que la pubertad precoz, aunque a los profanos en la materia nos suene a lo mismo. La precoz es mucho más inusual y se produce en edades por debajo de los ocho años –hasta en bebés–, por lo que sí preocupa más a los facultativos.
La pregunta del millón es por qué actualmente se les está adelantando el reloj a chavales y chavalas. Los expertos tienen claro que las niñas se desarrollan antes que hace 30 o 40 años y apuntan a una serie de factores como desencadenantes. «El aumento de la incidencia de la obesidad infantil en nuestro medio está asociado al del registro de pubertades adelantadas –explica Portillo–. Además, en los últimos años se aprecia un aumento de la incidencia de la pubertad precoz y adelantada en nuestro país, paralelo al crecimiento de la inmigración». Y no sólo en España. En Dinamarca también se han realizado estudios donde se ve que el inicio de la pubertad se adelantó un año (de 10,8 años a 9,8) en solo una década, desde finales de los 90 a 2009.
Uno de los factores que más inquietan a la comunidad científica es la posible relación de este adelanto de la pubertad con factores medioambientales. «En las últimas décadas, la industrialización ha producido un incremento gradual, pero significativo, en el número y cantidad de contaminantes ambientales. Algunos son sustancias naturales o de síntesis que, por su parecido con determinadas hormonas,pueden tener efectos negativos sobre el sistema endocrino (son disruptores endocrinos)», explica la doctora María García Onieva, secretaria de la Asociación Española de Pediatría (AEP). Incluso la OMS ha alertado de que la exposición a sustancias químicas deja en una situación vulnerable a niños durante su crecimiento.
Endrocrinos pediátricos consideran que, por ejemplo, ciertos plásticos, por su parecido a ciertas hormonas, vuelven loco al cuerpo y cambian sus ritmos. También hay profesionales que apuntan como hipótesis a valorar «el uso de cremas o lociones que contienen estrógenos o testosterona, contaminantes alimentarios, ingesta de anticonceptivos orales o, descrito más recientemente, el uso de aceite de lavanda o árbol del té», tal y como enumera la doctora Portillo.
Aunque las causas son muy variadas (también genéticas, por supuesto), las consecuencias de la pubertad adelantada están muy delimitadas y son básicamente dos. «La principal es el pronóstico de la talla final, que puede verse reducida en 4 o 5 centímetros sobre la talla prevista», resume la doctora García Onieva, quien también apunta la segunda consecuencia más habitual. En algunos casos, el adelanto de la menarquia (primera regla) puede producir, en algunas pacientes, problemas psicológicos. «Es por la disparidad entre el desarrollo sexual y la edad de las pacientes. Adquirir fertilidad en edades no adecuadas complica la vida de las adolescentes y de sus familias y ello puede conllevar abandono precoz de los estudios con una limitación del desarrollo socio-cultural». Actualmente, en España la edad media de la primera regla –después aún se puede crecer hasta 7 centímetros– es de unos 12,5 años, mientras que las que presentan pubertad adelantada sin tratar tienen la menstruación un año antes, con 11,3.
No obstante, las expertas coinciden en que, aunque hay que valorar cada caso, no siempre es necesario un tratamiento cuando el proceso es lento y no parece afectar a la vida de la menor ni a su bienestar mental. Lo más importante es que padres y madres se tomen estos cambios (bien sean precoces, adelantados o en su tiempo normal) con la mayor tranquilidad posible.
Diferentes estudios han constatado dos realidades muy curiosas. Entre los menores que escapan a los parámetros normales del desarrollo de la pubertad (de 8 a 13 años en niñas y un año más para los niños) e inician este proceso antes de estas franjas de edad, influyen factores como haber sido un bebé prematuro que luego ganó peso rápidamente y el hecho de ser adoptado.
«En diversos estudios se ha demostrado que el bajo peso al nacer seguido de recuperación postnatal rápida y marcada en niñas es un factor de riesgo para desarrollar una pubertad adelantada de las que van rápido y afectan a la talla final», detalla García Onieva.
¿Y el hecho de ser adoptado? ¿En qué puede afectar? «El riesgo de pubertad precoz/adelantada en niñas adoptadas en relación a las niñas autóctonas del país de acogida es mayor, por lo que se considera que el factor emocional y psicológico es muy importante –añade la doctora Portillo–. Cada niño o niña debe ser valorado en relación con su origen racial. Por ejemplo, en EE UU la pubertad precoz es el inicio de la pubertad antes de los 7 años en niñas caucásicas y de los 6 años en niñas afroamericanas, un concepto que difiere en nuestro entorno». Además, si con la adopción se ha producido un aumento considerable de peso porque el menor presentaba malnutricion al llegar a sus nuevas familias, hay más papeletas para que su pubertad se active antes de tiempo.
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