Nuestro Perico

Cualquiera dormía la siesta en 1988. O en 1987, cuando quedó segundo y perdió el liderato frente a Roche el penúltimo día. Con Induráin se podía echar la cabezada. Fue Perico Delgado el tercer español que ganaba el Tour tras Bahamontes (esto era como una Copa de Europa del Madrid de Di Estéfano) y Luis Ocaña, crecido en Francia, una especie de antecesor de los López Cubero. Españoles de fuera. Delgado es mucho más personaje que Induráin, pese a que el palmarés de este sea superior. Ese año hubo de todo. El cambio desde el PDM fue sonado. Tras el preacuerdo roto con el Kelme, acabó en el Reynolds. No corrió la Vuelta (sí el Giro), con lo que José María García, desde Antena 3, lo llamó «Perico, el antiespañol». Y cuando se anunció que iba a comentar la Vuelta para la cadena Ser, ya lo ponía a caer de un burro. Además, el Tour de su triunfo tuvo un momento feo. Un presunto positivo por probenecida, sustancia que no estaba en la lista de prohibidas y, además, hubo un error en el laboratorio, así que evitó la sanción. El 24 de julio de 1988 entró en los Campos Elíseos como ganador. Perdió el maillot amarillo en la fiesta de celebración.

Ese verano había Juegos Olímpicos, los de Seúl, los de Florence Griffith, sus uñas y sus oros en los 100 metros (unos 10,49 que ahí siguen), los 200 y los relevos 4x100. Y una plata en los 4x400. Murió diez años después. También destacó el canadiense Ben Johnson en los 100 metros, donde ganó a Carl Lewis (ya le había ganado en el Mundial de Roma). Pero, vaya, lo hizo con esteroides. Otra figura de esos Juegos fue Steffi Graff, que venció en la final a Gabriela Sabatini (qué peinado espantoso, señor). 1988 fue el año en que se llevó Australia, Roland Garros, Wimbledon y el US Open. Todo para ella. De los españoles y ya fuera de Seúl, Severiano Ballesteros ganó su tercer Open Británico. En el 89 Delgado ya no ganó el Tour. Se presentó en la etapa prólogo de Luxemburgo 2 minutos y 40 segundos tarde. Último en la general empezó el campeón. Ese es nuestro Perico.