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Blanca y su marido se llevaron el susto de su vida hace un par de veranos. Su hijo de tres años y medio se cayó en la piscina de la urbanización en la que viven y a punto estuvo de ahogarse. «¿Sabes eso que te ... dice todo el mundo de que solo fueron dos segundos? Pues es así. El niño estaba jugando al balón con otro amiguito a unos metros de la piscina. Le veíamos perfectamente desde la toalla y como no estaba en el agua ni se nos pasó por la cabeza que se pudiese ahogar. Pero se les escapó la pelota hacia la piscina y salió corriendo detrás de ella. En ese momento, nosotros nos habíamos levantado para saludar a mis cuñados que acababan de llegar y cuando volví a mirar, el niño ya no estaba. Mi marido y yo empezamos a correr como locos hacia la piscina y cuando llegamos un chico ya lo estaba sacando del agua. Se había caído al intentar recuperar la pelota. Fueron unos segundos angustiosos», recuerdan. Desde entonces, no le quitan ojo de encima pese a que el pequeño ya ha aprendido a nadar. «No te puedes confiar. Un momento que te despistas y ocurre una tragedia donde menos te lo esperas», advierten.
Las cifras de mortalidad infantil que maneja la Federación Española de Salvamento y Socorrismo son demoledoras. Cada año mueren ahogados en nuestro país más de una treintena de niños. «Y lo peor de todo es que la gran mayoría de los fallecimientos se podrían haber evitado si se hubiesen tomado las precauciones adecuadas tanto antes como durante el baño», alertan los expertos. «¿Sabías que tu hijo tiene más posibilidades de morir ahogado que en un accidente de tráfico?», expone sin paños calientes la fundadora y vicepresidenta de la Asociación Nacional de Seguridad Infantil, María Ángeles Miranda, que acaban de lanzar la campaña #ojopequealagua para concienciar a los padres sobre la importancia de «vigilar constantemente a los más pequeños». Sigue estos consejos sobre seguridad infantil en playas y piscinas para evitar sustos innecesarios.
Los expertos insisten en que no hay mejor seguro de vida para los más pequeños que la «supervisión adulta permanente». Miranda recomienda nombrar a una persona responsable de controlar a los niños y establecer turnos. «Olvídate de enviar un 'whatsapp', responder un mail, ojear un libro o charlar con el de al lado. Céntrate en vigilar. El 30% de los menores fallecidos por ahogamiento no contaban con la supervisión de un adulto», alertan en la Asociación Nacional de Seguridad Infantil. Los expertos aconsejan seguir la regla del 10/20. Se trata de una estrategia de vigilancia que establece que el adulto encargado de controlar a los niños mire al agua cada 10 segundos como mínimo y los tenga al alcance de su mano a una distancia que pueda recorrer en 20 segundos como máximo. «Bastan 10 centímetros de agua para que un bebé se ahoge. Nunca dejéis solos a vuestros hijos. Los niños de 3 o 4 años también se ahogan aunque sepan nadar. Son presa del pánico al caerse al agua y no son capaces de salir a flote. Las clases de natación en ningún caso sustituyen la supervisión por parte de padres o familiares, especialmente en los menores de 5 años, el grupo de edad más vulnerable», señala la pediatra Lucía Galán, más conocida en redes sociales como 'Lucia, mi pediatra'.
Recuerda también que los flotadres y manguitos son sistemas de flotación no salvavidas y que pueden ofrecer una falsa sensación de seguridad. En este sentido, «el chaleco es el dispositivo más aconsejable», coinciden todos los expertos, que también alertan sobre el peligro de los inflables en el mar. «Tu hijo no será el primero ni el último que se quede dormido en una colchoneta y vaya a la deriva».
De todos los medios acuáticos, las piscinas privadas son las que presentan un mayor índice de muertes por ahogamiento (80%), de ahí la importancia de llevar a cabo una serie de medidas de seguridad como el vallado de su perímetro para evitar así que los más pequeños puedan acceder al agua en un despiste. En países como Francia, donde el vallado de las piscinas tanto públicas como privadas es obligatorio desde hace casi dos décadas, han conseguido reducir los ahogamientos infantiles en un 75%.
María Ángeles Miranda también recomienda «evitar llevar el pelo suelto, la ropa de baño holgada, colgantes, cadenas, cuerdas o cualquier otro elemento que pueda ser succionado. De hecho, es aconsejable que todos los adultos conozcan la ubicación del apagado eléctrico de la piscina para poder actuar con rapidez en caso de atrapamiento».
La playa también tiene sus peligros, incluso el Mediterráneo. «Con bandera amarilla, por ejemplo, lo más seguro es que el agua no sobrepase la altura de la cadera del niño. Si os metéis en una corriente, no trates de luchar con tra ella porque solo conseguirás agotarte. Nada en paralelo a la orilla hasta que consigas salir».
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