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YVONNE FERNÁNDEZ | YOLANDA VEIGA
Martes, 24 de octubre 2017
1
Udai (7 meses) toma pecho a demanda y Nora (casi 3 años) un par de veces al día. A la mañana, a ser posible, juntos. «Es muy bonito el vínculo que se crea entre los hermanos cuando les da de mamar a la vez, sienten que comparten algo. Y no sé si será por eso, pero Nora no ha tenido celos jamás. Ella sabe que sigue teniendo su espacio y ya cuando estaba embarazada me decía: 'Esta teta para mí y la otra para Udai», cuenta Rakel Salgado (32 años, Llodio). Explica que amamanta a la vez solo en casa porque la estampa «choca». «No se trata tampoco de ir llamando la atención», aunque pese a su discreción no se ha librado de algún comentario poco afortunado. «Alguna vez le han dicho a la niña: '¡Le vas a quitar la comida a tu hermano!'. A los niños se les dicen a veces cosas muy feas, con eso de que son niños...». Cree que Nora irá quitándose el pecho «de manera progresiva y natural», pero ella no la va a presionar. «No quiero cortarlo de repente, no me siento esclavizada por dar el pecho a los dos».
2
Estíbaliz Salazar (Llodio, 43 años) lleva once años «de lactancia interrumpida». Ekain, el mayor, tomó pecho hasta los 3: «Le salió una infección en la boca y como le hacía daño lo asoció a la teta, decía que le 'hacía pupu' y la dejó». Hegoi, el mediano, tomó hasta los 6 años: «Empecé a tener un sentimiento raro cuando le amamantaba y negociamos ir dejándolo, primero solo por la noche, luego solo los fines de semana y cuando llegaba el viernes decía: '¡Ama, hoy toca teta'». Y Erik, el pequeño, ya ha cumplido los 4 y sigue. «Es muy tetero y yo lo veo todavía como si fuera un bebé». Quién se lo iba a decir a ella, que cuando nació su primer hijo pensó en darle pecho «unos cuatro meses, y luego biberón». «La pediatra dice que son unos niños muy afortunados, aunque hay gente, sobre todo señoras mayores, que me miran como dando a entender que les da asco. A mí me va a dar muchísima pena cuando deje de dar de mamar».
3
Geraldine Pérez, nicaragüense de 36 años y vecina de Llodio, se lo ha dejado caer a Izan, que tiene 3 años y medio. «Cuando le hablo de dejar la teta dice: 'No, por favor mamá. Amo la teta'. Y cuando está conmigo solo quiere mamar. Come dos cucharadas de lentejas y ya pide teta, tiene mucho vicio». Cuenta Geraldine que el niño «nunca ha dormido del tirón» y que reclama pecho «cada media hora, como un bebé». Así que le pilla fuera de casa muchas veces. «Le doy en el bar, en el autobús... y sí que hay gente que mira raro, pero también lo contrario. Hace poco iba en el tren y una señora me dijo: ¡Qué bonito!». Sé que a los 16 años no le voy a tener colgado de la teta pero de momento no tengo prisa por dejarlo. Para mí es cómodo y él mira la teta como un león a su presa».
4
«El primer mes fue durillo. Te duele todo, te sientes insegura, no sabes si lo estás haciendo bien». Aunque a juzgar por la carita que pone Julia (6 meses) su madre, Elena Moreira, gallega de 38 años y residente en Amurrio desde que nació la niña, lo está haciendo fenomenal. Se fotografían juntas en el probador de una tienda de ropa de Bilbao. «Aunque es una foto, la imagen es bastante realista, yo le doy en pecho en cualquier cafetería. Tengo suerte de que es una niña muy tranquila que no me monta nunca el espectáculo. Cuando amamantas a tu bebé no estás molestando a nadie, así que lo prolongaré lo máximo posible», cuenta Elena y sigue a lo suyo. A lo de las dos: «Julia es super sonriente, un regalo».
5
«La lactancia materna, salvo excepciones, es el mejor alimento para el bebé. Durante los primeros 6 meses está completamente nutrido e hidratado y no necesita nada extra. El pecho sigue siendo el alimento principal todo el primer año, pero a partir de los 6 meses es necesaria la introducción de diferentes alimentos de forma progresiva, en distintas texturas y sin forzar para un buen control nutricional. Cuando tienen más de un año la lactancia sigue nutriendo pero pasa a ser un alimento más». La explicación la ofrece Beatriz Pacho (Llodio, 33 años), pediatra del Hospital Alto Deba, que se fotografía dando de mamar a Mikel, de 20 meses, en la consulta. «Yo recomiendo la lactancia materna. ¿Hasta cuándo? Hasta que la madre o el niño quieran. En mi caso los dos queremos y no hemos decidido cuándo dejarlo, no me pongo una fecha en el horizonte».
6
«Antes de tener a Aiala, que ya ha cumplido 14 meses, me informé sobre los beneficios de la lactancia materna. Reduce el índice de cáncer de mama y de útero, te recuperas más pronto del parto, a nivel emocional te sientes muy unida a tu bebé...», cuenta Aitziber Ramírez, de 36 años, natural de Vitoria pero vecina de Orduña. Trabaja de noche, así que esas tomas las tiene que sacrificar. «Ella sabe que cuando se queda de noche con su aita no hay pecho y no le supone un problema tampoco. Pero eso sí, me pide mucho de día, me coge con muchas ganas». Aunque ya tiene pasado el año, Aitziber no se ha puesto fecha para dejar de dar de mamar a su pequeña. «Tampoco me gustaría estar dándole el pecho hasta los 4 años porque yo también necesito mi espacio vital». De momento, los planes más cercanos pasan por intentar darle un hermanito o hermanita a Aiala.
7
Ese gesto de Luken (7 meses) con la mano por la cabecita significa que está en la gloria. Bien lo sabe su madre, Arantza Gómez, que se fotografía en el jardín botánico de Barakaldo con su amiga Natalia y su niña Ane, que nació en junio. Arantza reconoce que Luken está «enganchadito» al pecho y estos días mantienen una pelea constante por hacerle entrar con las verduras. «Las frutas las ha acogido muy bien, pero las verduras fatal. Hoy le ha hecho el puré su amama y parece que le ha gustado algo más...», cuenta mientras Luken, ajeno a la conversación, sigue a lo suyo. «Es un momento tan bonito darle el pecho que no se puede explicar, él necesita estar contigo y tú con él». Por eso teme un poco al 30 de octubre, cuando se reincorporará al trabajo. «Voy a tener que ir introduciéndole el biberón, pero me va a costar más a mí que a él. ¡Si desde que ha nacido solo nos hemos separado una tarde!».
8
Todos los martes Nagore Núñez (34 años) pasa la tarde con Seima (6), Udai (4) y Aure (18 meses) en la biblioteca de San Miguel de Basauri porque hay cuentacuentos. Muchas veces le da allí de mamar a la pequeña, que no da «apenas guerra con la teta» y deja a su madre dormir toda la noche. Dice que cuando deje de amamantar a la niña no lo va a vivir como un drama, pero prisa... ninguna. «Cuando son bebés la gente te dice: '¡Qué bonito!'. Pero en cuanto empiezan a andar ya todo el mundo empieza a opinar y le dicen a la niña cosas como: 'Deja a tu madre en paz'. Así que hay madres que se esconden para dar el pecho a sus hijas para que no les vean. Yo no, le doy cuando pide, esté donde esté, y nunca pido permiso para hacerlo porque sé cómo va el asunto». Lo dice por experiencia: «El día que le hicieron los agujeros de la oreja en la farmacia la niña lloró un poco y le di el pecho para que se calmara. Pero la dependienta me dijo: 'Ahí enfrente tienes un bar para darle de mamar'».
9
A Ane Sesma (vecina de Eibar residente en Berriz, 31 años) no se le ha quitado «la espinita» con la mayor. «Tiene 9 años y solo le pude dar el pecho mes y medio, así que con Mara me estoy desquitando». La pequeña tiene diez meses y de noche pide teta cada media hora. «Es un poco agotador lo de las noches, pero tiene una alergia a la proteína de la leche de vaca y veo que con el pecho coge peso muy bien». Eso sí, ella se tiene que cuidar mucho. «No puedo tomar leche, ni yogures... pero da igual, no lo hago. Si no, tendría que quitarle el pecho y darle una leche preparada especial de farmacia». Dice que «mientras el cuerpo aguante» está dispuesta a seguir amamantando a la pequeña, que por otro lado come de todo. «Como no le gusta el puré, come las cosas enteras». Y luego, pecho. «Son tomas rápidas, de tres o cuatro minutos».
10
«Desde hace cuatro años he enlazado embarazo y lactancia. Con dos breves excepciones porque tanto Kerman (3 años y medio) como Oriol (año y medio) cuando estaba embarazada del siguiente, a los cinco meses dejaron de tomar. Decían 'tetita no, tetita no'. Parece que cuando estás embarazada en cierto momento cambia el sabor de la leche o te baja la producción y los niños lo notan», explica Laura Montero (Portugalete, 38 años). Así que ahora la única que toma es Frida, que es la peque y tiene 2 meses. «Es muy diferente dar de mamar al primero que al tercero. Yo sufro muchas mastitis, es mi caballo de batalla, se me obstruye el conducto porque se acumula leche y es horrible, he llegado a tener 41 de fiebre, duele muchísimo. Con Kerman hasta lloraba cuando le tenía que dar de mamar, del dolor que sentía. Con Frida ya no me pongo tan nerviosa».
11
Para hacer la foto tuvieron que pedir permiso a los responsables de la piscina de Portugalete, aunque Noelia González, de 34 años y madre de Nerea (2), no pregunta. «Cuando un niño tiene que comer, tiene que comer, estés donde estés. ¡Pero si hay gente que todavía no se acostumbra a verte dar el pecho por la calle!». Ella lo hace cuando lo pide la niña, con la que le une un vínculo «muy especial». «Amamantarla te acerca mucho a tu hija, yo se lo recomiendo a todo el mundo. Es sacrificado, pero las compensaciones son mayores que el sacrificio». Lo del sacrificio suyo va para 23 meses. «Duerme con nosotros y de noche toma pecho cada dos o tres horas. No es por hambre, pero veo que es algo que ella necesita y yo estoy a gusto. Es el momento de ella y de nadie más».
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