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Tomar un cóctel cualquier día del año es una actividad peligrosa, algo tan arriesgado como el 'puenting' o intentar cabalgar un tiburón. Después de todo, meterse en el torrente sanguíneo una mezcla de alcoholes de alto octanaje es una apuesta que puede acarrear todo tipo de consecuencias si alguien se deja llevar. En verano, esta afición puede ser mucho más peligrosa. El calor, la sed, la deshidratación, el tiempo libre... pueden hacer que empezar la tarde con un 'Dry martini' se convierta en un prueba de autoconfianza.. o que alguien acabe con la resaca de su vida.
Para quienes dudan de sí mismos –o simplemente no quieren beber alcohol– existe desde hace tiempo la moda del 'mocktail'. El término ya de por sí es indicativo de qué estamos hablando. 'Mock', en inglés, significa burla o imitación. El 'mocktail', por lo tanto, es como una versión infantil de los auténticos y sofisticados 'Old fashioned' o 'Pisco sour'. «Mucha gente, cada vez más, se está decantando por esta opción. Por ejemplo, personas embarazadas, con alguna condición médica, cultural o religiosa pero también niños. La verdad es que la coctelería es una de las ramas más inclusivas del mundo de los sabores, así que podemos adaptarnos al gusto del cliente», explica Koke Morán, director de la Escuela de Coctelería de Madrid. Este centro, además de cursos profesionales de bartender, ha comenzado a impartir clases de cómo elaborar estos 'mocktails' o cócteles sin alcohol.
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Hasta que estalló la moda de los 'mocktails', el único cóctel sin alcohol que estaba incluido en todas las cartas era el 'San Francisco', una mezcla de zumos de naranja, limón, piña y granadina, con su guinda y rodaja de naranja. En total, una media de 180 calorías. Este cóctel, no obstante, era casi motivo de guasa para algunos expertos. «Es relevante, como cualquier otro clásico, pero si un grupo de amigos va a una coctelería y todos piden cócteles con alcohol menos uno, que pide un 'San Francisco', es probable que le digan que se pida uno de verdad».
Los 'mocktail' han llegado para evitar esa oferta tan simple si alguien desea evitar el alcohol. Así han surgido los mojitos de sandía y menta –o de arándanos con albahaca–; la limonada de fresa y albahaca o el té helado de melocotón y menta. Algunas de sus recetas son sencillas y eficaces. Por ejemplo, el 'little pink pearl' necesita poner en una coctelera zumo de lima, zumo de pomelo rosa y una cucharada de horchata. Luego se remueven con intensidad y se sirven en un vaso con la mitad de hielo y una rodaja de pomelo.
El mojito sin alcohol tampoco es nada complicado. Para elaborarlo se necesita una lima, hojas frescas de menta y una cucharada de azúcar moreno. Tras aplastarlos para que se mezclen bien, se añade una dosis importante de hielo picado y se finaliza llenando el vaso con soda u otra bebida gaseosa similar.
Uno de los prejuicios típicos respecto a los cócteles sin alcohol es que, obligatoriamente, suponen beber una gran dosis de zumos dulzones. Según Koke Morán, esto se debe a ciertos prejuicios hacia la denominada 'coctelería tiki'. Este término se refiere a aquellas mezclas inspiradas en lugares como la Polinesia o Hawai y que se elaboran con ron pero, además, con zumos tropicales. «Ahora, por ejemplo, se pueden preparar cócteles clásicos con destilados 0%. Se están poniendo muy de moda y sorprende saber que, por ejemplo, el precio de una ginebra 0% es a menudo superior al de la ginebra clásica», asegura el experto.
Tomarse un 'mocktail' –también conocidos como cócteles vírgenes– no tiene que suponer perder la experiencia de un combinado fuerte. «Para personas que no han tomado alcohol nunca, disfrutar de un 'mocktail' presentado de forma perfecta con su espectacular 'garnish' –decoración– puede ser toda una experiencia. Hay cierto hedonismo a la hora de disfrutar de una bebida de este tipo y esto es, inevitablemente, personal. La sofisticación no depende del destilado sino de la experiencia, la elaboración, la presentación y otros componentes», asegura el director de la Escuela de Coctelería de Madrid.
Además, apostar por una de estas mezclas permite evitar pasar la prueba de, por ejemplo, una de las cumbres de la 'coctelería tiki': el 'zombie'. Su receta es dinamita. Incluye cinco rones diferentes (en algunos casos con brandy o absenta) acompañados con un chorro de granadina y zumo de pomelo. Solo leerlo ya produce resaca.
Little pink pearl.Esta bebida se prepara con zumo de lima, zumo de pomelo rosa y también una cucharada de horchata. Se mezclan los ingredientes en una coctelera o un vaso y luego se sirve con abundante hielo y una rodaja de pomelo.
Mojito sin alcohol. Para elaborarlo se necesita una lima, hojas frescas de menta y también una cucharada de azúcar moreno. Tras aplastarlo todo para que se mezclen los sabores, se pone hielo hasta la mitad de un vaso y el resto se completa con soda.
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