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Cómo desconectar bien en vacaciones
Cómo desconectar de verdad en vacaciones. ¿Debo irme de los grupos de WhatsApp?Julia Fernández
Miércoles, 31 de julio 2024, 00:08
Laura tiene un pósit pegada en la mesa de trabajo con una lista de tareas. A día de hoy, 31 de julio, solo le falta tachar dos y casi le parece imposible. Cuando se puso a escribirla, hace dos semanas, le entraron los agobios: «No sabía si iba a poder dejarlo todo cerrado. Y no hay cosa que más odie», se sincera. Tiene un puesto intermedio en una empresa del sector de la automoción que no cierra en agosto, aunque sí baja el ritmo de trabajo.
– ¿Qué te falta por hacer?
– Darle las últimas instrucciones a la persona que tendrá que tomar decisiones en mi ausencia, como firmar órdenes de pedidos... Y programar la respuesta automática de mi correo.
Para Isabel Aranda, doctora en Psicología, especialista en el área de trabajo, esta mujer está cumpliendo muy bien con las recomendaciones esenciales para estas situaciones. «Hombre, lo ideal hubiera sido empezar un mes antes con esa lista, pero si solo tienes quince días, tampoco pasa nada», contemporiza. Es así, tachando, como tienen que empezar nuestras vacaciones. «Es muy importante no dejar archivos abiertos». Literal y figuradamente.
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El primer punto para poder desconectar bien en nuestras vacaciones es precisamente ése, poner todo de nuestra parte para no dejar cosas colgando que luego «ocupen espacio en nuestra mente». Y recomienda que ese listado lo hagamos con papel y lápiz. «Si no cerramos tareas, nos pasa como a los ordenadores, que vamos consumiendo memoria y no podemos realizar bien el resto de tareas pendientes».
El 67% de los españoles no es capaz de desconectar del trabajo en las vacaciones veraniegas, según un estudio de la empresa de seguros Cigna Salud publicado hace ahora un año. Y eso es un problema. Para esas personas, pero también para la empresa. «Parar es necesario para hacer bien tu labor», precisa Aranda, que también es vocal de la sección de Psicología del Trabajo, RRHH y Organizaciones del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid.
Y de algún modo nos lo pide el cuerpo, «que es algo de lo que se habla poco», insiste. Es por los biorritmos: «En verano nuestro cuerpo no reacciona con la misma velocidad ni a la misma intensidad que en otoño, por ejemplo». Dormimos menos porque hay más luz, sentimos más pereza al estar en la oficina porque nos apetece más estar al aire libre... «Es importante entenderlo y a partir de ahí regularnos y optimizarlo», aconseja esta experta.
Así que necesitar vacaciones no es solo un deseo inconsciente, es una necesidad fisiológica. Pero ¿qué son las vacaciones? «Se trata de un periodo de tiempo para romper la rutina habitual y con las obligaciones diarias», define Aranda. Si nos cuesta hacer este corte, un truco es «programar actividades nuevas, diferentes, igual que hacemos con los niños», apoya Dolors Liria, psicoterapeuta experta en salud profesional y vicedecana del Colegio Oficial de Psicólogos de Cataluña. Pero para esto no es imprescindible viajar, meterse en la piscina o ir a la playa, algo que a veces nos imponemos sin realmente desearlo y que contribuye a estresarnos más.
Con esto claro, ya podemos meternos en qué hacer durante el descanso. Lo primero es alejarnos del móvil. «No prohibirlo, porque no funciona, sino dosificarlo», prosigue la experta catalana ¿Lo ideal? Dejarlo en casa, aunque es poco realista. «Lo que tenemos que hacer es poner límites, reservar unas horas para consultar el móvil e, incluso, hacer alguna tarea laboral los primeros días», prosigue. «Pero no todo el mundo quiere», admite su colega Aranda.
– ¿Hay gente que necesita que le reclamen en vacaciones?
– Sí, por la sensación de control, por el ego, les hace sentirse importantes. Son esos que dicen: «Fíjate, no pueden estar sin mí». Lo que ocurre es que el entorno laboral cada vez valora menos esto y más que sepas organizarte y que entiendas el equilibrio entre los tiempos de trabajo y de no trabajo. Quien es capaz de hacerlo, tiene un buen control de su vida. Yo me fíaría más de esa persona.
– ¿Y si eres tú mismo el que no puede dejar de pensar en el trabajo?
– Nosotros estamos de vacaciones, pero la mente sigue trabajando. No pasa nada, no debes mortificarte. En los trabajos creativos pasa mucho, que al estar relajado se te ocurren ideas. Tiene una explicación científica: cuando estamos en calma, el cerebro trabaja en frecuencia beta, que es la que relaciona ideas. Es normal que se te ocurran.
– ¿Entonces?
– Las apuntas y ya las retomarás a la vuelta.
Límites y educación
Cuando un compañero, sea un superior o un subordinado, te manda un mensaje en tus vacaciones te pone ante un dilema: si contestas, te sientes mal por interrumpir tu descanso e incluso maldices a esa persona. Si no lo haces, también te sientes mal por los remordimientos: ¿y si era importante? ¿Y si he quedado como un borde? ¿Y si...? La psicóloga Isabel Aranda recomienda serenidad.
«Cuando estés en esta situación responde a esa persona algo tan sencillo como si para lo que sea que requiere de tu opinión puede esperar a tu vuelta o no». Con ello consigues dos cosas. Por un lado, le haces reflexionar sobre que estás de vacaciones y si realmente es una molestia necesaria: «A veces sí pasan cosas importantes». Por otro, desactivas la desazón. Si lo que ocurre es que te molesta el WhatsApp del trabajo, «comenta que te vas de vacaciones y que lo archivas o que te sales del grupo hasta la vuelta antes de hacerlo».
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