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A Mayte Martínez le regalaron una freidora de aire caliente por Reyes. «Quería saber qué tal funcionaba porque había oído a mucha gente hablar bien de ella», cuenta esta funcionaria madrileña. Lo mismo ha ocurrido en muchos otros hogares españoles, pues la moda de cocinar ... con esta técnica está en auge. Las millones de publicaciones en redes sociales que muestran cómo utilizar o qué preparar con esta máquina confirman su popularidad. ¿Es una verdadera ventaja o un nuevo reclamo comercial de las marcas de electrodomésticos?
– Yo estoy contenta con ella. Lo mejor es que la comida es mucho más sana, porque se puede preparar sin aceite. Lo malo es que es un poco lenta y que la comida sale más seca que al freírla de la forma tradicional –valora Mayte de su experiencia.
Consultamos también con la nutricionista Adriana Martín, quien opina que esta máquina «permite cocinar de forma menos calórica, es rápida y la comida adquiere un sabor y una textura muy buenos. Creo que es una herramienta interesante, aunque no imprescindible». Ella tiene una freidora de aire caliente desde hace varios años y la utiliza una o dos veces a la semana.
Adriana Martín
Nutricionista
Ambas entrevistadas coinciden en que, sin lugar a dudas, la principal ventaja de las freidoras de aire caliente es que para conseguir alimentos fritos, como las croquetas o las empanadillas, ya no hay que 'bañarlos' en aceite. Además, «la conservación de nutrientes es idéntica que si se utilizasen otras técnicas, por lo que no nos debe dar miedo perder calidad nutricional», tranquiliza Adriana Martín. Eso sí, advierte que todo depende de qué platos preparemos. «No es lo mismo 'freír' unas verduras, que son muy interesantes nutricionalmente, que un plato de comida precocinada que, por su propia formulación, no es saludable».
Como 'contra' destaca su escasa versatilidad. «Con la freidora de aire caliente unicamente se pueden cocinar alimentos con una sola técnica culinaria. Es decir, no permite obtener diferentes sabores o texturas, por lo que no es lo más aconsejable si lo que se busca es ser creativo en la cocina», sostiene Martín. Además, el tamaño puede ser un inconveniente. «Hay personas a las que les resulta incómodo, porque puede ser bastante grande, dependiendo de su capacidad, y ocupa mucho espacio en la cocina», dice la especialista. A Mayte, en cambio, le ocurre lo contrario, la suya es más pequeña de lo que le gustaría.
– ¿Qué es lo que mejor sale?
– A mí me gusta mucho cómo queda el pescado, sobre todo el salmón. Otra opción son las 'chips' de patata o boniato en tiras. Si se marinan con especias, como romero, tomillo, e incluso pimentón, quedan espectaculares. Las verduras, como la coliflor, el kale, la lombarda o el brócoli, sazonadas con pimentón y cúrcuma, es otro de mis imprescindibles. La freidora les da ese toque crujiente tan característico –afirma Martín. Por su parte, el plato estrella de Mayte son las alitas de pollo. «¡Están muy crujientes incluso sin nada de aceite!», asegura.
La freidora de aire caliente se suma, así, a la lista de técnicas 'light' o saludables para preparar la comida que ya conocíamos y entre las que encontramos las siguientes.
Con el horno se consigue un resultado crujiente similar al de la freidora de aire caliente, pero el tiempo de cocinado y el gasto de energía aumenta. También es más incómodo de limpiar. «Su ventaja es que podemos cocinar varias cosas a la vez, así como alimentos grandes (un pollo asado, un costillar...), algo imposible en la freidora de aire caliente según su tamaño», dice Martín.
Cocinar con agua es otra opción interesante, sobre todo las verduras. «Ahora, además, existen estuches de silicona que cocinan con el vapor de agua que se desprende de los propios alimentos al calentarse. Es una herramienta muy cómoda para quienes tienen poco tiempo para cocinar, y solo se necesita el estuche y un microondas», sugiere Martín.
Es ideal para cocinar recetas poco calóricas, porque apenas se usa aceite. Alimentos como las carnes blancas, el pescado o las verduras quedan muy bien al prepararlos con este método, así como los huevos.
Consiste en cocinar los alimentos envueltos herméticamente en un envoltorio, como papel de horno o de aluminio. Se puede cocinar en papillote usando prácticamente cualquier fuente de calor, aunque las más comunes son el horno, la vaporera, el microondas, la plancha o la barbacoa. Los ingredientes más utilizados con esta técnica son: verduras, hortalizas, pescados y mariscos.
El truco de Mayte para conseguir unas alitas de pollo deliciosas es marinarlas en crudo con sal, pimentón de la Vera y una pizca de pimienta. Precalentar la freidora de aire caliente a 200ºC unos minutos, introducir las alitas dentro de la cesta y programar 25 minutos a 195ºC.
La nutricionista Adriana Martín, por su parte, sugiere una receta de salmón. «Sazónalo con un poco de eneldo, ya sea fresco o seco, y un poco de sal. Precalienta la máquina unos minutos, coloca el salmón en la rejilla y cocínalo durante 10 minutos», recomienda.
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