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Solange Vázquez
Martes, 28 de noviembre 2023, 00:10
A veces las encuestas 'caseras' son muy efectivas. Vamos con una: cuánta gente conocemos que tiene carné de conducir pero no lo usa porque le da miedo. Y a esas personas añadamos a las que ni siquiera han llegado a sacárselo (por la misma razón ... de fondo, aunque a veces 'disfracen' el motivo). ¿A que nos sale un buen puñado? Además, si queremos engordar aún más los resultados, podemos sumar a los que sí cogen el coche pero que lo pasan fatal.
«Cerca del 30% de los conductores sufre miedo a conducir, lo que se conoce entre los especialistas como amaxofobia. En su mayoría se trata de mujeres, aunque ese matiz es poco relevante, ya que, en muchos casos, el conductor que sufre de amaxofobia ni siquiera sabe que la padece», advierte Fernando Lara, vicepresidente de la Asociación Nacional de Autoescuelas (ANAES).
A su juicio, el hecho de que haya más mujeres con miedo al volante reside en un único punto: en que en el reparto de 'tareas' lo de conducir recae con frecuencia en el varón. «Por eso pierden el hábito y están más inseguras.», indica.
Tal y como destaca Lara, el miedo a conducir se sustenta en una doble desconfianza: por un lado, los 'miedosos' no se fían de los otros conductores que van por la carretera –(¿y sin van borrachos? ¿y si me viene un kamikaze o un inepto redomado?)– y, por otro, ni siquiera confían en sí mismos, «en poder reaccionar rápido a un imprevisto», afirma el experto, que en sus muchos años de experiencia ya ha visto de todo.
Hay quienes tienen miedo a entrar en ciudades grandes, quien concentra sus terrores en que haga mal tiempo, otros no soportan pasar por un viaducto o circular junto a un acantilado... y hay quien tiene pesadillas con caer con el coche a un río o al mar. El miedo es libre y toma formas muy distintas. «Aunque la causa suele ser la misma: han tenido un accidente o conocen a alguien que lo ha sufrido».
Realmente, todos estamos en este saco (unos con más proximidad que otros al siniestro), ¿por qué entonces unos desarrollan miedo y otros no? «El coche es una extensión de nosotros mismos. Las personas con inseguridades tienen más boletos. También las que son muy cuadriculadas y quieren tenerlo todo controlado de antemano: algo que en la carretera es imposible», apunta Lara, quien nos detalla cuáles con los miedos más frecuentes al volante.
«Lo primero es incrementar nuestra sensación de seguridad nada más sentarnos en el vehículo, colocándonos bien en la banqueta (en el asiento), de modo que entre el volante y nosotros no haya nada que moleste. Debemos llegar bien a los pedales y tener los brazos en postura cómoda», recomienda. Pequeñas molestias pueden generar distracciones y mala movilidad (que puede resultar determinante a la hora de hacer una maniobra rápida). Luego Lara indica que la colocación correcta de los espejos tiene la misma función, que veamos bien y sintamos mayor control.
Su objetivo es dar visibilidad a la mayor zona de circulación posterior sin necesidad de girar la cabeza. El espejo interior hay que regularlo hasta que se vea, si es posible, toda la ventanilla trasera. El exterior izquierdo y el exterior derecho hay que colocarlos muy bien (abrirlos lo máximo posible hasta que veamos lo mínimo posible de nuestra carrocería). Con todo en orden ya podemos ir tranquilos a cambiar de carril: «Observamos con el espejo derecho, señalizamos y cambiamos», resume. No hay que pensar más.
«Si cumples con los límites de velocidad y respetas la distancia no tienes que tener miedo a esto.Yo mismo no soy de pegarme mucho al coche de delante... y se me cuela gente, sí, y qué más da», señala Lara, que está convencido de que la gente «con cierta pachorra» tiene menos miedo a conducir. «Porque en medio del miedo hay mucha vergüenza también, a que nos piten, a que se nos metan... y eso supone más nervios. Debemos ser conscientes de que todos podemos cometer pequeñas meteduras de pata», señala.
Son tan grandes que a mucha gente les dan pavor. ¿Qué debemos hacer para no sucumbir al miedo? «Para adelantarles, siempre guardar la distancia, tener más velocidad que el camión al que vamos a adelantar, no precipitarnos y no cortarle la trayectoria. Y siempre hacerlo con seguridad», sentencia Lara. Y si no vamos a adelantarles, simplemente no mirarles todo el rato como si fuesen una bomba atómica sobre ruedas.
Aparcar mal y que nos piten, que se nos cale el coche, perdernos... no son asuntos que en sí entrañen peligrosidad. Así que, directamente, hay que insistir en estas cuestiones hasta que las perfeccionemos y puesto que no tienen importancia... no dársela.
El 95% de las personas con miedo a conducir que piden ayuda a profesionales de autoescuela o psicólogos superan ese miedo y adquieren seguridad. Los que más manifiestan sentir miedo al conducir son los hombres con más de 60 años (el 49,3%), mientras que en el caso de las mujeres son aquellas entre los 40 y 49 años las que reconocen tener más pavor (35,1% de los casos). «Y las cifras van creciendo cada año», alertan desde ANAES.
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