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En qué se parecen las gotas de lluvia al pan de hamburguesa? Tiene miga la cosa... y ciencia. «Las gotas no tienen forma de lágrima. Inicialmente, son esféricas, forma que mantienen mientras sean más pequeñas de 2 milímetros. Cuando son más grandes y caen, la presión del aire las deforma: la parte inferior de la gota es empujada hacia dentro y se aplana, mientras que por arriba se redondea, resultando una silueta similar al típico pan redondo y abultado de las hamburguesas». Mar Gómez, divulgadora y responsable del área de meteorología de eltiempo.es acaba de publicar (Ediciones Martínez Roca) un libro al que da título la misma pregunta que inicia este reportaje. En un tono científico pero accesible, la comunicadora da respuesta a misterios que, como la lluvia, 'caen' del cielo.
¿Cuántas tormentas hay?
Aunque por aquí las vemos de vez en cuando, en la Tierra se generan 44.000 tormentas al día. «Descargan unos 100 rayos por segundo. Estas descargas eléctricas producen una energía promedio de 5.000 millones de vatios por segundo; energía que, si pudiéramos aprovechar, nos serviría para hacernos alrededor de 100.000 tostadas en una tostadora de 1.000 vatios».
¿Cuánto pesa una nube?
Una de esas nubes blancas algodonadas que vemos en el cielo –tipo cúmulo– puede llegar a pesar 300 toneladas. Para que nos hagamos una idea, «el peso sería el equivalente a unos cincuenta elefantes africanos, ya que cada uno de estos ejemplares pesa seis toneladas».
El Polo Sur, más frío que el Polo Norte
Explica Mar Gómez que el Polo Sur (Antártida) es un continente helado rodeado de océano, mientras que el Polo Norte (océano Ártico) es un mar helado rodeado de masas de tierra. «El agua de los océanos refleja un 5% de la radiación solar, absorbiendo el 95% restante. Mientras que la tierra cubierta de hielo o nieve refleja un 85% y un 15% es absorbida. Los océanos, pues, almacenan más calor que los continentes y, por tanto, es más difícil que alcancen temperaturas tan bajas». Además, el Polo Sur se encuentra a una altitud de 2.800 metros, mientras que el Polo Norte está a nivel del mar. En todo caso, ambos son gélidos: en invierno el Polo Norte se encuentra en valores medios de menos 40 grados y el Sur a menos 60.
El 'termómetro' de los grillos
Un experimento para poner en práctica este verano. Para saber a cuántos grados estamos podemos aplicar la siguiente ecuación: «se cuentan los cantos de los grillos en un minuto, se le restan 40, se divide entre 7 y se suma 10», explica la experta. Por ejemplo, si le oímos cantar 80 veces, estaremos a 15 grados. Una fórmula 'simplificada' es contar los cantos en 8 segundos y sumarle 5.
La anchura de los tornados
«Los tornados son, básicamente, columnas de aire que rotan de manera muy violenta y tienen forma de embudo. Su diámetro puede alcanzar los 2 kilómetros». Eso o más, porque en mayo de 2013 se registró en Oklahoma un tornado con un diámetro de 4,2 kilómetros y rachas de viento de hasta 470 kilómetros por hora.
Temperatura fuera de un avión
Aunque dentro de un avión estamos como 'en casa', a entre 22 y 24 grados, fuera el ambiente es helador: «Los aviones comerciales vuelan a una altitud de entre 10.000 y 13.000 metros para evitar fenómenos meteorológicos que suceden a alturas inferiores y para aprovechar la menor resistencia del aire, ya que a 12.000 metros la capa de aire es más fina y opone menos resistencia al vuelo. La temperatura exterior es de -50 grados».
La fuerza del viento
'Me va a tirar el viento'. Puede hacerlo, sí, pero para eso tiene que soplar a más de 120 kilómetros por hora, advierte la meteoróloga, que establece varias categorías de intensidad: «Con rachas de entre 30 y 50 km/h el paraguas se puede dar la vuelta, entre 50 y 60 km/h nos cuesta caminar, entre 60 y 75 km/h ojo a las copas de los árboles porque se pueden quebrar. Y de ahí en adelante, la cosa se complica mucho: «Cuando se superen los 75 km/h será imposible andar con normalidad, entre 100 y 120 km/h el viento puede derribarnos y a partir de 120 km/h personas, vehículos techos y árboles podemos salir despedidos».
El efecto del agua helada
«El contacto con agua extremedamente fría hace que el cuerpo pierda calor hasta veinticinco veces más rápido que al estar en contacto con el aire. A cero grados no se logra sobrevivir más de 45 minutos en el agua y a partir de 15 minutos perderíamos la consciencia», alerta Mar Gómez.
Fobias meteorológicas
El amplísimo abanico de fobias existentes 'reserva' unas pocas vinculadas a fenómenos meteorológicos. La más extendida es la brontofobia, miedo a las tormentas; mientras quienes sufren lilapsofobia presentan un miedo irracional a los tornados y a los huracanes. Otras fobias más excepcionales que se recogen en este libro son la quionofobia (miedo a la nieve), la ombrofobia (a la lluvia), la nebulafobia (a la niebla), la anemofobia (al viento) y la criofobia (al frío).
Atardeceres naranjas
«El sol emite luz blanca que, en definitiva, es la suma de colores que componen el espectro visible (violeta, azul, celeste, verde, amarillo, naranja y rojo). Cuando el sol se oculta en el ocaso los rayos ya no inciden perpendicularmente como cuando vemos el cielo azul, sino que tienen que recorrer más distancia en la atmósfera que cuando el sol está en el cénit. Como resultado, los colores con longitud de onda menor (azules y violetas) se dispersan antes y no llegan a nosotros, pero los rojizos, anaranjados y amarillos sufren menor dispersión».
¿Puedo beber el agua de la lluvia?
Tradicionalmente se ha recogido agua de la lluvia para su consumo y hoy lo seguimos haciendo a través de los embalses, aunque se trata. «Beber agua sin tratar puede no ser seguro», advierte Mar Gómez. «De partida, el agua de lluvia es más ácida que el agua potable. Esta diferencia radica radica en la interacción con el dióxido de carbono del aire, lo cual no resulta demasiado peligroso, salvo que al agua de lluvia sea ácida y esté contaminada por ácido sulfúrico o ácido nítrico . Además, hay que tener en cuenta que, cuando la precipitación cae sobre nosotros, puede arrastrar partículas como polvo, polen o microorganismos».
¿Cómo se 'calientan' los pingüinos?
Entre sus habilidades, nadar hasta a 36 kilómetros por hora y sumergirse 500 metros. Algunos habitan en la Antártida, donde soportan temperaturas de menos 60 grados. ¿Y no se congelan? «Cuando el frío es demasiado intenso para soportarlo individualmente se agrupan y van variando su posición. El movimiento del exterior al interior del grupo se repite para beneficiarse del calor corporal de los otros».
¡Carámbanos!
«Cuando la nieve se acumula en el tejado y la temperatura sube de día, parte de la nieve se deshace y gotea. De noche, al caer las temperaturas, aparece una capa de hielo sobre la nieve y la que hay por debajo queda aislada y sigue goteando. Al entrar en contacto con un ambiente por debajo del punto de congelación, las gotas se congelan y... ¡carámbanos!».
Turbulencias: «Son menos frecuentes de noche y a primera hora de la mañana. Hay menos calentamiento terrestre y, por eso, apenas, corrientes verticales».
408 kilómetros por hora es la racha de viento más intensa registrada. Fue el 10 de abril de 1996, en la isla de Barrow (costa noroeste de Australia).
La duna más alta Se encuentra en Argentina y se llama Federico Kirbus: «tiene más de 1.200 metros de altura». En el desierto de Namibia hay dunas tan altas como rascacielos de 50 pisos.
La lluvia cae... Entre 7 y 35 kilómetros por hora. Es la velocidad a la que precipitan las gotas de lluvia, «aunque las veamos caer de forma incesante y virulenta».
¿Por qué no es salada? «A pesar de generarse vapor de agua a partir del agua de los océanos, la lluvia no es salada. El agua tiene la capacidad de evaporarse pero no los iones de sal del agua de mar».
35 grados. Cuando la temperatura corporal baja a 35 sufrimos hipotermia. Por debajo de 27 es severa y el comportamiento comienza a ser irracional.
Iglús: Si fuera hace -40, dentro de un iglú dentro pueden estar por encima de 0, «incluso a 15». «Están hechos de nieve compacta que actúa como aislante». La puerta está orientada «de forma que impide la entrada del viento» y esta se comunica con la cúpula central «por un túnel de entrada que ayuda a evitar que llegue el frío».
1,02 kilos pesó una piedra de granizo recogida en una tormenta sucedida en abril de 1986 en Bangladés. El tamaño estándar del granizo oscila entre los 5 y los 50 milímetros.
110 decibelios de sonido produce el trueno. «Aunque parezca increíble, superaría el máximo de dolor que puede tolerar el oído humano si se mantuviera un tiempo prolongado».
14 años sin llover: El desierto de Atacama (Chile) es el lugar más seco del mundo. Según la Organización Meteorológica Mundial, entre 1903 y 1918 no cayó una gota.
-8 grados. Es la sensación térmica que tendríamos a 0 grados con vientos de 50 kilómetros por hora. Si estuviésemos a menos 35 y soplaran rachas de más de 60 km/h, la sensación térmica bajaría hasta los -60.
-67,8 grados se registraron en el invierno de 1933 en Oymyakon (Siberia), el lugar habitado más gélido del mundo. El récord de temperatura más baja en un lugar sin habitar se registró en la Antártida, en la base científica Vostok: -89,2 grados en julio de 1983.
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Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
Clara Alba, Cristina Cándido y Leticia Aróstegui
Javier Martínez y Leticia Aróstegui
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