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Es un comentario generalizado; el parabrisas del coche llega a destino demasiado limpio tras un largo viaje. Ya no queda salpicado de insectos desintegrados contra el cristal, pequeños puntos negros de mosquitos o los manchones amarillos de alguna abeja o avispa mortalmente sorprendida. Antes era hasta necesario hacer un parón a mitad de viaje para usar cepillo, agua y jabón por la falta de visibilidad. Pero de unos años a esta parte no sucede, o eso parece. De ahí es fácil concluir que es porque cada vez hay menos insectos. Y de hecho es así, cada vez faltan más, hasta el 40% de las especies están en declive, aunque cualquier cifra que se dé es difícilmente comprobable, aproximada siempre, «porque no hay un registro en condiciones, tenemos 3.000 estaciones para recoger la temperatura ambiental, pero nada parecido con los insectos», se queja Jorge M. Lobo, entomólogo del Museo Nacional de Ciencias Naturales, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Ese es el motivo por el que debemos tener precaución con los datos, advierte: «Aunque todos los estudios realizados en los últimos años en países con larga tradición de investigar insectos, como Gran Bretaña, EE UU, Alemania... coinciden en apuntar a un declive. Y podemos estar hablando de una situación alarmante». Según el 'Atlas de los Insectos' presentado por Transición Verde y Amigos de la Tierra el año pasado, estos seres representan el 90% de todas las especies animales del mundo. Solo en España hay entre 60.000 y 70.000 especies diferentes –de aves hay 200–. Y son importantes porque polinizan tres cuartas partes de los cultivos del planeta, aunque sean también los insectos los que amenazan cosechas y almacenes de alimentos. Para frenar esto se emplean pesticidas que junto a la destrucción de hábitats por la agricultura y la ganadería intensiva y el cambio climático están provocando una catástrofe.
«Y no hace falta que una especie se extinga –aclara Lobo–. Basta con que hoy haya 1.500 ejemplares, mañana sean 800 y pasado 400. Eso te conduce a la extinción. Y luego están las dificultades de saber a ciencia cierta si un insecto se ha extinguido realmente... ¿Cuántas veces tienes que ir al monte a buscar un bicho para que sepas que ya no está y encima luego va y aparece?». Explica el 'efecto escalador', que se produce cuando las zonas que habita determinado insecto se vuelven más cálidas y este sube hacia el norte o hacia arriba, las montañas, buscando el fresco. «El proceso de desaparición no es blanco y negro, pero un tercio de las especies en España llevan el sello de la extinción».
datos negativos
Los más afectados por los pesticidas están siendo precisamente insectos muy necesarios por su acción polinizadora, como los himenópteros (abejas, abejorros, avispas...). Y no solo por los plaguicidas, también por la agricultura y la ganadería intensivas. Un ejemplo son los escarabajos peloteros, que están muriendo afectados por un medicamento antiparasitario que se da al ganado, la ivermectina, que luego expulsan en las heces que estos insectos recogen. «Y, evidentemente, todo agravado por el cambio climático –prosigue Lobo–, que mueve poblaciones por ese efecto escalador a otras zonas en las que igual hay más pesticidas. Además, cantidad de hábitats están desapareciendo porque seguimos construyendo. Soy muy pesimista, pediría que hubiera más Estado, regulación para impedir ese tipo de agricultura y ganadería. Volvamos a trabajar como lo hacían nuestros abuelos».
–¿Están en peligro de extinción todo tipo de insectos, también mosquitos y cucarachas?
– Depende mucho de la especie. Con mosquitos y cucarachas –de las que existen 2.000 y solo conocemos dos docenas– sucede que cada vez tenemos más aguas residuales, tuberías, alcantarillas... el medio perfecto para que críen esos insectos que no consideramos 'útiles'. Aunque son el alimento de muchos pájaros. Y no hay que olvidar que las larvas de las moscas son las que se comen los cadáveres.
– Las cucarachas parecen cada vez más grandes. ¿Será por el incremento de temperatura que trae el cambio climático? ¿Por eso los insectos son más grandes en las selvas tropicales?
– No, pasa que en esas zonas hay muchos más insectos y más variados;los hay más grandes y también mucho más pequeños.
José Luis Viejo Montesinos, entomólogo y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, explica que la percepción de que las cucarachas sean cada vez más grandes puede que sea producto de un vistazo rápido al asunto: «No estoy seguro de que crezcan en tamaño al tener más calor;de hecho, el calor acelera el ciclo biológico y puede conllevar ejemplares más pequeños. Y puede que esas que ves y que crees que son más grandes que las del año pasado sean otra especie llegada del norte de África. Lo que pasa con el calor es que pueden tener dos ciclos reproductivos en vez de uno, y que haya más».
Igualmente es una percepción un parabrisas con menos cadáveres de insectos. Viejo Montesinos acaba de realizar un experimento para saber cuántos de estos animales atropella un coche en carretera, «sin comparar con lo que sucedía hace 30 años porque esto no se ha hecho antes. Pero se pierden millones de ese modo, aunque como hay tantos, en realidad esa causa de mortalidad es casi imperceptible».
Pusieron una cajita en el techo de un coche con una puertecilla en la parte delantera que se abría con el viento cuando alcanzaba 20 kilómetros por hora y con una rejilla detrás. «Hacíamos 10 kilómetros y recogíamos e identificábamos los que se habían metido dentro. Así muchas veces en la misma y en diferentes carreteras. Y luego se saca la cuenta». El número de atropellos de insectos depende de su abundancia: en la autovía capturamos la mitad de insectos que fuera de ella. Obviamente, en tramos con mayor cantidad, los atropellados son más (45.000 por km y hora) y en zonas con menor cantidad se reducen a entre 4.000 y 13.000».
las muy inteligentes abejas
Pero lo más curioso sucedió al estudiar separadamente los himenópteros (abejas, abejorros, avispas...) y dípteros (moscas, mosquitos...). «En vías más anchas y con más tráfico, los primeros sitúan en el borde de las carreteras el límite de su territorio, algo que no pasa con los dípteros. Empezamos a ver entonces que cuando el tráfico está en niveles bajos, los atropellos de insectos son escasos, y según aumenta van creciendo. Pero cuando se supera el umbral de los 6.000 vehículos por hora, y aquí viene la sorpresa, los himenópteros muertos se reducen hasta llegar a cero mientras que los dípteros atropellados siguen aumentando con el tráfico». A su juicio, hay zonas arrasadas por el tráfico, mientras que en carreteras menos transitadas mueren más insectos porque suele haber más cultivos alrededor y menos coches.
El entomólogo señala cómo las cunetas están siendo castigadas; «pasan máquinas por los bordes de la carretera para facilitar la visibilidad o que no haya incendios, y se cargan vegetación e insectos. Y nos estamos pasando con la sal para evitar el hielo, veneno para estos seres. Sumado a los pesticidas... Estamos matando un mundo que ni siquiera conocemos y su desaparición podría tener efectos inesperados».
Gloria Molina es bióloga y una de las mayores expertas y defensoras de los vencejos en nuestro país (trikotonatur.com y vencejoswiftradio.com). Explica que el uso indiscriminado de pesticidas y la agricultura intensiva, junto con los efectos del cambio climático, «son parte de un problema grave que afecta a casi todas las especies de insectos. Eso se traduce en una pérdida de biodiversidad muy peligrosa y los ecosistemas se verán gravemente dañados». Recuerda que los insectos están «íntimamente relacionados» con los procesos de polinización y las cadenas alimentarias, «sobre todo la de aves insectívoras, que se verían afectadas casi en un punto sin retorno. Y las insectívoras estrictas, como el vencejo, la golondrina o el avión común, perderían toda posibilidad de alimentarse porque no encontrarían el 'plancton aéreo' necesario para nutrirse, los suficientes insectos voladores para mantener esa gran carga de energía que precisan para mantenerse en vuelo constante durante casi toda su vida».
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Javier Martínez y Leticia Aróstegui
Rocío Mendoza, Rocío Mendoza | Madrid, Álex Sánchez y Virginia Carrasco
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