Los griegos eligen los dos millares de islas del país para veranear
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La amenaza del coronavirus hace que los ciudadanos desistan de viajar al extranjeroDario menor
Roma
Domingo, 23 de agosto 2020, 00:05
Si el turismo es el pilar de tu economía y se basa en un 90% en los visitantes extranjeros, como país te preocupa mucho más que lleguen viajeros de otras naciones que dónde van a veranear tus ciudadanos. Especialmente, si tienen en casa una miríada ... de 2.000 islas, muchas de ellas paradisíacas y con playas y paisajes para todos los gustos y bolsillos, repartidas entre el mar Egeo y el Jónico. Esta es, a grandes rasgos, la situación que afronta este verano Grecia, uno de los estados europeos menos golpeados por la pandemia.
Consciente de la debilidad del sistema sanitario heleno después de años de recortes presupuestarios debido a la crisis financiera de 2008, el primer ministro, el conservador Kyriakos Mitsotakis, se dio prisa en decretar el confinamiento al ver cómo el coronavirus comenzaba a hacer estragos en la vecina Italia. La decisión de no esperar a que la enfermedad prendiera entre los griegos para imponer restricciones salvó muchas vidas. A finales de julio, la Covid-19 sumaba poco más de 4.000 contagiados y dos centenares de muertos.
Grecia recibió en 2019 casi 34 millones de visitantes, que se dejaron unos 19.000 millone s de euros. Una cifra récord que se esperaba superar este año, haciendo así del turismo la palanca con la que intentar sacar a la economía helena de la década horrible de recortes, austeridad, planes de salvamento y riesgo de bancarrota. Las halagüeñas perspectivas que planteaba Mitsotakis, elegido hace un año, han quedado deshechas por la pandemia. La caída del turismo, que supone entre el 25 y el 30% del PIB nacional, será demoledora. «Que nadie espere, incluso en el escenario más optimista, que se facture este año más de 4.000 ó 5.000 millones de euros», apunta Yiannis Retsos, presidente de la Asociación de Empresas Turísticas Griegas. Si se cumplieran las previsiones más positivas, el sector ingresaría entre un 20 y un 25% de la cantidad del año pasado. La caída del turismo pone en peligro alrededor de 120.000 empleos temporales que genera el sector en los meses estivales, en los que se concentra la llegada masiva de extranjeros.
La hostelería griega sabe que no puede esperar que sean sus compatriotas los que salven la campaña, pues la crisis de la última década ha convertido el veraneo, incluso dentro del propio país, en un lujo al alcance de pocos bolsillos. Ya antes del estallido epidemiológico, el 51% de los griegos no podían permitirse pasar una semana de vacaciones fuera de casa durante el año. Solo los rumanos y croatas estaban en una situación peor dentro de la Unión Europea, según los datos de Eurostat. «Como otras muchas personas de mi entorno, yo tampoco puedo irme a un hotel de veraneo, pero siempre puedo coger un tren de cercanías o un ferry y escaparme a pasar el día en una playa cerca de Atenas. No nos faltan sitios bonitos en nuestro país», cuenta Lambros, que trabajó durante un tiempo en el sector de la hostelería pero lleva los últimos años desempleado. Sobrevive, básicamente, gracias a las ayudas sociales.
Los griegos no suelen frecuentar en su tiempo libre los destinos más habituales para los extranjeros, como Santorini y Mykonos, y optan por otras islas menos masificadas, como la verde y pintoresca Spetses, situada en el archipiélago de las Sarónicas, y donde están prohibidos los coches. Otra isla poco concurrida y muy apreciada por los locales, especialmente por los amantes de la naturaleza, es Alónnisos, al norte del Egeo, cuyo parque nacional marino ofrece un santuario para una de las especies más amenazadas del Mediterráneo, la foca monje.
ngancharse a una serie televisiva con una localización atractiva es un poderoso incentivo para acabar visitando ese lugar. Lo saben bien los vecinos de Corfú, la segunda isla más grande del archipiélago de las Jónicas, que han visto cómo aumentaba la llegada de turistas británicos tras la emisión de 'Los Durrell', una serie basada en la estancia de esta familia en los años treinta e inspirada en la 'Trilogía de Corfú', escrita por el hijo menor, el naturalista Gerald Durrell. Disponible en Filmin, 'Los Durrell' habría contribuido a que aumenten entre un 15 y un 20% el precio de las casas de campo en la isla por la mayor demanda extranjera.
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