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Una imagen del documental sobre la hazaña de Joe Simpson.
La decisión límite: matar o morir

La decisión límite: matar o morir

Joe Simpson, el escalador herido que sobrevivió en el Siula Grande después de que su compañero cortase la cuerda de la que colgaba para no morir ambos

Óscar B. de Otálora

Sábado, 26 de agosto 2023, 00:13

Simon Yates se enfrentó a una de las decisiones más difíciles que puede encarar un ser humano. Se encontraba en una pared helada de la montaña peruana Siula Grande (6.344 metros), en medio de una ventisca que amenazaba con congerlarle y que no le ... dejaba ver más allá de su brazo. Atada a su cintura llevaba una cuerda de cien metros de la que colgaba su compañero de cordada, Joe Simpson. Se había roto la pierna en una grieta y Yates, que intentaba bajar con él, no sabía si seguía vivo. De lo que sí estaba seguro era de que ambos iban a morir si no cortaba la cuerda, ya que no podía aguantar mucho más y el peso de Simpson le arrastraba al vacío. Solo podría salvar su vida matando a su mejor amigo, que no tenía posibilidad alguna de sobrevivir. Le costó tomar la decisión, pero al final le dio un tajo a la soga y dejó que Simpson se precipitara hacia la nada helada.

Sucedió en 1985, cuando los dos alpinistas británicos se propusieron abrir una ruta en Siula Grande. Su ascensión ya comenzó con problemas porque en la montaña había más nieve de la que esperaban encontrar. El drama aumentó cuando, al hacer cumbre, Simpson sufrió una caída y se rompió la tibia. Iniciaron el descenso pero llegó la ventisca y Yates cortó la cuerda.

Simpson sufrió una caída de cincuenta metros de la que se salvó gracias a que impactó contra una montaña de nieve en polvo. Quedó atrapado en el fondo de una grieta de hielo y allí consiguió gatear hasta encontrar una salida. Entonces comenzó a reptar por un glaciar hacia el lugar en el que creía que estaba su campamento.

El susurro de Simpson

Había perdido mucha sangre por la fractura abierta, carecía de alimento y comenzó a sufrir todo tipo de alucinaciones. Al tercer día de arrastrarse estaba convencido de que iba a morir. Entonces le llegó un olor nauseabundo. Fue su salvación. Sin saberlo, había llegado hasta las letrinas del campamento base. Comenzó a gritar y Yates, el compañero que le había abandonado, corrió a ayudarle. Antes de desmayarse, el superviviente le susurró una frase.

Simpson se recuperó, volvió a escalar y escribió un libro con su historia que fue llevado al cine. ¿Qué frase le dijo al amigo que le dejó caer al abismo? Una muy sencilla: «Yo también habría cortado la cuerda».

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