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Si hacemos una encuesta rápida entre las personas de nuestro entorno sobre cuáles son para ellos los mayores placeres de la vida, casi seguro que el de dormir se encuentra entre los primeros de la lista. Y menos mal, porque nos pasamos un tercio de nuestra existencia en los brazos de Morfeo. «Debemos tener muy presente que estamos muchas horas en la cama y por eso mismo tiene que ser un lugar cómodo, pensado para el descanso. Dormir bien es fundamental a la hora de mantener una buena salud y conseguir cargar las pilas», explica el doctor Alex Ferré, especialista en trastornos del sueño del hospital Vall d'Hebron en Barcelona. Saber elegir bien el colchón, la almohada o el somier «es una de la claves para conseguir que nuestro cuerpo descanse», añade Iván Eguzquiza, psicólogo del Instituto Internacional del Sueño. Los especialistas insisten en que no existe un tipo de cama ideal, sino que cada uno tiene que buscar «la que mejor se adapte a sus necesidades y características». Responder a estas cuatro preguntas te ayudará en la búsqueda: ¿Cómo duermo? ¿Cuánto peso? ¿Me muevo mucho? ¿Paso calor? Y un último consejo: «No te cortes cuando vayas a una tienda. Túmbate, palpa, prueba distintas posturas... Tómate el tiempo que haga falta, porque acertar con la compra de la cama y sus accesorios es mucho más importante de lo que podamos imaginar».
Al igual que ocurre con la cama, tampoco existe una postura ideal. «La mejor es aquella que nos resulte más cómoda, siempre que no afecte negativamente a nuestra salud». De hecho, algunos problemas asociados a un mal descanso se pueden solucionar tan solo con cambiar de postura. La comunidad científica coincide en que dormir de lado, sobre todo del izquierdo, es la posición más adecuada para el descanso, porque «ayuda a aliviar problemas como el reflujo gástrico, los ronquidos y la dificultad respiratoria». Se recomienda especialmente a las embarazadas. Dormir boca abajo, por el contrario, es la menos recomendable porque se ejerce una presión excesiva sobre el cuerpo, lo que puede llegar a causar problemas de espalda y cervicales. Si es de los que descansa boca arriba debe saber que no es una postura adecuada para las personas que roncan o sufren apneas del sueño. Un truco para evitar esta posición es coserse una pelota de tenis a la espalda del pijama.
Antes de adentrarnos en el proceloso mundo de los colchones, debemos elegir primero la estructura de la cama. En cuanto a las medidas, los expertos recomiendan que sea lo suficientemente amplia como para poder cambiar de postura con comodidad «y no obligar a encoger el cuerpo o las piernas» cada vez que nos movemos. «Actualmente existe una tendencia a dormir en camas muy grandes y es cierto que tener espacio libre facilita el sueño. De hecho, una de cada cuatro parejas duermen en camas separadas precisamente por este motivo», señala Eguzquiza. Lo ideal es que el larguero supere «en unos 15 centímetros como mínimo» la altura de la persona que duerma en ella, ya sea un niño o un adulto.
¿Y cómo la colocamos la cama? ¿Influye en el sueño? «Tradicionalmente se considera la orientación norte (cabecero) como la más adecuada para dormir. Si observamos a los animales salvajes, la mayoría se colocan en esa dirección cuando quieren descansar. Ahora bien, si tenemos que cambiar la ubicación de la cama y posicionarla en un lugar que nos resulta incómodo porque desordena la habitación, probablemente esta molestia tampoco nos deje descansar bien. Por lo tanto, habrá gente para la que lo primordial sea dormir orientada hacia el norte y otras que le darán más importancia al conjunto estético de la habitación», señala el doctor Ferré.
Elegir un buen colchón es fundamental para garantizar un descanso de calidad, pero la oferta es tan variada que cuesta decidirse. Además, los precios son tan dispares –puede haber hasta mil euros de diferencia– que no siempre sabemos en qué debemos fijarnos para acertar. «Un buen colchón debe repartir el peso del cuerpo de la manera adecuada. Debe ser lo suficientemente firme para sostenernos, pero no tanto que resulte incómodo. En los últimos años se ha extendido la idea de que un colchón duro es siempre lo mejor para la espalda. No es así, su firmeza es una cuestión de preferencia personal y de peso», precisa el doctor Ferré. El especialista de la Unidad de Sueño recomienda hacer la 'prueba de la mano' antes de decidirse por un modelo concreto. «Túmbate de espaldas y pasa una mano entre la zona lumbar y el colchón: si hay demasiada holgura el colchón puede ser demasiado rígido para tus características. Si la mano no pasa, es demasiado blando y el cuerpo se hunde en exceso». En el caso de parejas con características y costumbres muy distintas «se puede optar por dos colchones unidos, cada uno adaptado a las condiciones del usuario. O bien por uno de látex o muelles embolsados, que mantienen igualmente la independencia de movimientos», coinciden los expertos.
Como norma general, la recomendación es que si duerme boca arriba debe elegir un colchón duro, mientras que si lo hace de lado puede ser más blando. Algo parecido ocurre con el peso. La ecuación en este caso es clara: a mayor peso, mayor firmeza. Si lo que desea es una base articulada, necesita escoger un colchón flexible –de espuma, de látex o de muelles embolsados–, mientras que si es alérgico al polvo o asmático, lo más recomendable es comprar un colchón de espuma o de látex con una funda lavable.
El material es otro de las aspectos determinantes de un colchón. Una de las características principales del sistema de muelles tradicional (bicónicos, de hilo continuo o embolsados) es que son muy firmes. «Además, ofrece un soporte suficiente y una muy buena ventilación», resume Ferré. Los de espuma de poliuretano, sin embargo, son únicamente recomendables para camas de niños o para la habitación de invitados, sobre todo cuando su densidad es inferior a 35 kilogramos por metro cúbico. «En general, son fáciles de manejar y buenos aislantes del calor». Los viscoelásticos están hechos de una espuma especial que se amolda a nuestro cuerpo por el calor y la presión. Están especialmente indicados para aquellas personas que tengan que pasar mucho tiempo en la cama. Los colchones de látex ofrecen un sostén bastante firme, pero al mismo tiempo son muy flexibles y se adaptan bien a los contornos del cuerpo. Son una buena opción para quienes se mueven mucho.
Si quiere dormir cada día como en un hotel de cinco estrellas no olvide esta técnica: 'hospital corner'. Es la manera en la que se doblan las sábanas en las esquinas de la cama. Pero además de aprender a cómo colocar la ropa de cama, otra cuestión muy importante para descansar como un bebé es elegir un buen juego de sábanas, preferiblemente confeccionadas en fibras naturales «para que el cuerpo respire». Si busca dormir a pierna suelta, apueste por las de algodón egipcio. Cuanto mayor sea el número de hilos que componen la urdimbre, mayor será su calidad... y su precio. Otro de los trucos de los hoteles de lujo es planchar la ropa de cama cuando las sábanas están todavía un poco húmedas.
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