r. parrado

Locos por la lotería

El impacto para el cerebro es tal que también hay que saber gestionar el golpe de suerte

Lunes, 21 de diciembre 2020, 18:58

Un golpe de suerte alegra la vida, pero también puede arruinarla. Las historias de personas a las que empezaron a irle mal las cosas después de ganar la lotería abundan. Y en la mayoría de los casos, no había razones aparentes para caer en desgracia. ¿ ... No te facilita la vida ese dinero que te cae del cielo lo suficiente como para que todo vaya sobre ruedas? ¿Será verdad que el dinero no da la felicidad? Los expertos en psicología advierten de que el impacto en el cerebro de ganar un premio como la Lotería de Navidad, sorteo que se celebra hoy, es tal, que la persona queda sumida en un estado similar al de la embriaguez.

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Incluso pasado el periodo de celebración, este 'subidón' de felicidad permanece a lo largo del tiempo, hasta que el cerebro logre adaptarse a su nueva realidad. De ahí que, en muchas ocasiones, personas que han tenido la tremenda fortuna de ser premiadas han tomado malas decisiones que le han hecho flaco favor para el futuro: porque estaban literalmente borrachos de alegría.

«En ese momento, los neurotransmisores de la felicidad trabajan a toda velocidad y uno puede sentir que ha encontrado la solución a muchos de sus problemas. A este éxtasis inicial, sin embargo, le seguirá una vuelta a la realidad. El organismo tiende, en todos los sentidos siempre a la homeostasis, es decir, a recuperarse ante cualquier cambio. Y esto mismo ocurre con nuestro estado emocional. Pasado el momentazo inicial de ganar la lotería, acostumbrados a esta novedad, volveremos a estar más o menos como estábamos antes, y seguiremos aspirando a más como siempre hemos hecho. Esto es lo que algunos autores llaman 'adaptación hedónica'. Nos acostumbramos a todo o a casi todo, también si nos tocase la lotería», explica Aída Rubio, psicóloga y coordinadora del equipo de psicólogos de TherapyChat.

Este proceso es algo biológico; no depende de nada voluntario ni de la percepción personal. «Nuestro organismo no puede permitirse gastar los recursos que requiere sentirse terriblemente emocionado por un tiempo indefinido (mayor trabajo de ciertos órganos, secreción de mayores niveles de diversas hormonas y neurotransmisores, etc.). Todo esto no lo podemos ver con los ojos, pero sí sentimos los efectos en nuestro cuerpo y nuestra mente», explica Rubio. Una vez superada esta fase, es necesario tener en cuenta otras circunstancias para gestionar bien los pasos que se dan tras el premio.

Control de expectativas

En primera lugar, se aconseja mantener a raya las expectativas que se construyen mientras uno sueña que le ha tocado el Gordo. Para evitar decisiones erróneas posteriores, hay que anticiparse a este momento y moderar el valor que le damos inconscientemente al hecho en sí. «Me solucionaría la vida». «Dejo el trabajo y me dedico a vivir». «Por fin me compraría todo lo que siempre he deseado y nunca he podido». Todas estas frases encierran tan altísimas aspiraciones que quizá, la realidad, incluso cuando la lotería le ha tocado a uno, nos haga bajar de las nubes de un golpe. También es necesario controlar lo que los psicólogos llaman las «distorsiones cognitivas». Esto consiste en atribuir a los números, a las combinaciones, a las causalidades, ciertas propiedades más cercanas a la magia (o cualquier otro pensamiento irracional) que no ayuda a gestionar el momento de ganar.

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Dejar pasar la 'borrachera'

Cuando este último llegue (¡ojalá!), el gran problema (¡bentido problema! es lograr mantener los pies en la tierra, especialmente si se trata de grandes sumas de dinero. «Las personas tienden a dejarse llevar por la instensidad emocional inicial y tomar decisiones y hacen cambios importantes llevados por ese estado. El resultado, en ese caso, es muy parecido seguramente al que tendría tomar decisiones bajo el efecto de tres copas. Si llegara a tocarte la lotería, la mejor inversión que puedes hacer es tomar la decisión de dejar reposar las cosas antes de contárselo a los demás y de hacer grandes cambios», aconseja la citada psicóloga. Así se podrán dar pasos de forma más madura, sana y, sobre todo, sosegada.

Establecer prioridades

Algo que ayuda a realizar apuestas vitales tras un golpe de suerte es tener establecidas las prioridades de antemano. Podría decir que se sentiría ridículo haciendo la lista de qué es más importante para usted y qué no, sin que ni siquiera le haya tocado la 'pedrea'. Pero lo cierto es que puede evitar la confusión posterior que sufriría, provocada por el dominio que la dopamina ejercería sobre su cerebro. Si le parece excesivo, la citada psicólogoa va más allá: «Tener a mano el contacto de un buen asesor financiero augura mayor éxito en el uso que haremos del dinero sin dilapidarlo y arruinarnos en poco tiempo».

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Invertir en felicidad

Si enumerar la lista de deseos le cuesta, Rubio aconseja enfocar las inversiones que se planteen en una única cosa: el bienestar personal. «La mente debe estar puesta en invertir en tu felicidad, para que, de esa manera, ese dinero pueda revertir en mayor tiempo de calidad para ti, en experiencias divertidas y plenas, y en cuidarte a ti y a los tuyos con cabeza, y no en una gratificación inmediata pero fugaz».

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