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Le habrán advertido alguna vez en la frutería que no deje los melocotones juntos en la bolsa, que están ya maduros y, si no, se pican en dos días. O que no meta los plátanos a la nevera porque no saben igual. De hecho, la ... fruta fría, salvo gustos excepcionales, no resulta agradable. Y le habrán aconsejado bien. Las frutas y las verduras, además de la base de nuestra dieta, son productos delicados (unos mucho más que otros), que exigen unas condiciones de temperatura y luz concretas para que no se arruinen. Nos orientan sobre su conservación Manuel Moñino, presidente del comité científico de la asociación para la promoción del consumo de frutas y hortalizas '5 al día', y Jan van der Blom, responsable del departamento de Agroecología de la Asociación de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas de Andalucía que, junto a Hortiespaña y Eucofel promueven Cute Solar, el plan de información y promoción sobre cultivos de invernadero.
Frutas de hueso
No se recomienda mantenerlas a temperatura ambiente, ya que maduran muy rápido, especialmente cuando las piezas están juntas, pues son sensibles al etileno que desprenden, acelerando la maduración. Se conservan mejor en refrigeración, a una temperatura de entre 3 y 8 grados, pero en la zona menos fría de la nevera. Conviene consumirlas no más allá de un periodo de entre 6 y 10 días, vigilando día a día la fase de maduración en la que se encuentren.
Frutas tropicales y subtropicales
Su sitio de conservación es un lugar fresco –de hasta 12 grados–, ya que son frutas sensibles al frío. Si están fuera de la nevera hay que vigilar la maduración porque lo hacen rápido por la sensibilidad al etileno que desprenden. Las piezas que estén cortadas y que no se vayan a comer al momento deben cubrirse con film o guardarse en un táper con tapa y rejilla inferior. El plazo para su consumo oscila entre los 5 y los 7 días.
Cítricos
Toleran muy bien la temperatura ambiente, pues son frutas de invierno y de otoño. Su vida útil se alarga considerablemente en frío, pero hay que tener cuidado con los limones porque son muy sensibles a la baja temperatura.
Hortalizas de hoja
Nunca deben dejarse fuera porque se deshidratan con rapidez. El modo óptimo de conservación es enteras –sin cortar– y en bolsas perforadas o abiertas, para evitar el exceso de humedad. Consumir antes de que su color vire a amarillo. Las que vayan a comerse en crudo se pueden lavar, desinfectar y centrifugar para guardar luego en bolsa o en recipientes amplios y aireados.
Hortalizas de raíz
Toleran la temperatura ambiente unos días, pero debe vigilarse la turgencia de las piezas, pues se deshidratan rápidamente. Si se opta por conservarlas en nevera, mejor almacenarlas sin las hojas y en bolsas de papel o de plástico perforadas para evitar el exceso de humedad.
Hortalizas de bulbo
Si son tiernos, sin frío se pierden. En el caso de los bulbos secos de cebollas y ajos, mantener a temperatura ambiente en lugar fresco y oscuro. No deben almacenarse junto a patatas, pues absorben la humedad y ambos productos se deteriorarían con mayor rapidez.
Hortalizas de fruto
De este grupo, solo el tomate admite la temperatura ambiente, siempre que se guarde en un sitio fresco, aunque habría que vigilar estrechamente el estado de maduración, pues evoluciona rápidamente, especialmente en temporada. El frío de la nevera afecta al sabor del tomate, degradándolo y haciéndolo más insípido; también altera su textura, ya que rompe las membranas en el interior de sus paredes y lo pone harinoso. Si pese a todo optamos por conservarlos en el frigorífico, hay que sacarlos 24 horas antes de consumirlos. El resto de las hortalizas de este grupo deben guardarse en frío, en la zona más templada de la nevera. Son muy sensibles al etileno, por lo que debe evitarse almacenar con tropicales o frutas de hueso. Lo ideal es separar cada tipo de producto de hortaliza en bolsas de papel, para que ésta absorba la humedad y retrase la descomposición.
Frutas de pepita
Las sandías, los melones y las granadas se pueden dejar fuera de la nevera siempre que la pieza está entera, pero una vez abierta deben conservarse en frío (entre 3 y 8 grados). Dentro de la nevera aguantan entre 10 y 15 días, aunque conviene evitar el exceso de humedad. Para ello, se pueden colocar las uvas, por ejemplo, sobre unas rejillas o sobre papel secante.
Bayas
No se conservan bien a temperatura ambiente, por lo que deben guardarse en frío, en envases llanos que eviten la presión entre los frutos. Hay que evitar la humedad alta, por el riesgo de mohos. Consumir en un plazo de entre 3 y 7 días.
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