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La presencia de excrementos de perro en las calles es uno de los aspectos que más molestan a los ciudadanos desde el punto de vista de la limpieza. El tener que ir esquivando 'minas' de camino al trabajo o durante el paseo de la tarde ... no es plato de gusto para nadie. Ni para el viandante –que en el mejor de los casos consigue librarse del 'regalo' con un brinco– ni para los responsables municipales, que tienen que dedicar miles de euros al año para prevenir y eliminar las deposiciones caninas de aceras y parques. Se ha demostrado que «una de las medidas más eficaces» para evitar la proliferación de excrementos en las calles son las multas. Sin embargo, los ayuntamientos apenas sancionan este comportamiento incívico, «contemplado por la mayoría de corporaciones como una infracción leve, cuyo importe medio asciende a 259 euros», según se recoge en un estudio realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) en más de medio centenar de ciudades de todo el país.
El informe también revela que el número de multas impuestas el año pasado por este motivo fue muy reducido (en Pamplona, Gijón, Lérida y Valencia fue nulo) y la recaudación «casi anecdóctica» (1.794 euros de media), excepto en el caso de Málaga, con un total de 166 sanciones y más de 40.000 euros ingresados en las arcas públicas ¿Por qué? Pues entre otras cosas por la imposibilidad en muchos casos de localizar a los dueños de los perros para cobrarles la multa, un impedimento que la capital andaluza puede sortear al disponer de un censo genético canino obligatorio que permite identificar al propietario a través de una muestra de sangre o saliva de la mascota.
El director general de Medio Ambiente y Sostenibilidad del Ayuntamiento de Málaga, Luis Medina-Montoya, reconoce que el análisis del ADN canino se ha mostrado «muy eficaz» a la hora de sancionar a los infractores. «Creemos que será el sistema de identificación de animales de compañía del futuro. Por muchas campañas de concienciación que hagamos, al final la gente solo entiende cuando le tocas el bolsillo», concluye. Málaga y Zaragoza son las primeras capitales de provincia que apuestan abiertamente por este sistema para mejorar la limpieza de la calles, además de una veintena de pequeños municipios, catalanes y valencianos en su mayoría. Explicamos las claves de este nuevo sistema de identificación de mascotas, que además de servir para 'limpiar' las calles de excrementos también permite localizar a los dueños de perros perdidos, abandonados o maltratados.
Cada vez son más los municipios españoles (41) que exigen a los dueños de los perros un análisis de ADN para elaborar un censo genético canino que permita identificar en todo momento al propietario de la mascota. El procedimiento es muy sencillo. Los dueños del perro tienen que acudir con el animal al veterinario, donde se le toma una muestra de sangre o saliva para «hacer un genotipado de marcadores microsatélites (identificación) que después se asocia con su número de microchip. La muestra se envía a un laboratorio y el genotipo queda registrado en el censo municipal», precisa Noelia Díaz, vicesecretaria del Colegio Oficial de Veterinarios de Málaga, pioneros en este sistema de identificación canina.
El análisis cuesta entre 35 y 45 euros de media. «Algunos ayuntamientos lo subvencionan durante un tiempo para animar a los vecinos a que cumplan con la obligación de censar a los perros. Pasado el plazo, el propietario debe costear el análisis en su totalidad», explica Pablo Muñiz Gabilondo, autor de un exhaustivo estudio sobre cómo se gestiona el tema de los excrementos caninos en los diferentes municipios españoles y responsable de la web 'Pipper on tour'. En el caso de Málaga, la reserva se hace a través de la página web del Colegio Oficial de Veterinarios. «El propietario tiene que comprar un código alfanumérico (35 euros para la muestra de sangre y 45 para la de saliva) que después presenta en el centro veterinario para que se le haga la muestra a su mascota», añade Díaz.
«No. El perfil genético de cada animal es único. Si la muestra recogida en la calle contiene más de un ADN (por ejemplo, porque otro perro haya hecho pis encima de una caca ajena), se rechaza. De hecho, entre el 5 y el 20% de las muestras están contaminadas y no se usan para multar a nadie», precisa Muñiz Gabilondo.
La mayoría recupera lo invertido a través de las multas. De las 87 muestras recogidas en Málaga durante los meses de enero y febrero de este año, con un coste para las arcas municipales de 3.045 euros, los 16 resultados positivos se tradujeron en 3.472 euros de ingresos en forma de sanciones.
Servicios exclusivos para perros Además de las multas, existen otros recursos para evitar las deposiciones de los perros en la vía pública como, por ejemplo, la existencia de áreas habilitadas para el ocio canino o los llamados 'pipicanes'. Sin embargo, no todas las ciudades disponen de este tipo de servicios. Gijón, Pamplona, San Sebastián o Zaragoza, por ejemplo, no tienen zonas acotadas para que los perros hagan sus necesidades, mientras que Valencia cuenta con 369. Algo parecido ocurre con los contenedores exclusivos para excrementos caninos. Solo diez ciudades disponen de ellos, según el informe elaborado por la OCU.
1.794 euros fue la cantidad media recaudada por los ayuntamientos el año pasado en concepto de multas por no recoger los excrementos de perros en la calle, según un estudio realizado por la OCU en 60 ciudades.
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