Otra energía atómica: poner el Sol en la Tierra

La noticia parecía que cumplía la terrible amenaza de Zeus a Prometeo. Al enterarse de que había robado el fuego sagrado del Olimpo dijo: «Para gran sufrimiento de las generaciones venideras y el mío propio, a cambio del fuego que has robado para los hombres, estos recibirán el mal». Pero los científicos indicaron que el uso no bélico de la energía termonuclear podría resolver el problema de la energía para siempre. Un ejemplo fue la conferencia que pronunció el famoso científico Otto Hahm en 1958. Dijo: «Hoy vemos la bomba de hidrógeno como el fantasma amenazador de la fusión del hidrógeno en helio. Empero nuestro sol nos muestra algo totalmente distinto: que nuestro planeta sea todavía habitable es algo que debemos a la fusión de hidrógeno en helio, que viene efectuándose regularmente en el Sol desde hace millones de años… Nuestros hijos o nietos habrán dominado el proceso poniendo el Sol en la Tierra si antes se les permite continuar su vida en ella».

Se trata de producir energía en la Tierra de la misma forma que se produce en el interior del Sol. Es la fusión nuclear. Consiste en fusionar (unir) dos núcleos de hidrógeno para obtener un núcleo de helio. La energía que se desprende es, en peso, diez veces mayor que la que se obtiene en los reactores nucleares actuales con la fisión (ruptura) del núcleo de uranio. Con esta idea en mente solo hacía falta inversión suficiente en investigación. Sin embargo, eso que era tan evidente no sucedió. Solo, en algunos países hubo iniciativas, con presupuestos insuficientes para abordar el problema. Las causas parecen estar relacionadas con presiones del mundo económico.

Por fin, hace pocos años se concretó una iniciativa internacional, ITER, para poder llegar a construir un prototipo de reactor de fusión. El laboratorio experimental está en Francia. Sin embargo, por razones aún oscuras, no se habla de esta iniciativa para resolver, definitivamente, el problema de la energía, y el presupuesto sigue siendo escaso. Pese a ello, muchos científicos siguen pensando que es la única alternativa socialmente justa.